Domar el espíritu: aprender a “susurrar” a caballos para vivir en paz

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bienestar con caballos

BIENESTAR CON CABALLOS

Iniciativa para jóvenes en situación de vulnerabilidad por violencia intrafamiliar o consumo de drogas busca crecer en el país

Un temblequeo. Ese simple movimiento de una oreja de un caballo le indica a los que están durmiendo alrededor que hay, tal vez a muchos kilómetros de distancia, un peligro. Da el mismo aviso si incrementa las pulsaciones del corazón. Los caballos, como animales de manada, tienen un lenguaje propio, un lenguaje que Federico Turcio y Marianna Espasandín, responsables del programa Bienestar con Caballos, aprendieron a hablar y que ahora enseñan a jóvenes para que logren salir de diferentes situaciones de vulnerabilidad.

Bienestar con Caballos funciona en el Haras el Ángel, ubicado en el kilómetro 22 de la ruta 12, en Pueblo Edén (departamento de Maldonado), con talleres para jóvenes de entre 15 a 25 años desde 2019, aunque la instrucción, principalmente en el exterior, de Turcio y Espasandín se remonta más atrás en el tiempo. Ambos aprendieron con Monty Roberts, el famoso “hombre que escucha los caballos”, sujeto de inspiración para la película de Robert Redford (foto principal). Roberts es creador del método llamado Unión, una técnica sin violencia que se usa para amansar, domar y entrenar caballos.
Pero el objetivo del curso no es solo entrenar al animal; en realidad, es domar el espíritu o las emociones humanas.

bienestar con caballos
Federico Turcio y Marianna Espasandín con Monty Roberts. Foto: Bienestar con Caballos

El taller atiende a jóvenes en situación de violencia intrafamiliar o psicológica o adicciones que, hasta ahora, se han limitado a la zona de Pan de Azúcar y ciudad de Maldonado. Pero los responsables de Bienestar con Caballos ya están en contacto con intendencias y con el Ministerio de Desarrollo Social para replicar la experiencia en todo el país.

“Les enseñás que tienen que interactuar en silencio con el caballo, que tienen que calmarse y generar un vínculo basado en la confianza, la gestión del liderazgo y el acuerdo de ambas partes de que ese proceso aporta a su bienestar siempre sin violencia”, explicó Espasandín. Y añadió: “El trabajo en paz con un caballo no transforma un dolor en sufrimiento; son herramientas para vivir mejor la realidad”.

Turcio agregó un ejemplo claro: “Durante el curso, instructores y alumnos, todos, deben juntar la bosta. Así se aprende humildad”.

Bienestar con Caballos trabaja con la raza Paint que, según relató Espasandín, es similar a la Cuarto de Milla pero con el lomo “pintado”. Los jóvenes asocian estos animales con “los caballos de los indios” de las películas. Son ejemplares dóciles e inteligentes, capaces de generar empatía con su cuidador.

Este año, antes de la pandemia por el nuevo coronavirus, Turcio y Espasandín participaron de dos instancias internacionales. Una de ellas fue en Guatemala, donde se entrenó a niños y jóvenes pertenecientes a las maras.

Bienestar Con Caballos
Marianna Espasandín con un recluso de una prisión de Arizona que entrena caballos y burros salvajes como rehabilitación. Foto: Bienestar Con Caballos

La segunda fue un intercambio de experiencias con la Prisión Estatal de Florence, Arizona (EE.UU.), donde se trabaja en la rehabilitación de presos tomando como base el cuidado y adiestramiento de caballos y burros salvajes. Su director invitó a los instructores para que conocieran el programa. Durante siete días, Turcio y Espasandín convivieron con los reclusos, cuyas penas no bajaban de 15 años. “Nosotros contamos que trabajamos con jóvenes y uno se alegró y dijo: ‘¡Qué bueno! No van a terminar como nosotros”. Los caballos entrenados por los presos luego se utilizan en la policía montada o en la patrulla fronteriza o se rematan a un bajo precio y se hace un seguimiento durante un año para que el propietario practique la misma técnica de unión y no someta a ninguna situación violenta al animal.

El director de la prisión notificó que esta iniciativa es exitosa: solamente el 5% de los presos que participan de ella son reincidentes una vez que consiguen la libertad.

La conexión silenciosa entre personas y caballos.

Los instructores de Bienestar con Caballos cuentan con el asesoramiento directo de Allan Hamilton, director de Neurocirugía de la Universidad de Arizona, quien ha realizado estudios científicos sobre la asistencia de caballos en las terapias para veteranos de guerra con trastornos de estrés postraumático.
El especialista investigó que el trabajo con caballos activa el lado derecho del cerebro, donde tienen lugar la empatía, emoción, intuición, comunicación no verbal y el sentir. Este médico ha escrito: “El caballo aprendió a leer el entorno y a sentirlo a un nivel visceral e intuitivo. Naturalmente, cuanto más sintonizado con su entorno estuviera un caballo, más probabilidades tenía de sobrevivir y llevar sus genes a la próxima generación (...) Como neurocirujano y entrenador de caballos, siempre me impresiona cómo la naturaleza no verbal de los caballos nos obliga a callar nuestra voz interior. No podemos usar el lenguaje para alentar como lo haríamos con un perro. Sino que debemos usar nuestra intención. No necesitamos entender cómo el caballo sabe lo que queremos, necesitamos sentirlo. Los caballos nos enseñan que lo que accedemos al sentir es tan válido como lo que sabemos al razonar ”.

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