Más equipos para detectar sismos: hay nuevas estaciones en varias zonas del país

Compartir esta noticia
Nuevos equipos para detectar sismos. Foto: Leda Sánchez

GEOLOGÍA

El Observatorio Geofísico trabaja para mantener y cambiar los equipos que detectan y estudian la actividad sísmica; por falta de recursos, aún hay zonas que deberían ser monitoreadas y no lo están.

Uruguay es un país en el que, para muchos, no hay peligros por posibles terremotos. Sin embargo, cada año se registran unos 20 sismos, que son un fenómeno entendido como una serie de vibraciones de la superficie terrestre generadas por un movimiento brusco y repentino de las capas internas (corteza y manta).

Desde el Observatorio Geofísico del Uruguay (OGU), un grupo de expertos trabaja “a pulmón” para caracterizar y analizar estos movimientos, que a veces llegan a sus estaciones gracias a los testimonios de personas de todas partes del país, pero que a veces nunca llegan porque son imperceptibles.

La geóloga Leda Sánchez contó a El País que en los últimos meses han venido trabajando para mantener y cambiar los equipos con los que se detecta y estudia la actividad sísmica en varios puntos del país.

Sánchez explicó que pasado el peor momento de la pandemia, los técnicos del observatorio volvieron a salir y entonces tenían “solo tres estaciones funcionando”: la de Paso de los Toros, la de Aiguá y la que Sáchez tenía en su casa pero que luego se trasladó al Batallón Florida. “Hubo que hacer una reformulación y empezamos con el mantenimiento, ya que teníamos a todas las estaciones caídas, algunas se habían inundado y en otras se habían roto los equipos”.

En este tiempo recibieron cinco equipos en forma de préstamo, de la mano de un proyecto que tienen con China. “Son estaciones que nos las prestaron por dos años”, detalló la experta.

Contó también que las nuevas estaciones están ubicadas en Río Branco (Cerro Largo), en Polanco del Yí (Florida) y en Sánchez Grande (Río Negro). Algunas de ellas se instalaron gracias a los préstamos de China y otras a través de la colaboración del Programa de Desarrollo de las Ciencias Básicas (PEDECIBA).

Más allá de estas ayudas, la labor que realizan quienes trabajan en el observatorio es “todo a pulmón”, señaló Sánchez: “La ayuda económica de PEDECIBA es de $ 25 mil, mientras que el mantenimiento de cada estación supone un gasto de entre $ 30 mil y $ 40 mil y comprar una nueva se calcula que el triple de eso”.

Los profesionales insisten en aumentar la cantidad de equipos en todas partes del país, ya que “hay zonas que todavía nos quedan bastante descubiertas, como Artigas, donde además hay bastantes problemas con las canteras”, puntualizó la geóloga, o la parte del Litoral Oeste, que es “una de las más importantes para tener cubierta, por un lado, porque en esa región hay sismos históricos; por otro lado, porque hay que controlar la sismicidad que ocurra por ahí, ya que frente de Carmelo tenemos al Complejo Nuclear Atucha y ahora van a hacer una nueva planta nuclear. Además es un lugar en el que hay estructuras y hay fallas, que han tenido movimiento por lo menos en los últimos 100 mil años”, explicó.

Canelones es otra de las zonas en que serían necesario monitorear más: Sánchez destacó que allí fue donde ocurrió un sismo en el año 2016: “Tenemos muchas estaciones, pero no todas nos cubren muchas áreas. Los acelerómetros cubren un radio de 20 o 30 kilómetros como mucho. Y los sismómetros cubren un poco más, pero varios de los equipos que tenemos son préstamos y otros son viejos”, sostuvo.

Sánchez señaló que, a pesar de contar con pocos recursos y, por ende, poca gente, siguen trabajando, “tratando de estar atentos a partir de lo que nos informa la gente cuando ocurre algo, pero estamos trabajando con un atraso en lo que son los datos de aquellos eventos sísmicos que la gente no percibe. No los estamos pudiendo caracterizar porque no nos da el tiempo y somos pocos”.

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar