SALUD
Estudio reveló una baja tasa de inoculación contra la tosferina en embarazadas si bien la vacuna es obligatoria y se ofrece en forma gratuita.
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Si bien desde 2015 en Uruguay se ofrece la vacunación contra la tos convulsa de modo universal y gratuito a embarazadas y entra dentro de las vacunas obligatorias del Esquema Nacional de Vacunación, la cobertura aún no es completa.
“En 2017 vimos que la tasa vacunal era baja y que algunos estudios mundiales mostraban un poco lo mismo. Desconocíamos en nuestro país cómo se estaba dando la situación y nos pareció un buen punto para investigar”, contó Stephanie Viroga que, junto con sus colegas Maite Inthamoussu Fernández y Noelia Speranza, elaboró el trabajo Factores que influyen en la adherencia a la vacuna contra la tosferina en mujeres embarazadas en Uruguay.
El estudio tenía dos grandes objetivos. El primero era ver bien la incidencia de la vacunación en las embarazadas tomando para la investigación una población que aclararon que no es el universo de las mujeres embarazadas en Uruguay, sino una muestra elegida por conveniencia en dos hospitales públicos del país: el Hospital Pereira Rossell y el Hospital de Clínicas.
El segundo objetivo era determinar qué factores hacían más o menos probable que las embarazadas se vacunaran. En tal sentido las profesionales encontraron que los principales factores que influyen en la no vacunación contra la tosferina son: ser adolescente, no tener pareja, no conocer la obligatoriedad de la vacuna, no haber sido informada sobre los beneficios de la vacuna y no creer en los beneficios de las vacunas durante la gestación.
Las autoras del trabajo son docentes del Departamento de Farmacología y Terapéutica de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República y, como tales, dan clase en la Escuela Universitaria de Tecnología Médica y la Escuela de Parteras.
En esta última colaboran en la formación de pre-grado de las futuras profesionales, buscando siempre terminar el curso con un proyecto de investigación que haga partícipe a las estudiantes de un problema de salud real y hacer que se acerquen a un ejemplo de investigación clínica.
“En ese contexto fue que les propusimos este tema, que era un tema relevante de la salud pública y que a nosotros nos servía para trabajar con ellas el caso de la vacunación en embarazadas”, señaló Speranza.
Análisis de resultados.
“El fin de una investigación es analizar un hecho de la realidad en el marco del método científico y tratar de contribuir a entender un poco por qué se dan ciertos fenómenos, independientemente de que eso se transforme en una recomendación o no”, explicaron las profesionales.
En la búsqueda de una respuesta a por qué se da una tasa tan baja de inoculación contra la tosferina en las embarazadas uruguayas, las doctoras realizaron una clasificación de los posibles factores de riesgo tomando como ejemplo lo hecho en estudios internacionales sobre las barreras para la vacunación.
El primer factor de riesgo que consideraron fue la percepción que tiene la propia embarazada de las vacunas. “Si le tiene miedo a pincharse o a vacunarse, si creía que las vacunas no eran beneficiosas”, mencionaron como ejemplo las investigadoras.
El segundo factor que trabajaron tuvo que ver con la información que las embarazadas tenían de esta vacuna. Dentro de esta categoría estaba si el médico le indicó o no la vacuna, si había algún programa de información a la población sobre esta vacunación, si conocía sus beneficios o si sabía de los riesgos de la enfermedad de la tos convulsa.
“Son datos que tienen que ver con el personal de salud que atiende a las embarazadas, pero también con la información sobre las políticas de salud pública que se aplican en el país”, detalló una de las investigadoras a El País.
El tercer factor de riesgo refirió al acceso a las vacunas, como ser si en su barrio cuenta con un vacunatorio o si sabía que tenía derecho a la vacunación.
“Esto no apareció como un problema y está bastante acorde con lo que son las políticas de inmunización de nuestro país, que cuenta con un programa de vacunación universal, gratuito y accesible”, destacó Viroga.
