SALUD
Este cáncer maligno surge en la médula ósea y afecta por lo general a pacientes añosos. Existen varios tratamientos acordes a la edad y el tipo de enfermedad que se padezca.
Este miércoles se conmemora el Día Mundial de la concientización de la Leucemia Mieloide Aguda (AML), uno de los tipos que existe de leucemia aguda. Esta última es una enfermedad bastante infrecuente que en Uruguay registró 92 casos en el año 2018, lo que representa alrededor de 3 personas cada 100 mil habitantes, cifra similar a nivel mundial.
Se trata de un cáncer maligno que surge en la médula ósea, que es el órgano encargado de producir todas las células que circulan en la sangre: glóbulos blancos, glóbulos rojos y plaquetas. La enfermedad afecta a las células encargadas de formar las células sanguíneas; se genera una alteración y empieza a crecer en forma incontrolada sustituyendo la función normal de la médula por células leucémicas.
“Hay leucemias agudas linfoides, que surgen de células que producen los linfocitos, y leucemia agudas mieloides, que surgen de las células que producen los otros glóbulos blancos, los glóbulos rojos y las plaquetas”, explicó la hematóloga Sofía Grille, profesora agregada de la Cátedra de Hematología del Hospital de Clínicas.
Desde que se genera la leucemia mieloide hasta que se producen los síntomas, se calcula que pasan entre tres o cuatro meses como máximo, por lo que se trata de una patología bastante rápida.
Como el organismo deja de producir glóbulos rojos, los síntomas que aparecen son los de la anemia: cansancio, debilidad, mareos y, en las personas más añosas, problemas cardíacos. Al faltar las plaquetas, células encargadas de la coagulación, se producen moretones, puntitos rojos en la piel y sangrados por la nariz o por las encías bastante importantes. Y como los glóbulos blancos también están afectados, se registran infecciones.
“Por qué una persona tiene y otra no, no se sabe. Se ha avanzado muchísimo en la investigación y se sabe que hay un cambio genético en el ADN de estas células, que es lo que las transforma y las hace una célula leucémica”, dijo.
Lo que sí se conoce es que hay factores de riesgo, como recibir tratamientos de quimioterapia o radioterapia por otro cáncer, padecer algunas enfermedades hematológicas poco frecuentes o algunas anemias hereditarias o los niños con síndrome de Down.
Se dice que es una enfermedad de la persona añosa porque los pacientes promedio tienen entre 65 y 67 años. “Pero hay algunos subtipos de esta leucemia que aparecen característicamente en jóvenes, incluso en la edad pediátrica, si bien la leucemia más frecuente de los niños es la linfoblástica”, aclaró Grille en diálogo con El País.
Añadió que lo que se conoce como leucemia aguda mieloblástica abarca un grupo heterogéneo de enfermedades. Entonces, dependiendo de cuál subgrupo sea, afecta más a una edad que otra.
Diagnóstico.
La AML se diagnostica con un examen de sangre y una punción de la médula ósea. En la sangre se hace un recuento con un hemograma de glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas. El diagnóstico se confirma con otros estudios que pueden ser genéticos o moleculares.
“En los últimos cinco años se ha avanzado muchísimo desde el punto de vista molecular, sobre todo en la caracterización de la leucemia. Es lo que nos va a llevar a futuro a lo que se llama medicina de precisión o medicina personalizada: según el perfil de mutaciones que tenga esa leucemia vamos a decir el pronóstico y con qué drogas se tiene que hacer el tratamiento”, destacó Grille.
El Hospital de Clínicas viene de adquirir un equipamiento para hacer el estudio de estas mutaciones que espera poder tener funcionando a fin de año.
“Si bien no hay ningún método diagnóstico que nos permita prevenir la enfermedad, ante la aparición de síntomas de sangrado o de cansancio se debe hacer hincapié en la concurrencia a un médico. Si no se consulta cuando aparecen los síntomas, después pueden tener sangrados graves o infecciones que no pueden ser controlados”, remarcó la especialista.
En cuanto a la sobrevida, si se mira en forma global no es buena: cinco años para el 30%. Pero si se considera por subgrupos de pacientes, los menores de 40 años tienen una tasa de curación de entre el 65% y el 70%. “Si además se detecta alguna alteración molecular, como la leucemia aguda promielocítica, que tiene un tratamiento específico, la sobrevida llega a un 85%”, indicó Grille.
En el caso de los pacientes añosos no se habla de curación porque no es el objetivo, se sabe que nunca se va a conseguir. Si se pasa a los más jóvenes, la hematóloga señaló que hay una cantidad de pacientes con leucemias agudas que han sido curados.
Tratamiento dependerá de la edad del paciente
Si el paciente es joven y puede tolerar altas dosis de quimioterapia y tratamientos intensivos, eso es lo que se indica, aclarando que requiere de internaciones prolongadas. “En algunos subtipos de leucemia que son de peor pronóstico es necesario hacer un trasplante de médula ósea, de un hermano o de un donante no relacionado en otro lado del mundo”, explicó la hematóloga Sofía Grille.
Si el paciene es añoso, que es lo más frecuente en esta enfermedad, o presenta otras patologías, los tratamientos pueden ir desde simplemente hacer transfusiones de glóbulos rojos y plaquetas, para poder sostenerlos, pero el pronóstico es muy malo, hasta administrar drogas nuevas que han aparecido en los últimos años y que han permitido mejorar la calidad de vida y prolongar la sobrevida.
“En los últimos años ha habido un boom en nuevas opciones de drogas que están más destinadas a este grupo de pacientes. Son drogas bastante bien toleradas y logran que la leucemia responda”, apuntó Grille.
El tipo de leucemia también será determinante para definir el tratamiento.
Los prestadores de salud cubren la quimioterapia en jóvenes. En cuanto a los pacientes en general, el Fondo Nacional de Recursos cubre el trasplante y el costo de una de las nuevas drogas que han surgido.