Por resolución del Poder Ejecutivo, la Comisión del Patrimonio Cultural de la Nación (dependiente del Ministerio de Educación y Cultura) entregó a los habitantes del otrora Hotel La Floresta una placa declaratoria del lugar como monumento nacional.
Este edificio, que data de 1914 y fue remodelado en la década de 1930, fue distinguido entre los festejos correspondientes a la "Noche Blanca".
La ceremonia de entrega, celebrada en el hall del Hotel de La Floresta el viernes en el marco de la reconocida "Noche Blanca de La Floresta" fue presenciada por el director general de la comisión, Alberto Quintela, el intendente de Canelones, Marcos Carámbula, la presidenta de la Comisión Honoraria de Patrimonio Histórico, Elena Pareja, y los vecinos del balneario.
La construcción, que funcionó durante años como hotel, se concibe hoy como edificio de copropiedad.
El edificio se ubica en la Rambla Dr. Miguel Perea y Avenida Treinta y Tres de la ciudad de La Floresta. Fue diseñado por la prolífica firma Bello & Reborati y se enmarca dentro de la modalidad de arquitectura moderna conocida popularmente como "estilo barco" basada en referentes náuticos.
Ejemplos de este período son el edificio del Yacht Club (1935) en el Buceo, la Sala de Bombas de Ancap (1935) en La Teja y el edificio Proamar (1940) sobre la Rambla Sur —Montevideo—. También el ex hotel Planeta en Atlántida (1938).
Los proyectos arquitectónicos que mayormente se desarrollaron en esa modalidad correspondieron a edificios destinados a actividades recreativas o de alojamiento de temporada en balnearios.
El barco.
El edificio fue el en su momento el más alto de la zona. Fue remodelado varias veces hasta que en la década de 1930, bajo las influencias del expresionismo y la arquitectura náutica, sus nuevos dueños, los primos Velatti y Sburlatti, le dieron la forma de barco que lo distingue hasta hoy. Este edificio tiene referencias "propias de los edificios costeros", explica la arquitecta Gabriela Pallares.
A lo largo de toda la rambla de La Floresta se avista el icónico edificio, que en su época de mayor esplendor contaba con restaurante de lujo, un concurrido casino y unas terrazas panorámicas sede de importantes eventos sociales.
En los años 50 el hotel cerró y —lo mismo que el Planeta— se vendió como propiedad horizontal; hoy, las habitaciones funcionan como apartamentos. También el casino dejó de funcionar hace años y más tarde lo mismo ocurrió con el cine (ubicado donde originalmente estaba el casino con entrada por la parte trasera del hotel), que abría solo en verano, un restaurante y una tienda con souvenirs. El casino del hotel fue el primero que se abrió en el departamento de Canelones, tenía una entrada interna para quienes estaban alojados y otra externa.
Etapas.
Juan Carlos Ratto, secretario general de la Liga de Fomento de La Floresta recordó a El País que en sus inicios el hotel era de material y madera y tenía una sala de teatro.
"El domingo siguiente a la Pascua de 1935, se desarmó y demolió la construcción y comenzó a construirse el hotel tal como lo conocemos", agregó.
El lugar tiene siete pisos, dos de ellos bajo la planta baja (que está a la altura de un primer piso). En 1937, el hotel quedó con su estilo art deco marítimo, que se mantiene hasta el presente. Tiene dos grandes salones en la planta baja que eran usados como comedor y salón de bailes. Llegó a tocar simultáneamente en un ala la orquesta de Xavier Cugat y en la otra la de Francisco Canaro.
Más allá de los cambios y del paso del tiempo, como no podía ser de otra manera, la "bajada del hotel" sigue siendo el punto más concurrido de la playa.
La crisis con el gobierno de Perón
En la mejor época del hotel, a fines de la década de 1930 y comienzos de 1940, se vendían paquetes en Buenos Aires que incluían pasaje del Vapor de la Carrera, tren hasta Estación La Floresta, traslado al hotel y alojamiento completo desde viernes a domingo. Por la crisis con el gobierno de Perón, los turistas argentinos dejaron de venir y el hotel se fundió. Fue rematado por habitaciones en 1954.
Resolución del Ejecutivo sobre obra de Bello & Reborati