Camila Paola Sánchez Fajardo, El Tiempo/GDA
“Acabo de ver a alguien parecido”, fue una fase que Sebastián y Mariano que escucharon muchas veces, pero ninguno de los dos podría haber sospechado que su hermano gemelo circulaba por la misma ciudad de Argentina, a unas pocas cuadras.
Al fin y al cabo, ambos eran hijos únicos y no tenían razón alguna para creer que tenían un hermano idéntico perdido, y que habían sido separados al nacer. Pero todo comenzó a cambiar a partir de sus 13 años. Ahí fue cuando fueron confundidos por primera vez.
La historia de los gemelos
Nacieron el 1 de abril de 1977 en la ciudad de Rosario, Argentina, en una clínica clandestina. La primera vez que fueron confundidos, le ocurrió a Sebastián, que tenía 13 años y estaba en la práctica de natación del club Echesortu, en Rosario.
Durante una competencia, una compañera le hizo un comentario que después cobraría sentido: “Sos igual a un chico que va al club con nosotros”.
De acuerdo con distintos medios, ambos se habían criado a unas 30 cuadras de distancia.
Salieron a bailar una noche y empezaron las sospechas
Tenían 14 años. Sebastián salió a bailar con sus amigos a una discoteca. Esa noche todo fue muy raro: “Me empezó a mirar gente que no conocía. Yo pensaba ‘¿y este qué quiere que me mira tanto?’. A veces me saludaban y yo no les devolvía el saludo”.
Sin embargo, un amigo suyo fue al baño y cuando salió vio a alguien apoyado a la pared y le dijo: “Vamos Sebastián”. Este les puso cara, como diciendo ‘están equivocados’.
En ese momento, los gemelos no entendieron nada y llegaron a la conclusión de que eran parecidos. Por su parte, sus acompañantes comenzaron a interrogarlos y descubrieron que tenía muchas cosas en común: la misma edad y la fecha de nacimiento.
No obstante, eran muy jóvenes y nunca le pusieron atención a ese momento.
Cuando Sebastián y Mariano tenían 18 años, el destino volvió a juntarlos. Ambos fueron a rendir el examen para sacar el registro. “Las cosas de la vida, ¿no? Yo había ido con mi papá y él con su papá, los dos les habíamos contado ‘hay un chico igual a mí’, pero nunca lo habían visto. Me imagino a nuestros padres, qué habrán pensado”, contó Sebastián.
El día que Mariano descubrió la verdad
Sin embargo, después de seis meses, Mariano confrontó a sus padres y le preguntó si era adoptado. Ellos se lo confirmaron. Pero no fue hasta los 24 años que todo se resolvió.
En 2001, nuevamente todo ocurrió en un gimnasio. Esta vez no dejaron pasar por alto la coincidencia. Ambos optaron por hacerse una prueba de ADN y confirmaron las sospechas: eran gemelos.
-
La historia del par de gemelas que tuvo bebés con otros gemelos: son catalogados como "hermanos genéticos"
Murieron los gemelos siameses más longevos del mundo a sus 62 años: estaban unidos por el cráneo
Cuántos mellizos nacen en Uruguay por año: los datos por departamento y sexo, y cuáles pueden ser las razones