Es posible que en breve ya no tenga que usar una tarjeta de embarque, ni en papel ni como foto de tu celular, para abordar un avión. Eso dice The New York Times. Y asegura que a medida que la industria de viajes adopta la tecnología de reconocimiento facial, los teléfonos seguirán el mismo camino que los pasajes en papel en los aeropuertos y terminales similares.
Eso, que parece una noticia maravillosa, no deja de plantear problemas a nivel de la privacidad de nosotros. "Antes del Covid, parecía algo del futuro", dijo Hicham Jaddoud, profesor en la Universidad del Sur de California en un artículo publicado hace unas semanas por The New York Times. Esto incluye el reconocimiento facial, que "ahora se está incorporando a las operaciones diarias" en la industria de viajes.
Aunque tal vez no en Sudamérica, los sistemas de reconocimiento facial ya se están expandiendo en algunos aeropuertos y quien lee estas líneas comenzará a encontrarse con esto en un plazo no muy largo. En el Aeropuerto Internacional de Miami, por ejemplo, las cámaras de 12 puertas de embarque de vuelos internacionales comparan los rostros de los pasajeros con las fotografías de sus pasaportes que tienen archivadas las aerolíneas, lo que permite a los pasajeros en esas puertas abordar sin mostrar pasaportes físicos o tarjetas de embarque. La empresa que instaló esos sistemas fue contratada para hacer lo mismo en varias puertas internacionales en otros diez aeropuertos de Estados Unidos, incluidos el Aeropuerto Internacional de Boston Logan y el Aeropuerto Internacional de Filadelfia.
Pero a medida que se expande el uso de la tecnología de reconocimiento facial, algunos expertos se preocupan por los riesgos para la privacidad y la seguridad de los viajeros. Al igual que con otros datos sensibles, como los números de cédula, las imágenes de las personas podrían ser utilizadas por delincuentes, tal vez para suplantar a personas en internet o incluso crear videos deepfake. Y esto es un problema grave porque a diferencia de una contraseña, que se puede restablecer, los datos biométricos no pueden cambiarse fácilmente sin alterar significativamente tu apariencia.
Si los datos biométricos son robados o mal utilizados, las personas no tienen muchas opciones. No existen leyes con respecto al uso de datos biométricos aunque algunos estados de Estados Unidos están comenzando a crear una serie de protecciones legales, y en la Unión Europea y en el Reino Unido, las empresas deben obtener el permiso de los consumidores para recopilar sus datos y deben informarles para qué se utilizarán. La gestión de datos de reconocimiento facial por parte de empresas privadas preocupa a a muchos expertos porque las empresas podrían ser hackeadas o podrían entregar los datos a entidades gubernamentales que podrían usarlos para la vigilancia. Algunas empresas incluso podrían vender la información biométrica de los clientes o encontrar otras formas de obtener beneficios de ella y ocultar esas intenciones en los detalles legales.
Una de las alternativas sería el uso de tecnologías que permitan eliminar tu rostro de fotos ajenas. Un sistema en que las personas podrían optar por anonimizar con rostros creados por inteligencia artificial si aparecen en las fotos de otras personas, y aquellos que no optan por el sistema tienen sus rostros automáticamente anonimizados.
La tecnología de reconocimiento facial ofrecerá cada vez más ventajas y menos documentos que manejar, pero deberíamos considerar si esas ventajas son tan grandes como para justificar los problemas que van a traernos. Porque aceptar más tecnología en nuestras vidas nos exponemos al seguimiento constante de dónde estamos y con quién.