PALEONTOLOGÍA
La saga y el Giganotosaurus saltaron al mundo en 1993; uno de los responsables del hallazgo cuenta cómo es el carnívoro más grande que el T.rex
El porte es imponente. Tres metros de altura, ocho toneladas de peso, cráneo angosto, hocico en punta y dientes afilados como cuchillos. “Es el carnívoro más grande que se haya visto en el mundo”, dice Alan Grant que, por suerte, es un personaje que ha demostrado que no le teme a los dinosaurios (como diría Susana Giménez) vivos.
La referencia es para el Giganotosaurus carolinii en Jurassic World: Dominion, la entrega que cierra una saga que ayer cumplió 29 años y que ha despertado la curiosidad y la pasión por la paleontología desde entonces. Tanto así que Rodolfo Coria, uno de los investigadores que identificaron y nombraron al Giganotosaurus en 1993 (y hoy director de la carrera de paleontología de la Universidad Nacional de Río Negro), sostiene que estas películas –a pesar de algunas inexactitudes– le han hecho “muy bien” a la disciplina. “Se incrementaron las financiaciones y ha disparado muchas vocaciones”, señaló.
A él le ha dado hasta una experiencia de alfombra roja. Fue invitado a la avant-première de The Lost World: Jurassic Park en Nueva York en 1997. “Estuve charlando con Jeff Goldblum y al día siguiente conocí a Julianne Moore en una entrevista en Buenos Días América y compartí con ella el sillón”, relató entre risas.
El Giganotosaurus carolinii ha sido famoso desde su descubrimiento: acaparó la atención de los medios que fueron hasta Villa El Chocón, en la provincia de Neuquén (hasta la revista Gente, apuntó Coria), motivados por la popularidad de Jurassic Park; fue tapa en la revista Nature lo que hizo que resonara en todo el mundo y, si bien ha tenido algunas aparecidos en la ficción, ahora es una de las especies retratadas en Jurassic World: Dominion. Comparte la pantalla con otras dos argentinas: el carnotaurus (un carnívoro con cuernos cortos como los de un toro) y el dreadnoughtus (un herbívoro que también es de gran tamaño).
¿Por qué es único?
Cuando Matías Soto y colegas de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República encontraron unos dientes con un dentículo por milímetro en una cantera cercana a la ciudad de Tacuarembó pensaron que estaban ante piezas de un ejemplar de la familia del giganotosaurus en territorio nacional. Luego se dieron cuenta que no era pero no se decepcionaron: esos dientes pertenecieron a un torvosaurio, uno de los pocos dinosaurios que han sido, hasta ahora, identificados para Uruguay.
Pero al hablar del Giganotosaurus carolinii, Soto dijo: “El cráneo es una belleza. Es grande aunque no tan robusto como el del tiranosaurio. Es elegante. Y los dientes son bien comprimidos como cuchillos”.
En la excavación de El Chocón, Rodolfo Coria y Leonardo Salgado rescataron el 70% del esqueleto del Giganotosaurus carolinii (bautizado por Ruben Carolini, el locatario apasionado por los dinosaurios que encontró los primeros objetos; la otra parte significa “lagarto gigante del sur”), por lo que se ha podido reconstruir “en vida” (al final, ¿tenía razón Susana?) sin mayores dificultades. Lo que sigue siendo un misterio casi 30 años después son sus pies y sus brazos por los que se le atribuyeron miembros de parientes.
“Tiene un mentón que a la vista lateral es cuadrangular, tiene un hueso cuadrado en el cráneo particular, el cráneo es más angosto, el hocico es en punta y suponemos que los brazos no eran tan reducidos como los del tiranosaurio rex y que las patas eran más grandes y robustas”, señaló Coria algunas de sus características físicas distintivas. Y, en general, cada hueso es más grande que los huesos del tiranosaurio. “Nos dimos cuenta que era un animal extremadamente interesante por el tamaño y mostraba un linaje que no era muy común en Sudamérica. Era diferente a cualquier otra especie de dinosaurio terópodo (carnívoro) conocida hasta ese momento”, agregó.
Las diferencias con el T.rex.
Llegó la hora de hacer aclaraciones respecto a las películas: el Giganotosaurus carolinii y el Tyrannosaurus rex solo coexisten en el parque fantástico. Hay una separación de 30 millones de años y de 10 mil kilómetros entre uno y otro. Por supuesto, se trata de una licencia literaria de la saga que pone en el mismo lugar a especies del cretácico, del jurásico y del triásico y de todas partes del mundo.
Otra licencia es su forma de alimentarse o de atacar. Soto recordó que en estas películas los carnívoros siempre matan a sus presas rompiéndoles el cuello pero, por ejemplo, Coria señaló que lo que se puede suponer del Giganotosaurus es que, por su tamaño y peso, es que fuera carroñero o cazador oportunista (de animales enfermos) porque no tenía la agilidad suficiente para correr detrás de una presa (dicho sea de paso, los tiranosaurios tampoco podrían correr detrás de un jeep como en la primera película).
Respecto a los cambios con fines cinematográficos, a Soto le alegra que en las últimas entregas de Jurassic World se haya “emplumado a los bichos”. Hace unos años que se sostiene a nivel científico que los dinosauriostenían plumas. Pero no está de acuerdo con “los plus” exagerados: partes del cuerpo que no tenían en la realidad o veneno que les sale por la boca o los cambios drásticos de tamaño (por ejemplo, los velociraptores, en realidad, tenían medio metro de altura y no el tamaño que muestra Jurassic Park 3).
El impacto.
Décadas después, los paleontólogos siguen excavando en Villa El Chocón. No se han encontrado nuevos ejemplares de Giganotosaurus pero sí especies emparentadas con él. “Se ha avanzado muchísimo en el conocimiento de la diversidad de la familia del Giganotosaurus que se llama Carcharodontosauridae” (que significa lagartos con dientes de tiburón), explicó a El País.
Ejemplares de esta familia han aparecido en Europa, África y América y solo en la Patagonia hay aparecido tres especies.
Coria añadió: “Si no hubiera existido Jurassic Park quizás (el Giganotosaurus) hubiera sido un dinosaurio más y los paleontólogos hubiéramos permanecido en el anonimato como estábamos hasta ese momento. Jurassic Park y el impacto en la cultura que tuvo la película hizo que la gente descubriera el rol del paleontólogo y nos pusiera en la cresta de la ola”.