26 DE MAYO
Dos vendedores de diarios y relatan cómo ha cambiado la actividad que ha mantenido a sus familias por generaciones y hoy se enfrentan a la pandemia
El sol despuntaba a las 6 de la mañana. David Cernadas cargaba 80 diarios debajo del brazo con la ayuda de un cinturón de cuero. Al tiempo llevó a su hijo, a quien bautizó como él, y con los años, este llevó al suyo, Daniel. Los tres aprendieron el oficio: caminar varios kilómetros a la mañana y otros tantos a la noche –cada mañana y cada noche–?al grito de “diario, diario” y de los titulares de la prensa por el barrio.
Daniel, quien nació en 1964, vio como su abuelo y su padre sufrían dolores de espalda por cargar tanto peso del lado izquierdo de su cuerpo. Hasta se habían torcido. Vio el sacrificio que hacían para mantener a sus hijos y vio que entre los trabajadores y las familias siempre germinó la solidaridad.
Él mismo le enseñó a sus sobrinos, la cuarta generación de la familia dedicada a la venta de diarios y revistas, a continuar con el legado. Y aunque el sacrificio corporal ahora es menor, estos se enfrentan a otros retos por la baja de las ventas por los cambios de hábitos del público y la pandemia por coronavirus.
“Allá por las décadas de 1970 y 1980 fueron los momentos de auge. De El País llegaban a venderse 290 mil los domingos. Eran tiempos de gloria”, recordó Daniel, directivo del Sindicato de Vendedores de Diarios y Revistas del Uruguay, un gremio que el 20 de febrero de este año cumplió 101 años de historia y mañana celebra su día en la memoria de su fundador, Adrián Troitiño.
Daniel lo recordó así: “Un anarquista de alto ingenio que vino de España y juntó a todos los que estaban en la calle para afiliarlos y defender el trabajo de los jóvenes. En ese momento los diarieros eran como los que limpian los parabrisas hoy: estaban en todos lados”. Troitiño murió el 26 de mayo de 1941.
El padre de Oscar Galvez, que con 32 años es uno de los miembros más jóvenes del sindicato, tenía la imagen que viene a la mente de un canillita de otros tiempos. Según relató a El País, empezó a vender diarios en Flor de Maroñas a los 8 años al igual que otros niños del barrio. Con el tiempo, Oscar empezó a acompañarlo al quiosco y al reparto. Tenía 11 años. Pero él ya no se vestía ni se veía como su padre o como el padre o el abuelo de su compañero Daniel: los pantalones cortos y las piernas flaquitas que dejaban al aire las “canillitas” como decía un sainete de Florencio Sánchez.
En la lucha.
“Vimos todas las crisis habidas y por haber”, apuntó Daniel. Y, en la actualidad, el Sindicato de Vendedores de Diarios y Revistas del Uruguay está pasando por otra. Hay 280 vendedores en actividad que, indirectamente, dan trabajando a unas 2 mil personas.
Como Daniel y Oscar ya comentaron, es un oficio que involucra a toda la familia. Si se suman los jubilados, el gremio está integrado por unas 560 personas.
“La mujer es fundamental. Acompaña al repartidor, está en los quioscos. La mujer es la base de la organización; es más luchadora, es la primera que está al pie del cañón”, relató Daniel para remover una idea equivocada: a pesar de que el gremio ha sido históricamente masculino, las mujeres tienen hoy un papel preponderante.
Desde que inició la pandemia por coronavirus, se repartieron canastas de alimentos para que a ninguna familia le faltara el sustento. Los trabajadores han reducido el horario de actividad, no solo porque hay menos personas que salen de sus casas, sino porque la mayoría de los vendedores son adultos mayores –alrededor del 55%, según Daniel– que no deben exponerse al contagio. La caja de auxilio del sindicato respondió a la demanda. En este sentido, Oscar Galvez destacó que la situación sanitaria ha estado controlada.
En materia económica, entre el año pasado y este se han elevado dos solicitudes al gobierno. Una de ellas fue un pedido que se hizo directo al presidente Luis Lacalle Pou para lograr la exoneración del IVA para ciertos productos para los miembros del gremio con el objetivo de bajar el costo de vida. La otra es que el Banco de Previsión Social otorgue algunos beneficios para jubilaciones anticipadas.
El objetivo es seguir “viviendo del papel y la tinta”, así como dijo Daniel que lo ha hecho la familia Cernadas desde su abuelo o como la familia Galvez desde el padre de Oscar en su infancia en Flor de Maroñas y el resto de los miembros del Sindicato de Vendedores de Diarios y Revistas del Uruguay. Daniel concluyó: “No aflojamos nunca y no vamos a aflojar ahora”.