PANDEMIA
No es un tratamiento para el COVID-19, informó la Organización Panamericana de la Salud y agregó: "es muy tóxico, es un gas que puede producir la muerte, puede producir diarreas o neumonía".
El coronavirus fue declarado como pandemia a comienzos de marzo de 2020. Desde que se conoció la enfermedad hubo más de 18 millones de contagiados y 700.000 fallecidos; el virus repercutió en la salud de las personas, pero también en la educación y en la economía. Una posible vacuna o un posible tratamiento para combatir el COVID-19 parecen ser la única solución para darle fin a este virus.
Esta necesidad de frenar el virus trajo consigo diferentes investigaciones sobre tratamientos. Algunas investigaciones más polémicas que otras: como el caso de la hidroxicloroquina.
Otro "tratamiento" que se volvió tendencia en búsquedas fue el dióxido de cloro. Sin embargo, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) emitió un comunicado en el que advierte que este producto no solo no combate al COVID-19, sino que además puede ser muy perjudicial para la salud.
"A lo largo de América Latina están apareciendo productos derivados de esta sustancia que se utiliza para desinfectar superficies. Varios gobiernos han emitido alertas contra su uso. El dióxido de cloro puede causar trastornos digestivos, cardiovasculares y renales, así como la muerte, si se consume o inhala", enfatizó la OPS y agregó que "desaconseja el uso de dióxido de cloro y de sus derivados para ser injerido o inhalado o para cualquier otro uso en humanos, estos productos se usan para desinfectar superficies inanimadas no para seres humanos”.
¿Qué es el dióxido de cloro?
Es un gas de color amarillo o amarillo-rojizo que, según la OPS, se utiliza como blanqueador en la fabricación de papel o en plantas públicas de tratamiento de agua.
Durante la pandemia del COVID-19, agrega el organismo, "se han promovido en el mercado numerosos productos que contienen dióxido de cloro o derivados, solos o en combinación, que indican falsamente tener propiedades curativas para el COVID-19 e incluso otras dolencias asociadas".
Consecuencias de consumir dióxido de cloro
El dióxido de cloro "reacciona rápidamente en los tejidos humanos" y puede generar varias consecuencias como: irritación en la boca, esófago o estómago; irritación digestiva severa; vómitos; diarreas; trastornos hematológicos, , cardiovasculares y renales; disminución de la presión arterial; edemas pulmonares; neuromonitis química; y hasta la muerte, según la OPS.