BENEFICIOS DE UNA BEBIDA MILENARIA

Una taza de té puede significar cinco minutos de sobremesa. Puede ser la excusa perfecta para una charla pendiente. Puede ser un momento de reflexión o la ayuda para una buena digestión. Una taza de té puede ser muchas cosas, desde un pequeño placer hasta un gran instrumento de bienestar capaz de mejorar la calidad de vida.

Eso es lo que sostiene Victoria Bisogno, una argentina que es ingeniera, escritora, tea blender y consultora especializada en té, además de fundadora y presidenta de la organización internacional El Club del Té.

Bisogno contó que, en estos días, observa “mucha gente sufriendo, con miedo, con incertidumbre sobre lo que pasará en el futuro”. Y dijo: “Veo gente sin esperanza. Estamos viviendo una situación inédita. Es un momento delicado para las personas de todo el mundo”.

Y, por eso, afirmó que, “con humildad y respeto”, le gustaría que su experiencia junto al té sirva “para traer esperanza y felicidad”. Por eso diseñó una guía práctica para usar el té como instrumento de bienestar, como lo define Bisogno en su último libro, llamado “Vitamina Té: cómo mejorar tu vida a través del té”.

La presentación en Uruguay se realizó el pasado 8 de octubre. Bisogno contó a El País que parte del libro lo escribió en Montevideo, ya que es uno de los lugares, junto a Colonia, donde se hace una “escapada” cada vez que busca tranquilidad e inspiración para escribir.

Luego, lo terminó en marzo, durante las primeras semanas del aislamiento obligatorio que se impuso en Buenos Aires a raíz de la aparición de la pandemia por coronavirus. En estos momentos de incertidumbre en el mundo entero, la autora invita a realizar una serie de prácticas en torno a esta bebida milenaria, para contrarrestar las emociones negativas y mejorar la calidad de vida.

Algunas experiencias que Bisogno tuvo a lo largo de su vida la llevaron a buscar todo tipo de ayuda para su transformación personal. ¿La mejor herramienta que encontró en ese camino? El té.

“El té es un instrumento que permite volver a conectarnos con nuestro interior. En un momento en que estamos hiper conectados, perdimos un poco el contacto de persona a persona e incluso hasta nuestra charla interior. El té nos regala esa oportunidad: para tomarlo tenés que medir la temperatura del agua, el tiempo de infusión, concentrarte. Esa concentración es una práctica de mindfulness. Si al té lo hacés con conciencia plena es directamente una meditación activa. Y eso brinda muchísimos beneficios a nivel espiritual y también mental”, señaló Bisogno.

Explicó que el té tiene compuestos químicos que afectan al cerebro y modifican el estado mental favoreciendo la atención y la relajación física.

Convencida de que se puede brillar aún en los momentos más difíciles, de que se puede encender la luz interior para contagiar a los otros con el resplandor, la experta enseña en su libro un ritual de “cinco tazas de té al día para tener una vida de cinco estrellas”. ¿Tazas de té? Sí y no.

Bisogno indicó que las “cinco tazas de vitamina té” que procura que estén en su rutina son, en realidad, rituales que van acompañados de té: se trata de despertar y agradecer (bebiendo una taza de un té keemun, el recomendado para ese momento), diseñar un día luminoso por la mañana (en compañía de un oolong), meditar con té (sugiere un matcha), tomar una dosis extra de vitamina té (con un assam) y cerrar el día en positivo (con alguna infusión sin cafeína).

La idea es que sean prácticas simples para contrarrestar las emociones negativas en el día a día a través del té.

“Todos los beneficios que tiene el té a nivel emocional, físico y mental son como una vitamina y por eso se me ocurrió llamarlo así, vitamina té”, que sería todo aquello que “hace bien y en donde uso el té como una herramienta”, detalló a El País.

Explicó que “en este ritual de cinco pasos, cada taza es una metáfora, porque tiene que ver con una acción que yo propongo, pero que también incluye beber un té. No es tan ficticio... cada taza tiene su té que recomiendo, aunque puede ser otro que a uno le guste, para favorecer esa práctica”.

Sobre las bondades del té y el contenido general del libro, la autora resaltó que “no es mística” en lo que se basa, sino que “se explican las razones técnicas, estudios de laboratorios y de médicos que corroboran las propiedades del té”.

Bisogno es también autora del Manual de sommelier de té, La alquimia del té y La cata del té. Pero a diferencia de sus libros anteriores, que son más técnicos, este está dirigido a cualquier persona que disfrute de una taza de té. Ya se puede encontrar en formato digital o físico en la web de El Club del Té.

Bisognio busca ayudar a otros a encontrar momentos de felicidad a través del té. “Cada día es una vida en miniatura. Para tener una vida feliz tenemos que sumar días felices. Y ser feliz no es tener grandes acontecimientos o logros. La felicidad creo que está en el interior de cada uno, encontrando ese balance que hace que yo pueda dedicar mi tiempo a mis obligaciones y también a lo que me hace bien. Parte de lo que me hace bien es tomar el té con conciencia plena, empezar el día agradeciendo, diseñar mi día para que sea luminoso, establecer objetivos para el día y esas cosas son las que me permiten establecer un balance en la vida”, señaló.

El Club del Té es un a organización internacional dedicada a la cultura del té. Fue fundada por Victoria Bisogno; además, hay un equipo que trabaja desde Argentina y tiene embajadores en varias de sus provincias y en distintos países, como Uruguay, Chile, España, Emiratos Árabes Unidos, Ecuador, Brasil y Colombia.

Los embajadores son sommeliers de té certificados, que reciben información especial de manera continua para organizar catas y eventos en cada una de sus ciudades. Los cursos dictados por El Club del Té son variados y van desde cursos básicos hasta carreras profesionales, orientando los programas tanto para emprendedores como simplemente para amantes del esta infusión.

Además de los cursos presenciales en varias partes del mundo, también realizan encuentros en modalidad virtual, en español, inglés y portugués.