La Nación/GDA
Un campo en Polonia fue el escenario de un hallazgo histórico, que se produjo cuando un hombre lo recorría con su detector de metales y encontró un objeto que fue prohibido varios siglos atrás. Se trata de una cruz perteneciente a las comunidades ortodoxas de los “Viejos Creyentes” (llamadas semeiskie) de Rusia, y que se remonta al siglo XVII.
El descubrimiento se produjo en la comuna de Niedrzwica Duża, dentro del voivodato de Lublin, al este de ese país europeo. A través de una publicación en su cuenta de Facebook, el Conservador Provincial de Monumentos de Lublin (LWKZ, por sus siglas en polaco) confirmó que les fue entregado “un artefacto inusual en forma de cruz, hecho de una aleación de cobre”.
Cabe destacar que el hallazgo lo hizo Jacek Zięba de la Asociación Exploradores de Niedrzwica, bajo el permiso de LWKZ. “El objeto pertenece a la categoría de cruces pectorales, caracterizadas, entre otras cosas, por un lazo adjunto en la parte posterior. Dichos elementos están asociados con comunidades ortodoxas de los Viejos Creyentes, una confesión que surgió como resultado del cisma en la Iglesia Ortodoxa Rusa”, explicó la dependencia estatal. A su vez, detalló que la producción y venta de íconos fundidos fueron prohibidas en la década de 1720 por el zar Pedro I de Rusia y el Santo Sínodo.
Un reporte de la Institución Smithsoniana asegura que la prohibición se produjo porque “las imágenes no estaban bien hechas y presentaban a los santos de una manera deficiente, lo que, por consiguiente, los despojaba del honor que se merecían”. “Sin embargo, las comunidades de los Viejos Creyentes ignoraron los decretos mencionados anteriormente y durante los dos siglos siguientes permanecieron monopolistas en la producción de tales objetos devocionales”, explicaron desde la oficina de conservación polaca. Asimismo, destacaron que el uso de cruces fundidas de cobre no se limitaba solo a esos grupos, sino que eran vendidas en ferias, “penetraban principalmente en los hogares campesinos, ni siquiera asociados con el cisma”.
Tal como mencionaron los especialistas en su publicación en las redes sociales, el uso de estas cruces y otros íconos continuó aún siglos después. “En un documento de 1846, se escribió: ‘el uso de estos íconos y cruces es generalizado en toda Rusia, arraigado desde hace mucho tiempo entre la gente común, sin excluir la fe ortodoxa, de modo que estos íconos se encuentran en casi todas las cabañas y otras viviendas. Con estas piezas, los campesinos bendecían a sus hijos que emprendían largos viajes’”, señalaron en el comunicado.
El primer centro de fundición de los Viejos Creyentes en el que se comenzaron a producir estas cruces y otros íconos fue el Ermitaje Wygowska, ubicado en el Pomorze ruso, de acuerdo a la información brindada por el Conservador Provincial de Monumentos de Lublin. “Las primeras fundiciones aparecieron allí a fines del siglo XVII y principios del siglo siguiente. En la segunda mitad del siglo XVIII surgió un nuevo y gran centro de cultura Vieja Creyente ubicado cerca de Moscú, en un lugar llamado Guślica. Allí, las fundiciones se caracterizaban por su simplicidad y estaban destinadas a la venta entre la población campesina más pobre”, informaron.
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