ECOLOGÍA
La fundación Lagunas Costeras trabaja desde hace años para cuidar estos espacios repletos de diversas especies.
La Fundación Lagunas Costeras, que desde el 2008 trabaja en la promoción de la conservación y regeneración de las lagunas costeras y suentorno de tierra y mar a través de la investigación, educación y sensibilización ambiental, está finalizando uno de sus proyectos (Eccosur), que puso el foco en fortalecer y mejorar la buena gobernanza del área protegida de la Laguna Garzón .
La zona, ubicada en el límite marino entre Maldonado y Rocha, integra un extenso sistema de lagunas de la costa atlántica y, gracias a su conectividad con el Océano Atlántico, presenta un paisaje único, con gran diversidad de flora y fauna.
Sin perjuicio de que también se trabaja en las lagunas de Rocha, José Ignacio, Castillos y Merín, en esta oportunidad, con el proyecto Eccosur (financiado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y con una duración de nueve meses) se apuesta a que los diversos actores sociales de la Laguna Garzón consoliden una relación armónica con su entorno natural.
María Victoria Pereira Flores, directora de Relaciones Institucionales de la fundación, Máster en Derecho Ambiental y profesora en Política y Derecho Ambiental de la Universidad Católica del Uruguay, explicó a El País que es primordial “visualizar todas las situaciones diversas que suceden en un área protegida”.
Es importante reconocer la interacción entre los actores que coexisten, ya sea por diversas competencias de organismos públicos, como diferentes intereses de privados, tanto de residentes como visitantes, operadores turísticos, deportistas, productores, etc., y ante ello la necesidad de consensuar, buscando soluciones donde prime el interés general en miras de un desarrollo sostenible que permita garantizar el cuidado y conservación del territorio protegido a largo plazo.
Pereira añadió que la necesidad de contar con el apoyo del titular de las tierras, entre los distintos actores, es continua en miras de una adecuada gestión del territorio “en un país como Uruguay, donde aproximadamente el 95% o más del territorio dentro del SNAP es de titularidad privada”.
La fundación promueve, y en algunos casos lidera y articula, el desarrollo de investigación, así como de políticas públicas de conservación para las áreas protegidas. A tales efectos, propone normativa, fomenta la formación de organismos de consulta, promueve la ejecución de acciones de políticas ambientales, etc.
“Nos focalizamos en las lagunas costeras, cuerpos enorme de agua que se comunican con el mar y constituyen ecosistemas tan maravillosos como complejos, donde confluyen una cantidad de situaciones ambientales de extremada importancia para la conservación y la biodiversidad”, explicó Pereira. En Laguna Garzón, tienen presencia desde antes de 2014, cuando la zona ingresó SNAP.
Ya se concretaron diferentes acciones y una fue la colocación de cámaras trampa para conocer más a la fauna local: se vieron guazuvirás, yaguarundís, zorros y otras especies que quienes viven en la ciudad generalmente no conocen.
El material ayuda a “traer el área protegida a la ciudad”, sostuvo Pereira, y también sirve para posterior estudio científico.
Otra de las acciones que se viene realizando es una importante labor de concientización, tarea que se logra codo a codo con los dueños de los predios y de quienes habitan la zona, buscando reforzar el vínculo para que, además de cuidar el área protegida, también se cuide el desarrollo económico y sustentable de la región y su gente.
Las áreas protegidas.
El Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SNAP) de Uruguay comprende una superficie terrestre con 17 áreas ingresadas, unas 334.125 hectáreas, incluyendo tanto superficies terrestres como marinas, alcanzando al 1,05% del territorio.
Esta herramienta se ha vuelto fundamental para que puedan convivir el cuidado del ambiente con el desarrollo económico y social del país, apostando a generar oportunidades para las comunidades locales y la sociedad en su conjunto a través de la recreación, el turismo, la educación, la investigación y el desarrollo de actividades productivas compatibles con la conservación.
A pesar de la baja cobertura de superficie en áreas protegidas en el territorio nacional, el porcentaje de ecoregiones y unidades de paisaje integradas es del 100% del país, los ecosistemas amenazados integrados alcanzan el 51% y el porcentaje de especies prioritarias para la conservación representadas llega al 45% del total.
En cada una de las áreas protegidas viven personas que producen y usan esos espacios de forma cuidadosa para contribuir a la conservación de sus valores naturales y culturales a largo plazo.
Para saber más sobre el Sistema Nacional de Áreas Protegidas se puede visitar el sitio web www.snap.gub.uy.