Conclusiones.
La evaluación de los tres factores las llevó a concluir que para paliar el problema de la baja inoculación para tos convulsa el foco debería colocarse fundamentalmente en las campañas de información.
“Aunque siempre se hacen campañas informativas, en este caso habría que reforzarlas, sobre todo en quienes atienden embarazadas, como las parteras, los ginecólogos, los médicos de familia, los equipos de enfermería”, apuntó Inthamoussu Fernández sobre la necesidad de seguir insistiendo sobre la importancia de vacunarse.
Las investigadoras hicieron especial hincapié en el peso que tiene la educación en este tema, así como informar sobre los beneficios de la inoculación y hacer que la gente perciba el riesgo de lo que significa no estar vacunado.
Es una información que debe llegar tanto a la población en general como a los profesionales de la salud.
“Hay que atender los miedos, las dudas o las falsas percepciones que puedan aparecer con respecto a lo que significa vacunarse y explicarle a la embarazada los beneficios que va a tener para ella y para su bebé. Todo esto es muy importante y todo el foco que se pueda poner está buenísimo porque nunca está de más reforzar los aspectos positivos de la vacunación contra la tosferina”, concluyeron.
Enfermedad grave para los lactantes
La tosferina o tos convulsa es una infección sobre todo del aparato respiratorio que tiene un comportamiento endemoepidémico, es decir que cada tanto tiempo (de tres a cinco años) aparecen brotes.
Se manifiesta con una tos que no para, falta de aire que puede terminar en secreción con sangre y problemas a nivel pulmonar y de sangre. En los lactantes tiernos, donde la enfermedad es más grave, puede llevarlos a estar internados en el CTI por problemas sobre todo a nivel hematológico. El problema con el resto de la población, que muchas veces la padece sin darse cuenta, es que puede transmitir la enfermedad a los más desprotegidos (lactantes).
La estrategia actual para combatirla es vacunar a las embarazadas para que le pasen anticuerpos protectores a sus bebés hasta que estos puedan contar con las dosis necesarias de vacuna para estar protegidos.
En los niños se administra en la vacuna llamada pentavalente, que se da a los 2, los 4, los 6 y los 15 meses de edad. Más o menos a partir de la segunda dosis ya tienen protección. Luego se administra un refuerzo a los 5 años y otro a los 11. En el caso de los adultos, se vacuna a embarazadas y al personal de la salud que atiende a menores de 1 año. En los lactantes que nazcan con menos de 1.500 gramos de peso, se pueden vacunar gratis cuatro personas de su entorno.
“La tos convulsa es una infección que puede afectar a cualquier persona, pero para la mayoría, sobre todo los inmunocompetentes adultos, es una infección respiratoria que pasa inadvertida, que es difícil distinguir de otras infecciones respiratorias. Lo importante es que esas personas pueden contagiar a los lactantes”, advirtieron las autoras de este estudio sobre vacunación en embarazadas.
884 mujeres consultadas en Salud Pública
El objetivo del estudio fue conocer la prevalencia de mujeres embarazadas de dos hospitales públicos de Uruguay (Pereira Rossell y Hospital de Clínicas) que recibieron la vacuna dpaT (contra la tos convulsa) en 2017 y determinar posibles factores que influyen en la adherencia a vacunarse.
El método empleado fue un estudio observacional, transversal, descriptivo, mediante encuestas a pacientes cursando puerperio inmediato. Se analizaron 884 encuestas hechas a mujeres con una edad promedio de 25 años, 16% de ellas adolescentes, la mayoría en pareja y con educación secundaria incompleta. De ese grupo se vacunaron 317 mujeres (36%).
Dentro de los factores que se asociaron a la no vacunación se destacan: adolescencia, no tener pareja, no conocer la obligatoriedad de la vacuna, no haber sido informada sobre los beneficios de la vacuna y no creer en el beneficio de las vacunas en el embarazo.