Dos nuevos registros de anacondas amarillas este año: ¿qué hacen tan al sur de Uruguay?

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Anaconda amarilla

CIENCIA

En mayo se registraron dos apariciones de anacondas amarillas que ubican a la especie en el punto más austral del continente hasta el momento

"Estaba quietito. Pero no deja de ser una serpiente en un barco. Era la película de terror perfecta”, bromeó Irasema Bisaiz, codirectora del Centro Educativo de Cría y Rescate de Reptiles Alternatus Uruguay (Piriápolis). El animal que estaba enrollado en unos postes y presentaba claros signos de deshidratación era una anaconda amarilla (Eunectes notaeus). Aunque fue considerado pequeño –1,20 metros para una especie cuyos machos, en promedio, alcanzan los 2,50 metros, mientras que las hembras llegan a los tres metros– y no se movía es entendible la reacción de la tripulación del Intrépido, atracado en el puerto de Montevideo: nadie iba a subir de nuevo si no se sacaba a la serpiente.

Este ejemplar fue el primer registro de anaconda amarilla del año. A los pocos días apareció otra: una presunta hembra en una playa a dos kilómetros al norte del puerto de Nueva Palmira (departamento de Colonia). Y esto ya tiene desconcertados a los especialistas. ¿Por qué se reportan hallazgos con mayor frecuencia y en localidades ubicadas cada vez más al sur?

Desde 2012 ha aumentado la periodicidad de los reportes; antes de eso, hay que ir hasta 1995 y de ahí viajar en el tiempo hasta la década de 1920.
“Se maneja la posibilidad de que sea una subespecie que se está alejando de las poblaciones más conocidas y que está bajando al soportar temperaturas más bajas de lo habitual”, señaló Bisaiz a El País.

Imponentes: hasta tres metros y 30 kilos.

“Esta es la más pequeña de las anacondas; la verde es la famosa de las películas”, comparó Irasema Bisaiz, codirectora de Alternatus Uruguay. No obstante, la anaconda amarilla es imponente: los machos alcanzan los 2,50 metros y las hembras, los tres metros. Su peso es de unos 30 kilos. El color general es en tonos de amarillo-oliva. Presenta manchas oscuras, siendo las de mayores dimensiones en forma de “8” o de forma redondeada. Ventralmente presenta manchas más pequeñas oscuras sobre un fondo amarillo-oliva. Presenta hábitos sobre todo acuáticos. Se alimenta de vertebrados, incluso de grandes dimensiones. Mata a sus presas por constricción.

Anaconda amarilla
Anaconda amarilla en el barco Intrépido. Foto: Alternatus Uruguay

La hipótesis.

El Intrépido había navegado por el río Paraná antes de recalar en Montevideo y llevarse la sorpresa del año. En alguna parada, la serpiente, que normalmente habita en esas aguas, se habrá subido atraída por el olor de las ratas y ratones pero, al reiniciarse la marcha, es probable que se haya asustado. A medida que el barco navegaba hacia el sur, las temperaturas bajaron y la anaconda entró en letargo para sobrevivir. Por eso se la encontró inmóvil y deshidratada. “En todo el Paraná habitan estas serpientes con otras especies que también llegan accidentalmente a Uruguay. Podríamos esperar ingresos luego de inundaciones en la región pero creemos que hoy los barcos son uno de las vías principales”, comentó Bisaiz.

Anaconda amarilla
Anaconda amarilla en el barco Intrépido. Foto: Alternatus Uruguay

La otra anaconda amarilla fue encontrada en una playa casi al final del otoño y en una zona en donde la temperatura del agua no es tan cálida como su hábitat natural (el promedio para mayo de este año fue de 21,6° C, bastante por debajo de lo que normalmente están capacitadas para soportar). Por tal motivo, el animal estaba casi inmóvil por hipotermia. Este fue el registro más austral de la especie en Uruguay.

“Las necesidades biológicas de esta especie no son totalmente satisfechas por las condiciones climáticas que tenemos en Uruguay. Por ejemplo, sería muy difícil para la anaconda amarilla colonizar o establecer una población por lo menos en estos puntos geográficos”, enseñó la especialista.

Anaconda amarilla
Anaconda amarilla encontrada en Nueva Palmira. Foto: Alternatus Uruguay

Conocer si ciertos ejemplares de Eunectes notaeus se están termorregulando de manera diferente para alcanzar latitudes más al sur implica un profundo estudio de los animales que aparecen en Uruguay y de las poblaciones cercanas. “Es la hipótesis que manejamos”, apuntó.

Anaconda amarilla
Anaconda amarilla encontrada en Nueva Palmira. Foto: Alternatus Uruguay

Sin evidencia de reproducción en el país.

La Eunectes notaeus o, en su nombre común, la anaconda amarilla, tiene una distribución restringida y no existen evidencias que permitan suponer que por el momento se reproduce en el país. “Pasaron muchos años diciendo que se veía pero el primer ejemplar apareció en Bella Unión; se le terminó sacando el cuero y está en la Facultad de Ciencias”, explicó Santiago Carreira, investigador del Laboratorio de Sistemática e Historia Natural de Vertebrados del Instituto de Ecología y Ciencias Ambientales de la Facultad de Ciencias y de la Sección Herpetología del Museo Nacional de Historia Nacional (MNHN). Esto fue en la década de 1990; pero luego se reportaron en 2012, 2018, 2020 y dos veces en 2022. “(Estas apariciones) no necesariamente están asociadas a eventos de cambio climático. Ahora hay mucha más información (personas con celulares que sacan foto a los ejemplares y las comparten en redes sociales) y, además, estos animales son acuáticos y pueden desplazarse grandes distancias pero sí llama la atención que sean animales grandes porque son más visibles”, apuntó el investigador para una nota publicada en julio de 2022.

Anaconda amarilla
Anaconda amarilla en Alternatus Uruguay. Foto: Alternatus Uruguay

En cuarentena.

Los dos ejemplares rescatados por Alternatus Uruguay permanecen en cuarentena desde mayo. Cada una de las serpientes está ubicada en recintos separados y estos les ofrecen dos temperaturas distintas: alrededor de 30°C gracias a una manta calefactora y temperatura ambiente que nunca baja de los 25°C. “Por debajo, estos animales ya no están activos”, enseñó Bisaiz.

El macho, que mide 1,20 metros, “está muy mal”: continua deshidratado y débil. “No muestra síntomas o signos de estrés porque está tranquilo y con calor pero el estado de su piel vemos que no se ha recuperado”, apuntó. La hembra, que mide 2,10 metros, no está deshidratada, su piel se ve en buenas condiciones y está activa. “Al sacarla para limpiarla y darle agua responde como cualquier serpiente salvaje: a la defensiva. Ese es un buen signo cuando hablamos de bienestar en serpientes”, dijo Bisaiz. Y añadió: “No es una especie fácil de mantener”.

Habla con propiedad. Hace 10 años que Alternatus Uruguay es el hogar para una anaconda amarilla que había sido ingresada al país por tráfico ilegal y luego fue donada a la institución. “Fue un camino largo”, comentó Bisaiz, en particular, por el reto que fue su alimentación. Al principio se probó darle codornices, pescado y pollo pero aceptaba poco; ahora come solamente ratas adultas que son criadas en el lugar. “Nunca estuvo interesada en cazar. Se las ofrecemos previamente descongeladas y tibias. Ella se acerca, huele y luego come. Es algo atípico en animales de origen silvestre”, explicó a El País. Solo se da alimento vivo a aquellos ejemplares rescatados que serán reubicados en el corto plazo.

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