BIOINGENIERÍA
Llamado Abdopre, este equipo es único en el mundo para reducir la hipertensión intraabdominal, una afectación que padece la mitad de los pacientes en cuidados intensivos
Todos tenemos presión intraabdominal pero, al medirla en condiciones normales, arrojará un resultado de uno o dos milímetros de mercurio (mmHg). Pero en la mitad de los pacientes que se encuentran en cuidados intensivos esa presión aumenta, volviéndose un riesgo.
“Se compromete hasta el flujo de sangre en los órganos del abdomen”, explicó Franco Simini, coordinador del Núcleo de Ingeniería Biomédica (NIB) de la Universidad de la República (UdelaR) y uno de los creadores de Abdopre, un sistema innovador que ayuda al tratamiento estos pacientes y que hoy busca un socio comercial.
Se define la hipertensión intraabdominal (PIA) como una elevación sostenida por encima de 12 mmHg y se entiende que es un síndrome agudo si sobrepasa los 20mmHg. En esta situación ocurre una disfunción o falla orgánica. “Es tan fuerte la presión que colapsan muchos vasos sanguíneos y es el principio del fin”, apuntó.
La cirugía abdominal, sepsis, falla orgánica, necesidad de ventilación mecánica y cambios en la posición del cuerpo se asociación a la elevación de la PIA.
Las implicancias fisiopatológicas se pueden dar en el sistema nervioso, cardiovascular, respiratorio, hepático, gastrointestinal, renal y endócrino; también puede causar perjuicios en la pared abdominal.
En esta situación los médicos tienen dos posibilidades: tratar al paciente con antibióticos sistémicos y practicar una descompresión quirúrgica y, por tal motivo, un procedimiento invasivo. “Es una carrera contra el tiempo”, afirmó Simini. Y, en este sentido, el médico intensivista Francisco Pracca, integrante del equipo de desarrollo, necesita ganar siempre un poco más.
Fue este quien tuvo la idea en una guardia ante un paciente que requería una solución rápida. “Dije: ¿por qué no le ponemos arriba de la barriga una ventosa o una campana que succione el abdomen? Al estirar la piel, aumenta la capacidad y baja la presión”, explicó a El País.
Ese pensamiento lo tuvo hace 20 años y, en ese entonces y hasta el día de hoy, no hay en el mercado internacional ningún aparato que realice la tarea que médicos e ingenieros uruguayos llamaron Abdopre.
Este ofrece un método para reducir la PIA de forma controlada y mínimamente invasiva mediante la aplicación de una presión negativa sobre el abdomen del paciente. El sistema está compuesto por cuatro bloques funcionales: una campana de vacío, una bomba de vacío, un módulo de adquisición de señales y de control y otro de interacción con el usuario.
Abdopre utiliza dos transductores de presión: uno que mide la PIA a través de una sonda vesical y otro que mide la presión en la campana.
Esta se sostiene en puntos fijos del cuerpo –como crestas ilíacas, el esternón, el hueso pélvico y las costillas– y genera un vacío parcial por intervalos (rampas de presiones crecientes y decrecientes) durante los cuales va cediendo la presión. El médico le especifica al software la PIA inicial, la PIA buscada, un margen de tolerancia y el tiempo de tratamiento y se hace de forma automática. “Esto le permite a los médicos mantener con vida al paciente mientras luchan por otras vías”, agregó Simini.
Diseño del prototipo.
Pracca fue el responsable de realizar las primeras pruebas clínicas de Abdopre en el CTI del Hospital de Clínicas. Salvo en un caso, los resultados fueron positivos: se redujo la PIA de los pacientes, en promedio, en 25% de su valor original durante una hora. “Publicamos los resultados en congresos de medicina intensiva y de bioingeniería internacionales y en revistas extranjeras. Los profesionales lo están esperando ansiosamente”, comentó.
Pero en la excepción apareció un elemento que no se había contemplado en el diseño del equipo: un paciente con obesidad mórbida. Esto hizo que el prototipo volviera a la fase de diseño. Para establecer cuántos tamaños de campana eran necesarios se tomaron las medidas de 19 pacientes y se concluyó que dos tamaños eran suficientes. Luego se midieron a otras 19 personas para verificar los resultados.
“Modificamos la campana para adaptarla a los tamaños abdominales. Hicimos todo de nuevo. Ahora estamos por finalizar la versión y el software nuevos”, dijo el médico intensivista.
Los cambios no vinieron mal. Antes, Abdopre “medía como una caja de zapatos”, ilustró Pracca. Ahora se tienen dos modelos de campanas que solo pesan 250 gramos y 370 gramos y con una capacidad de 14 y 20 litros, respectivamente, hasta 30% más pequeñas y con más funcionalidades. Además, se bajaron los costos: el primero prototipo tenía un costo de US$ 360 en componentes; mientras que el del otro está por debajo de los US$ 200 (sin contar las horas de trabajo).
La cifra no es un dato menor. Del punto de vista del precio, no es un aparato oneroso y, de forma ideal, Pracca cree que debería haber al menos uno en cada sala de CTI del país. Como Abdopre no tiene competencia en ningún mercado, su adopción podría ser masiva en el mundo. Sus creadores creen que puede convertirse en la terapia de rutina para la reducción controlada de la PIA en el tratamiento de la hipertensión intrabdominal.
El escollo, aquí, es la fabricación. La UdelaR no tiene la capacidad para hacerlo por lo que se aspira a encontrar un socio comercial para realizar la transferencia tecnológica como se hizo recientemente con otro desarrollo del NIB: el Dinabang. El equipo sí recibió una oferta de una fábrica de Alemania para construir el prototipo a nivel industrial pero pedía un pago superior a los 400.000 euros.
Simini añadió: “Estamos en una etapa de búsqueda de la contraparte industrial; de un socio que pueda tomar lo que está demostrado que funciona, lo tome y lo adopte como línea de desarrollo de negocio y trabaje en conjunto con la UdelaR. Así la investigación universitaria se traduce en actividad económica, en trabajo, en impuestos. Es un arma tremendamente potente para generar actividad económica si es bien aprovechada; no se puede reducir su impacto solo al ámbito de los conocimientos”.
Mientras tanto, este “sueño compartido entre médicos e ingenieros”, como definió Simini, continúa perfeccionándose para mejorar los aspectos de ergonomía del hardware y el software.
En 2021 se presentarán nuevos resultados clínicos. El objetivo es hacerlo en la conmemoración de los 50 años del CTI del Hospital de Clínicas.
“Profesores extranjeros ya han hablado de Abdopre en congresos porque los resultados publicados fueron muy positivos. Yo creo que vamos por buen camino”, concluyó Pracca.
Dinabang: aliado para la fuerza muscular.
El objetivo de Dinabang es cambiar la rehabilitación de pacientes con problemas en las rodillas y entrenamientos deportivos, en particular, en situaciones de pre y post cirugía de reconstrucción del Ligamento Cruzado Anterior. Es un aparato de bajo costo y con un peso de 200 gramos, que se conecta a dispositivos móviles y a la historia clínica electrónica, y auxilia al fisioterapeuta en el seguimiento del ejercicio físico con cinta elástica, realizando en tiempo real mediciones cinéticas (fuerzas) y cinemáticas (movimiento). “Es un aparato que permite mejorar la rehabilitación muscular, principalmente, de los miembros inferiores. Es una novedad a nivel mundial. Nadie vende este tipo de instrumentos en el mundo y menos con esta forma”, dijo Franco Simini, uno de sus creadores. Desde el 30 de octubre, Dinabang es comercializado por la empresa MOVI.