SOLIDARIDAD

La idea apareció en el grupo de WhatsApp de la Generación 88 de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República. Fue a mediados de abril de este año cuando uno de los más de 100 médicos que formaban parte del grupo planteó generar un proyecto para ayudar al sector de la población que más estaba sufriendo desde el punto de vista económico por la pandemia por la COVID-19.

“La propuesta progresó exponencialmente y unos 80 se prendieron”, recordó el doctor Javier Ojeda, uno de los portavoces de lo que dieron en llamar Medicina Solidaria y ya lleva más de dos meses funcionando a buen ritmo.

Bajo dos premisas básicas, que son ser un proyecto laico y sin ideología partidaria, se fijaron dos objetivos iniciales.

Por un lado, ayudar a la gente más necesitada, “que tiene hambre”, dijo Ojeda. Para ello colaboran con ollas populares y merenderos de todo el país.

El segundo objetivo es acercar a los médicos a la gente más allá del rol asistencial que siempre han desempeñado. “Desde marzo de 2020 estamos muy involucrados como actores principales de la pandemia, pero desde nuestro trabajo tradicional. Ahora dijimos que el médico tiene que tener una acción social adicional y estar cerca de los problemas de la gente más allá de la enfermedad. Son problemas que la Facultad de Medicina no nos enseña que el médico se tenga que involucrar”, señaló Ojeda a El País.

El médico se manifestó orgulloso de que lo están logrando con la actividad. “Hay gente que nos dice ‘más allá de la contribución, que ustedes nos apoyen, lo sientan y estén al lado nuestro, es lo que agradecemos’. Agradecen más eso, la cercanía con los profesionales y nuestro involucramiento que las lentejas o las papas. Es muy emotivo para todos nosotros”, apuntó.

Otro aspecto que destacó Ojeda es la completa transparencia con la que llevan adelante la tarea. Trabajan en forma honoraria en los ratos que sus obligaciones médicas se los permiten. Y, si no tienen ese tiempo libre, lo hacen como pueden.

Para ello se organizan en cuatro comisiones entre las que se distribuyen unos 21 médicos: finanzas, logística, comunicación y transparencia. De esa manera realizan toda la gestión que implica hacer una donación: recaudación del dinero, registro, compra de insumos y distribución.

A la población y empresas les solicitan que donen dinero, sin importar el monto. Si les donan otras cosas, como ropa, también lo aceptan. El procedimiento consiste en pedirle a los interesados en colaborar que se comuniquen al teléfono de Ojeda (095 000758) o de la doctora Fernanda Blasina (099 698248). Ellos se encargan de enviarles vía WhatsApp toda la información que necesitan saber sobre el proyecto y el mecanismo para colaborar (cuenta bancaria).

Con el dinero recaudado compran alimentos o artículos de limpieza cuyos destinatarios resuelven entre todos de acuerdo a la información que les llega de cuáles son las ollas populares o merenderos más necesitados. “Le damos prioridad a los que menos aportes reciben y tienen más gente y tenemos muy en cuenta la presencia de niños”, detalló.

Tanto para recabar esa información como para hacer llegar las donaciones los favorece el hecho de que, como en toda generación de médicos, hay profesionales de todo el país, muchos de los cuales están trabajando en el lugar en el que nacieron. “Tenemos un agente en cada lugar”, destacó.

Medicina Solidaria en principio fue pensada para durar seis meses, hasta el 30 de octubre de 2021, luego verán qué sucede. Por el momento se sienten muy conformes y hasta a veces sorprendidos porque han llegado a recibir una donación anónima de $ 50 mil. “Cuando llamamos para corroborar si estaba bien, nos contestaron: ‘¡Cómo no lo voy a hacer si mi médico me salvó la vida!’”.

Son pequeñas grandes anécdotas que hicieron que Ojeda remarcara que “dedicarnos a esto fue para nosotros muy importante; nos tiene a todos muy cautivos de este proyecto, muy motivados y con ganas sobre todo de que se pliegue mucha más gente con lo que pueda contribuir”.