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El actor y conductor argentino dictará una serie de charlas para la prevención de adicciones de la mano de la agrupación Jóvenes Blancos; la primera es este domingo en la ciudad de Trinidad.
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Gastón Pauls
(49) es conocido en Uruguay gracias a sus roles en televisión como actor y conductor. Sin embargo, este fin de semana una faceta diferente del argentino se conocerá entre los uruguayos: de la mano de los Jóvenes Blancos brindará una serie de charlas en el interior para la prevención de adicciones.Antes de dar su primera charla en Trinidad (departamento de Flores), Pauls conversó con El País sobre su experiencia y lo que busca transmitir.
—¿En qué marco llegás a Uruguay?
—Estoy en Montevideo por una doble razón. Por un lado estoy grabando una serie de la que no puedo hablar mucho y, aprovechando un poco el viaje, la idea era empezar a dar una serie de charlas en Uruguay de prevención en adicciones. Es algo que hago desde hace cinco años en Argentina y además tengo un programa de televisión que tiene que ver con las adicciones, consumo y la recuperación. Lamentablemente Uruguay no escapa al consumo ni a la adicción; es algo que está en Latinoamérica entera, que vive un momento muy complejo con el tema adicciones. Así que apareció esta posibilidad, esta invitación a poder compartir mi experiencia y por lo menos poner en la mesa el tema para empezar a transmitirlo y ver qué se puede hacer, porque cada vez es mayor el consumo en nuestros países y arranca a edades más tempranas. Entonces la idea es hacer charlas en primera persona hablando de mi experiencia de consumo de muchos años y después de recuperación.
—¿Cómo fue tu proceso de consumo, adicción y recuperación?
—El consumo para mí arrancó muy temprano, como sucede casi siempre ahora, con alcohol. Después marihuana y a los 17 años cocaína, que consumí durante casi 20 años de mi vida, hasta el 2007. Fueron años de ceguera en un punto, porque el adicto no ve sus problemas o enfermedades; cree que es manejable, que nunca podría llegar a un mal puerto. Creés que podés con eso. Uno lo hace para divertirse, para relajarse o no dormirse. De pronto me di cuenta que estaba en problemas y aún así estuve como siete años más desde que reconocí el problema. El primer paso de la recuperación (o los dos primeros pasos) es admitir la impotencia ante la adicción. Además la vida se vuelve ingobernable y, después de reconocerlo, el paso fue pedir ayuda, que para mí fue fundamental. Es un tema que hay que charlarlo y no negarlo, ni uno, ni la familia, ni el entorno. Es importante que no lo niegue la sociedad porque se está consumiendo y arrasa con generaciones enteras y todavía no le damos la importancia que tiene. Hay chicos de 6, 7 y 8 años fumando pasta base en Argentina; no es un tema que nos permite tirarlo para delante mucho tiempo más. Nos tenemos que hacer cargo porque ya estamos tarde.
—¿Dónde encontraste el apoyo para la recuperación?
—Al reconocer la enfermedad y pedir ayuda, primero en la familia y el entorno más cercano. Después en los grupos. Asisto a grupos anónimos y ahí lo que encuentro son pares que, de alguna manera, vivieron el mismo infierno que viví yo. Todos los que hemos consumido y que hemos estado inmersos en la adicción damos cuenta de lo mismo: estamos en el medio del peor de los infiernos. Entonces empezar a no sentirte solo con eso, entender que otro le pasó y que quizás lleva cinco años limpio es un buen ejemplo. Quizás antes los más genios eran los que consumían muchas drogas y cuando estás en el proceso de recuperación el ejemplo es distinto y empieza a cambiar el modelo.
—Antes revelaste que encontraste a Dios en el camino de la recuperación…
—En realidad ese fue el primero de los pasos para mí. En mi noche más oscura que fue una noche de cuatro noches sin dormir, encerrado en una habitación, en un momento yo que no creía nada más que en la merca, que era como mi única compañera, le tuve que pedir ayuda a Dios y la ayuda vino. Yo estoy acá gracias a Dios.
—¿De qué se trata tu programa de televisión Seres Libres?
—Mi idea fue siempre compartir y aprovechar la televisión. Daba charlas en Argentina y capaz que daba 50 charlas en un año y me veían 100.000 personas. Esta misma cantidad de personas equivale a un punto de rating, entonces lo que me costaba un año en charlas lo podía lograr una noche en una hora. Fui por varios canales proponiendo programa, no les parecía interesante y, tristemente, no les parecía comercial hasta que apareció Crónica y dijo “vamos con este programa, nos interesa”. Acá estamos haciéndolo y llevando el mensaje que tiene mi historia, al mismo tiempo que invitamos a famosos argentinos y ojalá en algún momento a latinoamericanos para puedan contar sus historias para mostrarle a los que están muertos en vida que se puede vivir limpio.
—¿Cuál es el principal desafío?
—Hablar. Eso lo digo siempre. El término adicción tiene dos acepciones. La primera es la a-dicción, lo no dicho, no decir. La otra es que adicto, viene de adictus que eran los esclavos en Roma. Entonces un adicto es un esclavo que no habla y, por otro lado, el silencio o la negación de la palabra. Entonces el programa intenta invitar a que la sociedad debata, porque vivimos en una sociedad de consumo donde somos adictos a algo: pastillas, sexo, consumo, merca, posesiones materiales, comida, televisión, tecnología, juegos. Es una locura lo que está pasando y eso habla de un vacío muy grande del ser humano sobre todo en esta época y ni hablar en época de pandemia. El encierro y el miedo hacen que las personas se encierren a consumir drogas y alcohol. En Argentina se dispararon los niveles de consumo y creo que el gran desafío es dejar de ser caretas, hipócritas, negadores y ciegos y hablar, mirar y debatir este tema.
—¿Qué mensaje te gustaría dejar?
—Creo que si esta nota que estamos haciendo, está charla que estamos teniendo, la lee alguna persona que en este momento está consumiendo y le sirve, algo bien habremos hecho. Tal vez esa persona mañana pueda potenciar y multiplicar el mensaje y para que le llegue a dos y que se liberen. Quiero decirles a los uruguayos y uruguayas que otra vida es posible y que se puede vivir libre. No es fácil, pero mucho más difícil es vivir puesto.
El encuentro de este domingo en la ciudad de Trinidad
Las charlas no tienen “fines partidarios”, explicaron a El País desde la agrupación Jóvenes Blancos. “Se trata de un tema que es muy sensible a la sociedad y afecta a diferentes grupos etarios, pero nosotros queremos aportar desde la organización”, indicó Armando Castaingdebat Ramíez, presidente de la juventud blanca.
La convocatoria será para mañana, domingo 26 de septiembre a las 18:00 horas en la plaza Echeverría de Trinidad.