CIENCIA
Presenta una variabilidad sin precedentes en la emisión de rayos X, un nuevo fenómeno que ayudará a comprender aspectos desconcertantes de este tipo de zonas.
El agujero negro que se encuentra en centro de la galaxia GSN 069, ubicada a unos 250 millones de años luz, presenta una variabilidad sin precedentes en la emisión de rayos X, un nuevo fenómeno que ayudará a comprender aspectos desconcertantes de este tipo de zonas, según publica Nature.
El estudio, cuyo autor principal es Giovanni Miniutti, del Centro de Astrobiología de Madrid (CAB, CSIC-INTA), se ha elaborado con observaciones procedentes del más potente observatorio de rayos X, el telescopio XMM-Newton de la Agencia Espacial Europea (ESA), y del telescopio Chandra de la NASA.
El XMM-Newton detectó en diciembre pasado unos destellos periódicos de radiación de rayos X procedentes del agujero negro nunca antes vistos.
El aumento de brillo se producía de forma repentina para reducirse a niveles normales en una hora y volvía a encenderse nueve horas después, un fenómeno que los autores del estudio han bautizado como "erupciones cuasi-periódicas" (QPEs).
"No esperábamos encontrar algo así" indica Miniutti en un comunicado del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), y es que los agujeros negros parpadean de forma regular como una vela, pero los rápidos y repetitivos cambios vistos en GSN 069 a partir de diciembre "son algo completamente nuevo".
Miniutti recuerda que "el primer pensamiento fue que los detectores de XMM-Newton estaban experimentando algún tipo de problema, pero después de hacer muchas comprobaciones" se convencieron de que no era así.
Ante el interés del descubrimiento, se realizaron nuevas observaciones en enero y febrero que confirmaron que el agujero negro seguía manteniendo la cadencia de las explosiones y, "de hecho, podría seguir manteniendo ese ritmo en estos momentos", señala Miniutti.
Aunque aclara que "puede que en estos momentos no sea el término correcto: la galaxia está muy lejos, lo que significa que cada latido que detectamos ahora se produjo en realidad hace unos 250 millones de años".
Este evento permitirá -indica la nota- mejorar la comprensión sobre algunos de los aspectos más desconcertantes asociados con la acreción (crecimiento por adición de materia) de los agujeros negros y proporciona un marco en el que interpretar la rápida variabilidad de una creciente población de núcleos galácticos activos (AGNs).
Las erupciones cuasi-periódicas observadas en el agujero negro de de GSN 069 son un fenómeno tan nuevo que su origen físico necesita ser identificado todavía.
El investigador del Centro de Astrobiología indicó que ya han planteado algunas explicaciones, dos "son particularmente interesantes y deben ser estudiadas en profundidad".
La primera es la inestabilidad del flujo de acreción en la zona interior alrededor del agujero negro, algo que nunca se ha observado hasta ahora en los AGNs y la segunda sería la interacción del agujero negro con un cuerpo secundario.
"Las observaciones y estudios teóricos que se lleven a cabo a partir de ahora serán cruciales para entender el origen físico de las QPEs", concluye Miniutti.