GASTRONOMÍA
Una propuesta que busca innovar manteniendo el espíritu del club de pescadores fundado en 1945
Dos amigos, el amor por la gastronomíay el mismo nivel de entusiasmo, ese que hace brillar los ojos a la hora de emprender y buscar constantemente nuevos desafíos. Carlos Sarli y Ricardo Acosta están al frente de varios proyectos desde hace años y en diciembre del 2021 sumaron otro a su lista, con el sueño de reconvertir un tradicional club de pesca en un lugar que sea un punto gastronómico y de encuentro.
Carlos y Ricardo comparten muchas cosas, incluso desde bastante antes de conocerse: ambos nacieron y crecieron “del otro lado del mostrador”, ya que sus familias siempre tuvieron negocios como cantinas o rotiserías. A medida que fueron creciendo la vida los llevó por distintos caminos hasta que en un momento, hace ya casi 20 años, se cruzaron y nació la amistad entre ellos.
El Club de Pesca Noa Noa, hoy ubicado en la Rambla Presidente Wilson 426, fue fundado en el año 1945. Con los relatos que fueron pasando de generación en generación, estos dos amigos que tomaron la posta de la cantina hace unos meses cuentan a El País que las charlas con los socios son constantes: “Los veteranos siempre cuentan que este club estaba sobre la rambla pero cruzando donde está ahora, porque antes los clubes estaban todo a lo largo de la costa, pero cuando se dio la urbanización, que hicieron la rambla y las calles, los movieron a todos para acá”, explicó, refiriéndose a la zona que está detrás del Teatro de Verano.
Noa Noa es un club que está ligado desde siempre al barrio: “Los socios que siguen viniendo son de la zona. Y pasa que se repiten varias generaciones. El bisabuelo venía, el abuelo venía, hoy la familia sigue viniendo. Eso se mantiene al día de hoy”, sostuvo Carlos.
Lo que cuentan estos dos socios es que con el correr de los años se produjeron muchos cambios. Antiguamente había resistencia a que entraran personas que no fueran socias, tampoco se permitían a las mujeres. “Pero como es un lugar cedido por la Intendencia de Montevideo con el tiempo se comenzó a pedir que lo abrieran a todo público; había interés en que el club tuviera vida social”, señaló Carlos.
“La gente sigue muy ligada al club y ahora nosotros queremos convivir con eso, pero desde un lugar en el que queremos hacer algo más gourmet, para que venga también gente de afuera. Estamos construyendo ese vínculo”, explicó Ricardo.
De estación.
La carta del Restaurante Noa Noa (en Instagram @noanoa.mvd) fue armada junto a otro de los socios, Joaquín Cabrera, un “apasionado de los fuegos”, según lo describieron Carlos y Ricardo.
“Cuando llegamos quisimos hacer una carta que sea un poco para todo el mundo, para mantener la esencia del lugar. Pero a nosotros nos gusta hacer otras cosas, entonces los sábados, por ejemplo, estamos haciendo una paellaal aire libre y a la vista; el pasado 29 hicimos ñoquis también en ese formato”, señaló Carlos.
Ricardo agregó que también están organizando sunsets los viernes, para aprovechar que la vista del lugar “es mágica”. “Es espectacular a cualquier hora en realidad, de mañana, en el día, cuando cae el sol y a la noche”, agregó.
Carlos añadió que en el menú se enfocan en una cocina de estación. “Así es como entendemos a la gastronomía, como algo de estación, con los productos que tengas en el momento. Estamos haciendo vínculo, por ejemplo, con los pescadores de la zona para tener pesca fresca”.
En la carta hay entradas como, por ejemplo, miniaturas de pescado, rabas, empanadas y queso provolone. Tienen opciones de parrilla, distintas ensaladas y guarniciones, así como postres, propuestas para desayunos y meriendas y bebidas en general.
Emprendedores.
Carlos, quien por su parte está hoy al frente del bar Inmigrantes, creció entre cantinas: “Mi padre siempre tuvo negocio, desde que tengo recuerdos siempre estuve detrás de un mostrador. Mi primer trabajo en gastronomía era ahí con mi padre. Después trabajé en un hotel donde describí otra gastronomía. Quise saber y entender más y a través de la recomendación de un conocido llegué a una entrevista para entrar en La Huella cuando se estaba por inaugurar”, recordó. Antes había estudiado cocina en la UTU y desde ese verano en José Ignacio hizo temporada de verano durante varios años.
En uno de esos veranos fue que conoció a Ricardo, quien, por su parte, hoy está también al frente también de Álvarez y Federación, entre otros.
Ricardo contó que aunque también fue criado “detrás de un mostrador”, al principio no quería saber del tema: “Mi padre tenía parrillas, pizzerías, rotiserías. Yo de chico odiaba un poco todo eso porque a mí me tocaba la parte fea, la de juntar botellas y barrer, entonces no quise ser gastronómico”. Se formó como técnico en sonido y se volcó para el lado de la música. Pero en un momento, ya conociendo a Carlos, se dio cuenta de su “pasión por comunicar, describir y transmitir un lugar para que la gente conecte y lo interprete”. Al tiempo dio con alguien que lo invitó a tener su primer bar. “Así volví tímidamente a la gastronomía. Yo cocino, incluso antes de lo de técnico en sonido estudié cocina y trabajé en un hotel. A mí me gusta la sala, pero más la cocina creativa”, contó a El País.
Estos amigos que ya casi son familia dicen que “primero nos trazó la amistad y después la gastronomía” y recuerdan que fueron muchas las charlas que tuvieron desde el comienzo sobre la idea de emprender juntos en algo relacionado a la comida. “A mí me gusta mucho la comida, el diseño de los platos y de la carta. Estoy todo el tiempo mirando lo que se come, los tipos de cocciones que se están usando. Y Carlos sabe mucho de administración gastronómica, de recursos humanos; es un líder nato. Y esto va de la mano porque es lo que servís en el plato y cómo lo servís. Por eso hacemos un buen equipo”, dijo.
El Restaurant Noa Noa está en Instagram como @noanoa.mvd. Abren de lunes a sábados de 11 a 00 horas y los domingos 11 a 20.