Redacción El País
Aproximándonos a fin de año, muchas personas comienzan a pensar en las fiestas de diciembre, como la Navidad, una festividad de origen cristiano, pero que se extendió a la mayor parte de la sociedad uruguaya, y que trae consigo su tradicional decoración temática. Entre otros elementos, incluye al pesebre y al arbolito de Navidad, cuyo armado suele hacerse en una fecha concreta y refiere a un día importante para el cristianismo.
En 2024, el árbol de Navidad se arma el domingo 8 de diciembre. La fundamentación detrás de esta fecha, que se mantiene año tras año, es porque se trata del Día de la Virgen, o de la Inmaculada Concepción de María, una efemérides que fue fijada por el papa Pío IX en 1854.
La fecha también tiene que ver con el nacimiento de Frey, el dios celta del Sol y la fertilidad.
Qué representa el arbolito de Navidad
El arbolito representa para los creyentes el amor de Dios a través de su forma triangular, que simboliza a la santísima trinidad. Para quienes no son creyentes, forma parte de la tradición de Papá Noel, puesto que suele ser donde este personaje deja los regalos de Navidad cada 25 de diciembre.
Los chirimbolos originalmente se trataba de manzanas, para recordar el fruto que Adán y Eva comieron dando paso al pecado original. La costumbre de armar el árbol pertenecía a los celtas, quienes cuando el roble perdía las hojas lo adornaban con muérdago para celebrar el comienzo del invierno en el hemisferio norte, el 21 de diciembre.
Las creencias paganas establecen que los chirimbolos rojos atraen la pasión; los dorados, la riqueza; los blancos, la paz, los azules, la tranquilidad; los amarillos, el éxito; los naranjas, la alegría; y los verdes, la esperanza. En tanto, para los creyentes, los colores tienen otros significados, puesto que cada esfera representa los rezos que se hacen en la época: los rojos son peticiones; los plateados, agradecimiento; los dorados, alabanza; y los azules, arrepentimiento.
Por su parte, las luces navideñas reemplazan a las velas, que simbolizan la luz de Cristo. Al estar unidas, representan la unión de las familias y los seres queridos.
Tradicionalmente, el árbol comenzaba a armarse el 8 de diciembre y se terminaba el 24, en Nochebuena, con la colocación de la estrella en la punta, que simboliza la estrella de Belén, que guió a los Reyes Magos hasta el niño Jesús.