La Nación/GDA
Alphabet, la compañía dueña de Google, valía US$ 1.900 millones el 26 de enero de 2024, según la cotización de sus acciones en la bolsa. Hoy, vale 200.000 millones menos (US$ 1.700 millones), y de ese monto, unos US$ 90.000 millones se evaporaron en los últimos días. La percepción es que todo es responsabilidad de su fallida herramienta de inteligencia artificial.
Gemini, su competencia de ChatGPT, que anunció en diciembre, y que venía a reemplazar a su chatbot Bard. Este último trajo como novedad la posibilidad de interactuar en un lenguaje natural (es decir, con frases convencionales y sin tener que respetar una sintaxis particular) como su gran modelo de lenguaje. Esto le permite a la compañía competir con la tecnología de OpenAI; Copilot, de Microsoft; y otras herramientas similares, que para muchos usuarios se están convirtiendo en una alternativa al propio Google a la hora de buscar información.
Gemini, como Bard, se integra en todos los servicios de Google (las búsquedas, los mapas, documentos, etcétera) y mantiene a la compañía como un jugador relevante y central en el mundo del manejo de información. Además, Gemini tiene algunas particularidades muy atractivas, como permitir consultas sobre hechos recientes y citar la fuente de la que obtuvo algún dato en particular.
Se trata de una inteligencia artificial generativa que, ante un comando, crear algo nuevo, aunque no exactamente original: está basado en un corpus de contenido con el que fue educado, y que consiste en millones de textos, sonidos e imágenes obtenidos en internet; en esto es igual que ChatGPT. Así que es posible pedirle cosas diferentes que a Google Search, que solo mostrará contenido que está ya disponible en un sitio (y al que Google, idealmente, nos dirigirá). Gemini, como ChatGPT, permite hacer conexiones nuevas entre temas diversos, o generar imágenes a partir de una descripción.
Cuando alguien le pide que genere imágenes de un grupo de personas haciendo algo, Gemini intenta corregir una crítica que estos motores de inteligencia artificial sufrieron a lo largo de su historia: el sesgo algorítmico (una forma elegante de referirse a los prejuicios presentes en el contenido con el que fue educado), como mostrar ciertas etnias —mayoritariamente blancos— en situaciones positivas, y a otras en negativas.
El martes 26, el CEO de Google, Sundar Pichai, declaró las respuestas de Gemini como “inaceptables” y prometió cambios para resolver estos problemas, pero, por lo pronto, el impacto que tuvo en el cambio en la cotización de las acciones, que le hicieron perder casi US$ 100.000 millones de valuación bursátil en unos pocos días, y continúa a la baja.