La Nación/GDA
El pueblo de Chamborêt, en Francia, ganó visibilidad en los medios locales tras ser el epicentro de un importante hallazgo arqueológico en una zona aledaña, en la que el Institut National de Recherches Archéologiques Préventives (Inrap) desenterró ruinas que pertenecieron al Imperio Romano sobre lo que fue un asentamiento mucho más antiguo. Según las descripciones, encontraron un manantial sagrado en el que hace 6.000 años se ofrecían rituales en su entorno.
Al igual que otros países europeos, Francia realiza un esfuerzo continuo por investigar sobre su pasado y los restos arqueológicos que yacen debajo de su suelo. Desde castillos hasta ruinas milenarias fueron desenterradas en lo que va del año; sin embargo, el reciente asentamiento romano generó sorpresa entre los expertos, en particular porque se trataría de una pileta ajardinada con un muro, justo a lado de un manantial de agua dulce, según se publicó en la revista Live Science.
Lo cierto es que, luego de un proceso de corroboración, se señaló que este sitio estuvo habitado en el Neolítico, entre 4.500 y 6.000 años atrás. Por su parte, los rastros romanos serían del siglo III d.C, por lo que se especuló que mucho antes de la llegada de los invasores, esta región probablemente utilizó el manantial para llevar a cabo rituales.
En un principio se montó un edificio de piedra y madera, de forma rectangular, con pozos para postes y areneros. Si bien no se determinó el fin, pudo tratarse de una casa y una granja que fue abandonada más tarde. Sobre este sitio aparecieron piezas de pedernal y el fragmento de una daga que lleva el nombre de "Grand Pressigny", un sitio arqueológico en el centro de Francia donde también aparecieron varias similares a esta. Asimismo, hay un pozo a metros del manantial que se habría utilizado en el Neolítico.
Ya en el 300 d.C, los romanos pusieron en valor aquel lugar, por lo que quedaron indicios de sus pasos. Los arqueólogos desenterraron tejas quemadas, ladrillos, monedas del Imperio Tardío y fragmentos de cerámica, algunos con el rostro de una deidad o de Medusa.
Por otra parte, la fuente del manantial —que aún permanece activo—, fue cubierto con una caja de madera y piedras planas. “Este a su vez alimentaba un estanque o pila ajardinada que estaba rodeada por un arco o muro de bloques de granito, que contenía fragmentos cerámicos de los siglos III y IV”, indicó el Inrap. Incluso, los expertos remarcaron: “El agua claramente jugó un papel importante en la ocupación desde los primeros tiempos”.
Sobre los elementos hallados en las inmediaciones, resaltaron la figura de una deidad o posiblemente Medusa, ya que su rostro no aparece con una cierta definición. Sin embargo, en el Imperio Tardío, la utilización de ciertos objetos con este tipo de imágenes eran comunes porque se pensaba que protegían del mal. Sobre la cara, esta se encontró en una cuenca ajardinada, que era alimentada por el manantial. De allí, se presume que trataría de un personaje vinculado al agua.
Esta investigación, al igual que muchas otras, son de gran relevancia para el país galo y aumenta su riqueza cultural y patrimonio histórico. Así lo dejaron en claro los arqueólogos en el comunicado oficial: “Estas instalaciones arrojan luz de forma inusual sobre la ocupación en la Antigüedad tardía. Este tipo de sitio rural ilustra sin duda una etapa en la transición gradual a la Alta Edad Media”.
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