Ecología
Crónicas del reino de los hongos es un libro que llega para brindar una mirada distinta y revalorizar su convivencia histórica con la humanidad.
Los hongos han sido tan importantes para la historia de la humanidad que uno de los mojones en la historia de la supervivencia humana está relacionada a ellos.
En 1928 el científico Alexander Fleming logró aislar la penicilina del hongo penicilium y así creó el primer antibiótico de la historia. Pero los hongos ya eran un elemento clave para ese entonces: como alimento, alucinógeno, combustible, medicina y hasta veneno.
Sin embargo, el reino de los hongos es un tema aún por explorar y desmistificar. “En el mundo se descubren anualmente unas 2.000 especies nuevas de hongos, por lo que es difícil estimar cuántas tenemos en Uruguay. En la última guía que hice tenía registradas unas 300, pero esa cifra va cambiando”, explicó a El País Alejandro Sequeira, investigador y fundador de Hongos del Uruguay.
Sequeira trabaja activamente para la divulgación científica en esta materia y así surgió Crónicas del reino de los hongos (Ediciones de la Plaza), un libro que elaboró en cooperación con Hongos de Argentina y los expertos Emanuel Grassi, Francisco Kuhar y Gonzalo Romano.
En sus más de 200 páginas, el texto combina imágenes impactantes con artículos científicos pero, al mismo tiempo, es de fácil comprensión. Desde perfiles de figuras referentes a lo largo de la historia, hasta el trabajo artístico de Antoni Gaudí o un detalle de las especies de hongos tóxicos del Río de la Plata.
Uruguayos
Más allá de los hongos que consumimos en escabeche como el del eucaliptus o el delicioso, la variedad que existe en nuestro territorio no es nada desdeñable. “En un país como Uruguay, donde el bioma que predomina es la pradera, tenemos hongos como para divertirnos”, sostuvo Sequeira.
Desde hace algunos años, trabaja haciendo Micosenderos (rutas de reconocimiento, formación y recolección de hongos). “En los últimos tres años, Micosendero ha sido súper interesante porque las personas pueden vincularse con las especies en la naturaleza, su lugar de origen”, explicó el experto.
Sequeira señaló que, pese a que exista mucha “micofobia”, la realidad es que los hongos pueden tocarse y manipularse sin ningún tipo de riesgo.
“Al contrario de lo que muchas personas piensan, la mayoría de los hongos no son tóxicos y el riesgo está en su ingesta, no al manipularlos”, destacó. Existe algún estudio excepcional sobre hongos cuyas esporas pueden provocar problemas, pero eso no es común.
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Joyas ocultas
Después de las trufas, Italia tiene entre sus hongos característicos al famoso fungi porcini. Grandes platos de la gastronomía de ese país incluyen este tipo de hongo con un sabor muy especial y que se exporta a todas partes del mundo.
Si bien se trata de un hongo del hemisferio norte, en los últimos años se lo encontró en Brasil y también en Uruguay. Por lo que Sequeira clasificó a esta especie como el Porcini Criollo.
“Habíamos tenido avistamientos, pero me llegaban por foto. Pero hace unos años logré tener uno y mirarlo en el microscopio. Corroboré que era boletus edulus, o al menos de la familia. Este año salimos al campo para determinar con qué árboles se asocian y cuán grande son las poblaciones que fueron avistadas y nos encontramos con muchas sorpresas. Por ejemplo, en los lugares de colecta en una tarde de caminata de dos horas se llegaron a juntar unos 50 kilos, lo que es una locura”, resaltó.
Lejos de lo gastronómico, algunas especies de hongos poseen propiedades biomédicas. “La especie Ganoderma o reishi, que hasta hace poco no se sabía que había en Uruguay y que encontré en un bosque cerca del Parque Lecoq”, detalló Sequeira.
Cientos de estudios establecen que “el rey de los hongos medicinales” sirve como antiviral, antitumoral, hipoglucemiante, antimicrobiano, entre otros. Además, un estudio publicado en Nature sugiere que puede combatir la obesidad.
Flora, Fauna y ¿funga?
En un artículo de abril de 2019, el especialista en hongos de Argentina Francisco Kuhar plantea que se habla siempre de flora y fauna de un lugar, pero que es un desafío referirse a los hongos asociados a ese espacio. Por esa razón propone llamar funga a sus poblaciones. El texto propone que no puede llamarse Fungi o Mycota a los hongos de una comunidad o región porque son nombres que refieren al reino por completo.
“Al igual que flora y fauna, funga puede denotar una lista de nombres, un género literario científico y, lo más importante, el conjunto de especies de hongos en una porción de espacio y tiempo”, señala en el capítulo “Flora, Fauna y Funga”.