PATRIMONIO

¿Y si supiera que donde decidió sentarse en su paseo por los jardines del Museo Blanes era una pieza de una obra de arte de 155 años de antigüedad? ¿Y que hay otro pedazo igual al que usó de asiento también tirado en el Prado? Pero lo más fantástico es esto: juntos forman la columna original de la estatua de la Paz de la Plaza Cagancha.

Las dos mitades de la Columna de la Paz yacen en esos lugares de Montevideo desde que fueron retiradas del sitio al haber sido, primero, partidas por un rayo, y luego por otros daños. Esto sucedió en 1887 y, si bien se trasladaron al Museo Blanespara su restauración, solo volvió la estatua.
“Es un objeto de más de un siglo, que perteneció a la primera escultura pública de la ciudad y que lamentablemente se encuentra tirado y nadie lo reconoce”, dijo Alberto Fernández, investigador sobre patrimonio arquitectónico que prevé hacerle una limpieza esta semana, realizar una reconstrucción digital y, a largo plazo, conseguir la autorización de autoridades municipales para lo que por ahora es un sueño: unir las mitades y colocarlas en un nuevo lugar con una nueva estatua de la Paz “adaptada al siglo XXI”.

En el Museo Blanes hay una parte de la columna que tiene 90 centímetros de diámetro y 2,30 metros de largo. La otra parte está tirada en una parte descampada del Prado y tiene 77 centímetros en parte más angosta puesto que ahí iba ubicado el capitel para la imagen. En total, los dos tramos suman 7,30 metros de mármol blanco. “Están a la vista y la gente no saben qué son”, apuntó Fernández. En total, la obra hecha por José Livi tenía 17 metros de alto.

¿Y cómo llegaron a su destino actual? El investigador, que también es ceramista, repasó la historia. A instancias del entonces jefe de Policía, Manuel Aguiar, se ordenó la creación de un monumento que recordara la llamada Paz de la Unión firmada entre Bernardo Berro y Venancio Flores. Livi fue el encargado y usó a su esposa, Rosita Pittaluga, como modelo para la figura femenina que corona la alta columna de mármol blanco.

Con todo, la primera estatua de la ciudad fue inaugurada el 20 de febrero de 1867. Pero en 1889 un rayo rompió la base y fue retirada para su reparación. A la estatua se le cambió el gladio romano por unas cadenas con un eslabón abierto para simbolizar la libertad por lo que fue reinaugurada con el nombre de Estatua de la Libertad.

Pero nuevamente fue bajada en 1939 por daños en la columna. Así se aprovechó a devolverle el gladio y a dotarla de un nuevo pedestal, siendo nuevamente colocada en la plaza en 1942.

Parte de la vieja columna quedó en el Museo Blanes. Fernández desconoce por qué una de las mitades terminó en otro punto. “Se decidió abandonarlas”, contó.