TECNOLOGÍA
En la era de la información hay de todo. Por eso, saber realizar una búsqueda adecuada es clave. Para eso hay algunos trucos o herramientas que ayudan a que los resultados sean eficientes.
Vivimos en la era de la información. Pero esta abundancia de información es un arma de doble filo: viene acompañada de grandes niveles de desinformación y sobreinformación. Discernir entre lo bueno y lo malo cada vez se hace más complicado. En ocasiones, es una actividad semejante a encontrar una aguja en un pajar.
No siempre es fácil discernir si la información disponible en la web es veraz y fiable. Para los estudiantes de primaria y secundaria es una cuestión especialmente difícil y, en ocasiones, hasta los estudios previos al doctorado no se sabe bien de dónde extraer información relevante y fiable.
Los tiempos de las enciclopedias físicas
Hace unos años el proceso era muy diferente. Cuentan algunos colegas cómo iban a fotocopiar artículos, revistas, libros, a los que sólo tenían acceso en la biblioteca de la universidad en la que realizaban sus estudios. En la actualidad, tenemos todo en nuestros dispositivos electrónicos, a golpe de clic. Solo necesitamos teclear en nuestro navegador Google o Wikipedia y encontramos un mar de datos e información.
En la era de Internet se torna complicado discernir entre la calidad y lo mediocre e, incluso, identificar noticias falsas. Esto se convierte en un verdadero reto para los estudiantes a los que se encarga investigar determinado tema para un trabajo o exposición en clase.
No basta con saber usar Google
Buscar información en Internet conlleva más esfuerzo del que parece: no solo es una cuestión de saber usar un motor de búsqueda. La información está disponible en la red, en los libros, diarios, revistas, blogs, podcasts, redes sociales, periódicos digitales, grandes pensadores, charlas TED, personas de nuestro entorno, asociaciones, empresas… Millones de datos y conocimiento por todos lados y de todos los tipos.
Es con la experiencia, con las horas y horas de búsqueda y lectura de la información extraída, cuando vamos adquiriendo esta habilidad de distinguir entre lo bueno y lo malo; de eliminar la paja y quedarnos con la aguja. Ahí reside nuestra obligación como docentes: transmitir este conocimiento a los alumnos.
Trucos básicos
Existen ciertas estrategias metodológicas que permiten la búsqueda de información, su evaluación y selección, como por ejemplo:
1. Preguntarnos qué información concreta es la que necesitamos y para qué.
2. Uso de palabras clave. Esta palabra clave hace que se ejecute el motor de búsqueda, rastreando la información que hay en la red según los parámetros específicos del buscador utilizado, dando resultados distintos dependiendo de qué palabras usemos.
Para su elección, podemos seguir una serie de consejos como el uso del asterisco * para reemplazar un conjunto indeterminado de caracteres. Por ejemplo, renovable* incluirá la búsqueda no solo de la palabra renovable, sino también renovables, u otras palabras cuya raíz sea renovable.
También se puede usar el asterisco como adjetivo en la búsqueda. Por ejemplo: “Tecnologías renovables más * de los últimos años”. Buscará las tecnologías renovables más demandadas, más usadas, etc. El uso exclusivo de minúsculas y sin acentos también es recomendable.
3. Comparar la información proporcionada con otros buscadores.
4. Analizar las citas y las referencias de la información encontrada es una buena práctica y muy aconsejable si detectamos insuficiencias o excesiva información con respecto a nuestras necesidades. También es posible ampliar o reducir el rango de búsqueda mediante el uso de distintas palabras clave y uso del * como indicaba en el punto 2.
5. Verificar la calidad de las fuentes bibliográficas se torna imprescindible.
Búsqueda en la etapa universitaria
Si nos centramos en el alumnado universitario pregraduado, este ha de estar familiarizado en la búsqueda de información fiable con fines académicos. Pero, aunque por ejemplo en España el 93,2 % de la población de 16-74 años ha usado Internet en los tres últimos meses, en las aulas es habitual observar cómo los alumnos no suelen saber encontrar la información pertinente.
La información académica también se encuentra en todas partes. Ya no solo disponemos de los servicios de la biblioteca universitaria en su catálogo digital, sino que tenemos a nuestra disposición grandes repositorios bibliográficos como Scopus, Web of Science y Google Académico, entre otros.
Sin embargo, existen técnicas que nos ayudan a manejar grandes cantidades de datos provenientes de fuentes fiables para nuestras investigaciones.
Una aplicación posible
Cuando manejamos una gran cantidad de datos, la aplicación de un análisis bibliométrico se hace necesaria. El análisis bibliométrico es una ciencia que utiliza métodos estadísticos y matemáticos para analizar la literatura científica en profundidad.
Pero ¿cómo realizar un análisis bibliométrico? Propongo para ello el uso de un software llamado VOSviewer por parte de docentes e investigadores para realizar sus revisiones.
VOSviewer permite la realización, visualización y exploración de mapas de coocurrencia, una interconexión colectiva de términos basada en su presencia conjunta dentro de una unidad de texto.
Con esta herramienta se crea un mapa basado en una red sobre publicaciones científicas, aunque también es posible crear esa red sobre revistas científicas, investigaciones, países o palabras clave.
Para ello, se extrae información de Scopus, como la mayor base de datos de referencias bibliográficas sobre el tema a investigar, exportamos la documentación y la introducimos en el VOSviewer para realizar el mapa de coocurrencia.
Enseñar desde la infancia
Para encontrar la información deseada en Internet en la etapa universitaria es clave el uso de bases de datos especializadas y apoyarse en el análisis bibliométrico para realizar estudios más exhaustivos y rigurosos.
Pero la enseñanza del proceso de búsqueda de información en internet es fundamental y ha de realizarse en todos los niveles de estudio. Se trata de un eslabón básico para construir una sociedad informada y capaz de cuestionarse, razonar y pensar sobre cualquier ámbito.
*Doctora en Economía y Empresa. Profesora e investigadora del área de Economía Aplicada de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de Ciudad Real, Universidad de Castilla-La Mancha.