Día de la Virgen de Guadalupe: el atentado y el hundimiento de la Basílica que no dañaron la imagen sagrada

La historia del ataque con “flores explosivas” y del suelo que cedió en la antigua Basílica; cómo la fe se reafirma cada 12 de diciembre en el segundo templo católico más visitado del mundo.

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Virgen de Guadalupe
Cada 12 de diciembre millones de personas se movilizan hacia el santuario de la Virgen de Guadalupe para venerarla en su día.
Foto: La Nación/GDA.

La Nación/GDA
Este jueves 12 de diciembre se celebra como cada año el Día de la Virgen de Guadalupe. Esta advocación mariana es considerada la más preciada para los mexicanos católicos, debido a que la historia que marcó su santuario en Ciudad de México, en el año 1921, es hasta este tiempo una de las mayores pruebas de fe y una muestra fáctica de que algunos milagros son posibles.

El santuario de la Virgen de Guadalupe, ubicado al pie del Cerro del Tepeyac en la alcaldía Gustavo A. Madero de la Ciudad de México, es el segundo recinto más visitado del mundo, superado solo por la Basílica de San Pedro en la Ciudad del Vaticano. Recibe, de manera anual, entre 17 y 20 millones de personas. Cada año, durante el mes de diciembre, se llena de turistas que llegan desde distintos puntos del país y el mundo para dar gracias a la Inmaculada.

Atentado, explosión y milagro en el santuario de la Virgen de Guadalupe

La historia del santuario de la Virgen de Guadalupe es una de las más llamativas y divulgadas de la Iglesia Católica, ya que el 14 de noviembre de 1921 sufrió un atentado que marcó su historia y la de todos sus devotos. Esa mañana, un hombre escondió una bomba dentro de un ramo de flores y la colocó a los pies de la imagen de la Virgen que en ese momento estaba en la Antigua Basílica.

Cuando la bomba estalló, arrasó con casi todo a su alrededor, pero la Virgen no sufrió ni un rasguño. Un Cristo Crucificado de hierro y bronce, que estaba justo adelante de la imagen de la Virgen, cayó y la protegió, salvándola de la explosión. Este suceso fue interpretado como un milagro en el que la figura metálica de Jesús protegió a la de su madre, por lo que se lo llamó el Santo Cristo del Atentado. El crucifijo, a diferencia de la Virgen, quedó totalmente deformado.

Tras el estallido, la multitud, indignada, comenzó a buscar al culpable para hacer justicia por mano propia. Los reportes de la época describen al sospechoso como un hombre con “rostro alterado” que intentó abandonar el lugar.

En el templo aún se conserva el recorte de una crónica periodística sobre lo ocurrido ese día. Según testimonios, un grupo de mujeres siguió al sospechoso y pudo informar a las autoridades que lo habían visto descender por las escaleras de la iglesia. Un artículo de la revista Mexico Desconocido publicó, en su versión digital, que “de un grupo de trabajadores que se encontraba dentro de la Antigua Basílica salió un hombre con un ramo de flores, camino hacia la imagen de la virgencita de Guadalupe y colocó el ramo al pie del altar. Luego, salió a toda prisa.”

Virgen de Guadalupe
Fieles participan de una misa en el Santuario de la Virgen de Guadalupe.
Foto: La Nación/GDA.

Las investigaciones en torno al atentado no se hicieron esperar y comenzaron las especulaciones en torno al presidente del momento, Álvaro Obregón, por sus constantes críticas a la iglesia católica. Según un relato publicado por radio INAH, la investigación llevó varias semanas durante las cuales hubo protestas, marchas y pedidos de justicia por parte de asociaciones católicas. Finalmente, un tiempo después, se detuvo a un trabajador ferroviario conocido como Luciano Pérez.

La historia de Guadalupe: fe y tradición con cimientos

Cada 12 de diciembre, millones de fieles celebran a la Virgen de Guadalupe, considerada la patrona de América Latina. Su historia tiene origen en el México colonial, pocos años después de la conquista española, cuando un joven indio llamado Juan Diego afirmó haber recibido un mensaje divino en el cerro del Tepeyac.

Según la agencia cristiana ACI, la Virgen María se le apareció pidiendo la construcción de un templo en su honor. El obispo de esa época, Juan de Zumárraga, le solicitó a Juan Diego que le dijera a la Virgen que necesitaban una prueba de fe. Fue entonces que Juan Diego regresó al Tepeyac y recibió la señal que le fue solicitada: un ramo de rosas de Castilla en pleno invierno. Al entregarlas al obispo, la imagen de la Virgen quedó plasmada en su tilma, una prenda que se conserva hasta hoy.

El sitio de la aparición se convirtió, entonces, en el escenario donde hoy está la Basílica de Guadalupe, que atrae a millones de peregrinos cada año. Antes del edificio actual, existía otro que también supo ser sede de un conocido milagro.

Según el historiador Gustavo Watson Marrón en su libro El templo que unió Nueva España, la Antigua Basílica había sido construida en 1695 y era el único templo de México que contaba con cuatro torres octagonales, modelo replicado de las basílicas españolas. Con el paso del tiempo, su deterioro provocó que el suelo se comenzara a hundir en diferentes sectores del templo, pero nunca el que se encontraba la Virgen.

Ante estos hundimientos surgió la idea de demoler el templo histórico. Sin embargo, una decisión de la jerarquía católica salvó el edificio, dando lugar a la creación del nuevo santuario sin necesidad de eliminar el original.

El arquitecto Pedro Ramírez Vázquez presentó un proyecto que combinaba innovación y practicidad. La construcción, realizada entre 1974 y 1976, se basó en un diseño radial que permite una visión directa de la imagen de la Virgen desde cualquiera de los siete accesos. La estructura circular, sostenida por un mástil central y un sistema de cubiertas colgantes, minimiza los hundimientos al distribuir el peso de manera eficiente sobre el terreno inestable.

La forma del templo ha sido interpretada de diversas maneras, desde una representación del manto de la Virgen hasta una carpa en el desierto. Más allá de estas asociaciones, el diseño responde a necesidades prácticas: las capillas periféricas permiten que las misas no se interrumpan, mientras que una banda mecánica bajo el nivel principal facilita que los peregrinos admiren la imagen sin alterar las ceremonias religiosas.

La tilma de Juan Diego, con la imagen de la Virgen, sigue siendo una imagen de veneración y un símbolo que une la fe católica con las raíces indígenas de México.

Virgen de Guadalupe
El llamativo diseño del techo del nuevo templo de la Virgen de Guadalupe en Ciudad de México.
Foto: La Nación/GDA.

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