Desde la ajetreada Nueva York hasta la tranquilidad de pueblo Garzón, Amber Wright ha trazado un camino lleno de contrastes y creatividad. Su historia es un testimonio del poder transformador de encontrar un lugar que resuene con el alma.

“Mi esposo y yo visitamos Garzón por primera vez hace casi diez años. Nunca olvidaré la paz que sentí al caminar por el pueblo al atardecer. Con amplios espacios abiertos, caballos, pájaros y muy pocas personas, fue el contraste con Nueva York que necesitaba”, relató Amber a El País. Aquella experiencia marcó el comienzo de una relación especial con este rincón de Uruguay que, en 2019, se transformaría en un nuevo hogar para ella y su familia.

La pandemia fue un punto de inflexión. “Las restricciones en Nueva York nos hicieron darnos cuenta de que necesitábamos estar en un lugar como Garzón, donde nuestras hijas pudieran tener libertad y seguridad. Nos mudamos cuando mi hija mayor tenía cinco años y la menor, dos”, contó. La vida en el pueblo ha sido una aventura enriquecedora para todos: “Mis hijas caminan solas a la plaza, andan en bicicleta, visitan a los vecinos, han aprendido español y hecho amigos aquí. Van a una escuela en La Barra y también tienen una vida fuera del pueblo. Estoy orgullosa de ellas y de cómo se han adaptado”.

La creatividad siempre ha sido parte fundamental en la vida de Amber. Antes de mudarse a Uruguay, trabajaba en la industria de la moda, gestionando la producción de marcas privadas, un empleo que la llevaba constantemente al extranjero. Sin embargo, fue en Garzón donde encontró la oportunidad de dar vida a un proyecto personal que conectara su amor por la artesanía y la cultura local: La Casa de las Hermanas.

“La Casa de las Hermanas es una boutique estacional dedicada a celebrar la creatividad y la artesanía de diseñadores, artistas y artesanos sudamericanos. Como persona creativa, comenzar este proyecto me permitió conectar conmigo misma y con otros, con la esperanza de que sirviera como una plataforma vibrante para la expresión”, explica.

Desde su apertura, la boutique ha sido mucho más que una tienda; se ha convertido en un punto de encuentro cultural en Garzón, organizando talleres, exposiciones y eventos comunitarios.

La experiencia de Amber y su familia en Garzón ha sido una lección de adaptación, creatividad y comunidad. “Me encanta estar aquí y experimentar la vida a través de los ojos de mis hijas. Este lugar nos ha regalado libertad, seguridad y un ritmo de vida que nunca imaginé posible en Nueva York”, concluyó.

La Casa de las Hermanas se encuentra en La Pulpería, un espacio histórico en la plaza de pueblo Garzón. La tienda está abierta de jueves a domingo de 12 a 19 horas, y ofrece una selección única de productos que incluye, por ejemplo, cerámicas (Meula, Hannah Sandling, Vi Caledonia, Mossa), ropa (Ound, Querencia, Bolazo, Minerva), artículos vintage (Nido, La Vita Vela), tejidos (Rania, Lanas Garzón, Junco Verde), y arte (Serrana Sol del Castillo, Eva Claessens, Ana Laura Grajales Lorenzo, Andrea Bustelo, Malvina Rodríguez).

Amber destacó que el proyecto también es un esfuerzo familiar. Es común que sus dos hijas estén jugando detrás del mostrador, mientras que su esposo, quien es conocido en el pueblo como “DJ Hombre Luna”, suele poner música en las fiestas de baile semanales que animan el espacio. La neoyorquina también destacó la colaboración de Zoe Appella, “mi increíble gerenta”, y de todos los amigos que los acompañan, porque La Casa de las Hermanas “ha sido un maravilloso beneficio inesperado de nuestra mudanza a Uruguay”, agregó.

Para conocer más sobre el proyecto de Amber y su familia, sus horarios o eventos, puede visitarse su cuenta de Instagram o susitio web.