La joven uruguaya que estudia el origen de las amatistas en una de las mejores universidades de Alemania

Fiorella es geóloga, tiene 29 años y fue becada para hacer su proyecto de doctorado sobre ágatas y amatistas en una de las universidades más prestigiosas de Alemania.

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Fiorella Arduin, geóloga, en trabajo de campo
Fiorella Arduin, geóloga, en trabajo.
Foto: Santiago Guerrero Cherma

Lasminas de ágatas y amatistas que se encuentran a unos 50 kilómetros de la ciudad de Artigas, en el norte del país, son túneles horizontales y oscuros. Para encontrarlas, las personas que trabajan allí tienen que romper las piedras a prueba y error: saben que las van a encontrar, pero no saben dónde. Entonces, rompen. Entrar a una mina de amatistas es una experiencia que pasa por el cuerpo: algo que se parece a la exaltación y a la adrenalina, algo que no se parece a ninguna otra cosa. Es como si, de pronto, el tiempo se detuviera, el resto del mundo dejara de existir.

Algo así le pasó a Fiorella Arduin Rode cuando, en 2016, mientras estudiaba Geología en la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República, visitó una de las minas del norte. Dice que es una experiencia difícil de explicar, pero la resume de esa manera, hablando de la emoción y de la adrenalina. Dice que la sensación sigue siendo la misma, incluso ahora, que terminó la carrera, que trabajó inspeccionando proyectos mineros en todo el país, que fue por lo menos seis veces a las minas de amatistas, que recogió muestras y que se las llevó a Alemania para estudiarlas. Ahora, que dedica todos los días y todo el tiempo a entender cómo se formaron las ágatas y las amatistas en Uruguay, dice que entrar a una mina donde se trabaja para encontrarlas la sigue emocionando como la primera vez.

Fiorella tiene 29 años, es uruguaya, pero desde 2021 vive en Alemania. Está allí haciendo sus estudios de doctorado en la Fakultät für Geowissenschaften und Geographie, que pertenece a la universidad Georg-August-Universität Göttingen, una de las diez más prestigiosas de Alemania, de la que han salido varios premios Nobel.

Su proyecto de doctorado consiste en estudiar las ágatas y amatistas de Uruguay. “Yo estoy haciendo una caracterización y estudiando la génesis, o sea, cómo se formaron los depósitos de ágatas y amatistas en el país, para conocer más al respecto porque no se sabe mucho, no hay un modelo genético asociado a los depósitos de Uruguay”, cuenta, desde Alemania. “Conociendo mejor el depósito podemos identificar mejor dónde están las amatistas y las ágatas y así podemos encontrarlas de una forma más fácil. Eso permitiría crear políticas o vías de extracción para desarrollar técnicas que sean más amigables con el medio ambiente y así poder preservar nuestro recurso y hacer que sea más sustentable, que dure más en el tiempo”.

Fiorella Arduin ante una amatista gigante
Fiorella Arduin ante una amatista gigante
Foto: Hernán Silva Lara

El depósito de ágatas y amatistas en Uruguay es similar al de Brasil, pero las uruguayas son de un violeta más intenso, de un color que no se encuentra en otra parte del mundo. Sin embargo, es poco lo que se sabe sobre él.

“Ese depósito está asociado a unas rocas que son basaltos. Estos basaltos tienen más o menos 130 millones de años. En un momento eran lavas que se derramaron cuando Gondwana, el supercontinente, se fragmentó. Estas lavas se transformaron en rocas. Cuando ya eran rocas, por procesos posteriores, se formaron los depósitos de amatistas y ágatas. Lo que pasa es que no se sabe en profundidad cómo se formaron y no hay modelos desarrollados para Uruguay sobre la génesis de esos depósitos. Eso es lo que estoy intentando hacer yo: generar ese modelo que hoy no tenemos”, explica Fiorella.

¿Qué son esos “procesos posteriores” por los que de las rocas salieron cristales? Fiorella dice que hay varias teorías. La más acertada se explica más o menos así: “Esas lavas, cuando se fueron derramando y enfriando, se desgasificaron y dejaron huecos, como si fuesen burbujas de gas que quedaron vacías. Después, por procesos como infiltración de fluidos, se formaron los cristales. Lo que estoy intentando entender son las condiciones en las que se formaron esos cristales: la temperatura en la que se formaron, la composición del fluido que los generó, las condiciones en las que se formó ese fluido, si fue abajo de la tierra o fue en la superficie, la interacción de esos fluidos con el basalto que ya existía”.

Para eso, Fiorella fue seis veces a las minas, recolectó muestras. A Alemania se llevó unos 250 kilos de todas esas muestras y desde hace dos años se dedica a estudiarlas, a entenderlas, a hacerles estudios que solo se pueden hacer si está allá, en Europa. Todavía le faltan dos años más. A los primeros resultados, sin embargo, los publicará en una revista de investigación científica. También se puede seguir su trabajo en su página de Instagram, @uruguayan_amethyst

Conexiones con el origen

Fiorella nació en una zona rural cerca deNueva Helvecia, en Colonia. A los 18 años, cuando terminó la secundaria, se fue a vivir a Montevideo para estudiar ingeniería. Cursó un año, pero no le gustó. Su madre insistió para que se hiciera un test vocacional y eso hizo. Entre las carreras que le surgieron, apareció geología. Y allá fue, sin saber muy bien por qué, sin entender del todo de qué se trataba.

Empezó la carrera y le fue bien. Al poco tiempo sintió que aquello era algo extraordinario: empezar a hacerse preguntas sobre la tierra, empezar a entender el plantea, empezar a buscar respuestas.

De eso, dice Fiorella, se trata el trabajo de un geólogo: “Tratamos de entender la Tierra y cómo funciona el planeta, para así buscar lo que la humanidad necesita. Es como si fueras un médico, pero en lugar de ser un médico de personas que entiende cómo funciona el cuerpo, sos un médico de la tierra”.

Ahora que vive en Alemania y se dedica a hacer lo que más le gusta entiende algunas cosas: por qué, por ejemplo, cuando era niña y con su familia iban de paseo a las Termas del Arapey, y recorrían aquellos caminos y aquellas tierras del norte, ella decía, en chiste, que se iba a ir a vivir allí. Ahora, que vive en Alemania, también cree que está entendiendo algunas cuestiones de su familia, que llegó desde ese país y se instaló en una colonia fundada por suizos y alemanes en Uruguay. Aunque piensa volver, se siente bien allí, donde la gente es sencilla y disfruta de ir a la montaña o de hacer un sendero. Ella siempre disfrutó de cosas parecidas, porque creció así, rodeada de naturaleza. Ahora que vive en Alemania y se dedica a estudiar piedras que se llevó desde Artigas, entiende algunas cosas. También busca respuestas para otras.

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