"No hay dos sin tres”, reza un viejo dicho que se confirma con una noticia proveniente de Tacuarembó. Un diente aserrado de forma llamativa corresponde a un nuevo dinosaurio carnívoro para el país, perteneciente a la familia de los abelisáuridos. Y no solo eso. Datado con 150 millones de años, es uno de los cuatro abelisáuridos encontrados en el mundo que se corresponden al Jurásico, aunque estos animales eran típico del Cretácico.
En esta oportunidad, el paleontólogo Matías Soto no puede llegar a un nombre científico porque no tiene un diente entero –“Es un poquito más de la mitad del diente pero bien preservado”, dijo– pero sus características lo diferencian del resto de los dientes encontrados para los otros dos carnívoros identificados en Tacuarembó: el Torvosaurus y el Ceratosaurus.
Más pequeños que estos dos gigantes, los abelisáuridos igual imponían respeto con una cabeza, aunque media corta pero más bien alta, que tenía una boca con dientes cuyos dentículos parecían “ganchos para desgarrar carne”. Justamente, se reconoció a la familia por su borde aserrado. El de atrás tiene unos dentículos largos que se curvan hacia arriba en forma de gancho; mientras que el de adelante llega hasta abajo del todo y tiene dentículos más cortos y asimétricos. A diferencia de los dientes de los Torvosaurus y los Ceratosaurus, el esmalte de los dientes de los abelisáuridos no tiene ninguna orientación en particular (los otros tenían unas “crestitas microscópicas”).
“Ni bien lo encontramos nos llamó la atención por los dentículos con una forma diferente. Lo mandamos inmediatamente al microscopio electrónico y los bañamos en oro. Confirmamos que era una cosa nunca antes vista”, contó Soto a El País.
Y añadió: “Cada vez vemos más diversidad en Tacuarembó, que sería una mezcla interesante de carnívoros más comunes en el Jurásico de los continentes del norte (Torvosaurus y Ceratosaurus) y carnívoros más comunes en el Cretácico de los continentes del sur”.
El nuevo dinosaurio, cuyo hallazgo fue publicado en una revista especializada este mes con la colaboración de los brasileros Rafael Delcourt y Max Langer y el uruguayo Daniel Perea, fue presentado ayer formalmente en sociedad en el X Congreso Uruguayo de Geología.
Características.
La familia de los abelisáuridos le debe su nombre al profesor argentino Roberto Abel. Estos carnívoros tuvieron mucha difusión en el continente de Gondwana, un antiguo bloque que se ubica en el hemisferio sur –luego se dividiría en Sudamérica, África, India, Madagascar, Antártida y Australia–, lo que explica por qué casi no hay ejemplos en el norte.
Este es el primer registro en Uruguay y uno de los pocos registros jurásicos del grupo a nivel mundial, dado que eran típicos del Cretácico.
“Hay unos huesos en Tanzania con dudas, unos dientes en Madagascar, unas huesos en Argentina y nuestros dientes”, comentó Soto, especialista en dientes de dinosaurios carnívoros.
En cuestión de tamaño, no se puede estimar el de este animal en particular por solo un diente, pero sí se puede decir que los abelisáuridos eran más pequeños que los Torvosaurus (el mayor depredador terrestre de cualquier tipo y el carnívoro más grande de todo el territorio uruguayo) y los Ceratosaurus, sus compañeros de territorio por estos lares. La mayoría era de tamaño mediano, entre cinco o seis metros. “Si uno de los otros medía dos autos de largo, el abelisáurido mediría uno”, comparó el paleontólogo.
Una de sus características físicas representativas son los brazos cortos que ya están presente en el ejemplar más antiguo encontrado en Argentina. Se puede especular que también tuviera algún cuerno en la cabeza como se ve en abelisáuridos posteriores en el tiempo como los Carnotaurus (dos cuernos sobre los ojos) o los Majungasaurus de Madagascar (un cuerno solo en la frente).
El dibujo del dinosaurio que acompaña a esta nota pertenece a un Spectrovenator (cuyo nombre es de película porque significa “cazador fantasma”), que es un abelisáurido de Brasil más cercano en el tiempo: unos 120 millones de años. El de Tacuarembó habitó la zona hace 150 millones de años. La diferencia entre uno y otro es que el brasilero no tiene la cabeza corta y alta.
Hay más en camino
La lista de dinosaurios carnívoros de Uruguay no se termina con los tres mencionados. Soto prepara la publicación de un cuarto del que también se encontraron dientes en Tacuarembó.
Todos habitaron a finales del período jurásico, cuando el paisaje estaba cubierto por dunas y algo de vegetación y los ríos eran el hogar de tiburones, celacantos, peces ganoides, tortugas y cocodrilos; mientras que por los cielos volaban los pterodáctilos.