Cuatro eras de la Tierra en un mismo rincón de Uruguay: dónde está ubicado el balneario que recomienda el presidente

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Balneario Don Ricardo

CIENCIA

Lacalle Pou recomendó veranear en Don Ricardo, un geositio del geoparque Grutas del Palacio de relevancia científica

¿Dónde vacacionar sin aglomeraciones? Luis Lacalle Pou invitó a conocer balneario Don Ricardo. Y la respuesta sorprendió hasta al propio ministro de Salud Pública, Daniel Salinas, quien le contestó: “Nuestro presidente está muy viajado”.

Don Ricardo, ubicado a orillas del arroyo Porongos y a siete kilómetros de Trinidad sobre la ruta 14, es un destino conocido por los locales porque ofrece todo lo que se necesita en verano: un lugar para baños, un lugar para hacer asado, sombra y buen descanso.

Fuera de estas comodidades que mantiene la Intendencia de Flores, Don Ricardo es uno de los 15 geositios del geoparque Grutas del Palacio, una región de 3.600 kilómetros cuadrados (compartidos tre Flores, Soriano y Río Negro) reconocida por la Unesco por su valor geológico, arqueológico y natural por concentrar paisajes con diferentes grupos litológicos, edades y procesos. Es decir, a unas centenas de kilómetros de Montevideo se pueden observar rocas magmáticas, sedimentarias y sedimentos de cuatro momentos de la evolución de la Tierra: Proterozoico, Carbonífero tardío, Cretácico y Cuaternario-Reciente). El primero data de 1.800 millones de años.

Grutas del Palacio
Grutas del Palacio. Foto: C. Goso

Este geoparque es el único en el país, aunque hay estudios en curso para declarar uno que comprenda zonas de Rivera, Tacuarembó y Artigas, otro en Lavalleja y otro en Cerro Largo, adelantó a El País César Goso, doctor en Geociencias e integrante del Comité Nacional de Geoparques.

Geositios.

Don Ricardo no es el geositio de mayor relevancia geológica del geoparque pero tiene lo suyo: una cantera ya abandonada de la que se extrajo balastro para la caminería local y la construcción de la ruta 14. Pero no es cualquier material. Se trata de granito de la edad paleoproterozoica, es decir, de unos 1.800 millones de años.

El geólogo Pedro Martínez estudió Don Ricardo para su tesis de grado. Así relató su importancia a El País: “La tiene del punto de vista científico, educativo e histórico. Vemos la alteración de la roca (proceso que se llama meteorización), cómo formó los suelos y cómo fue usada para la construcción; y en los alrededores la vemos fresca”. Y añadió: “En un sitio turístico mostramos al público en general un poco de la geología del departamento y de Uruguay”.

Grutas del Palacio
Grutas del Palacio

Otros geositios de destaque son Grutas del Palacio, Parque Bartolomé Hidalgo, El Arenal, Chamangá y Dique Garland.

El primero figura en el escudo del departamento: una peculiar formación geológica que presenta cavernas conformadas por minerales de hierro y sustentada por un centenar de estructuras con forma de columnas, muy resistentes a la erosión. En su interior afloran aguas subterráneas y la temperatura promedio oscila en los 20 grados en cualquier estación del año. Se estima que el endurecimiento de las arenas por óxidos de hierro ocurrió hace unos 55 millones de años (Paleoceno – Eoceno). Integra el Sistema Nacional de Áreas Protegidas bajo la categoría Monumento Natural.

Lagartod de Piedra
Lagarto de Piedra. Foto: C. Goso

El Parque Bartolomé Hidalgo tiene dos geositios en los que se exponen conglomerados, areniscas y pelitas de colores rojizos, anaranjados y ocres y una terraza aluvial producto de la acción fluvial del río Negro y el manejo del lago artificial de la represa de Paso del Palmar. “Es de otro momento de la historia geológica de la Tierra: de 290 millones de años”, señaló Goso. Se destaca el “Lagarto de Piedra”, una extraña roca que se parece a ese animal por efecto de la erosión.

El dique Garland, por su parte, es un “filón de granito negro que reviste importancia científica internacional porque nos habla de un momento del pasado de la Tierra muy particular”, explicó Goso, investigador de Pedeciba Geociencias. Y El Arenal, en la costa del río Negro, donde se aprecian barrancas, es un rico yacimiento de “proyectiles, raspadores, boleadoras e infinidad de material arqueológico”.

Pero hay más: en el Arroyo Marincho hay variedad de estructuras magmáticas, en la estancia San Martín del Yí hay un “mar de piedras”, el Ecoparque Tálice y su reserva de flora y fauna y afloramientos graníticos, el Gabro y Granito Chamangá con afloramientos en bochas con pictografías rupestres, los Cerros Ojosmín que se consideran una “ventana tectónica” o lugar donde se aprecia el choque de placa, Paso de Lugo y su secuencia metamórfica y la falla Villasboas de un kilómetro de extensión.

“Los geoparques se nutren de los lugares que se identifican en un territorio apuntando a su conservación –para que no se degraden si hay algún grado de vulnerabilidad– y a tareas de divulgación científica y educación”, comentó Goso.

Geoparques en el futuro.

El Geoparque Grutas del Palacio pronto dejará de ser el único del país. Está avanzado un estudio de identificación de al menos 20 geositios en Rivera, Artigas y Tacuarembó que incluye, entre otros, Minas de Corrales, los yacimientos de ágatas y amatistas y Valle Edén. También hay iniciativas en Lavalleja y Cerro Largo.

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