La Nación/GDA
Las fiestas o celebraciones son eventos donde las personas asisten para divertirse y pasar un rato junto a sus amigos o compañeros de trabajo. Con la idea de tomar algún trago y relajarse de la rutina diaria, algunos invitados deciden irse de una manera tal que los demás no lo perciben e, inexplicablemente, un estudio determinó que al hacer esto se ganan dos días al año de vida.
Según el Instituto de Gestión del Tiempo de laUniversidad de New South Wales, en Sidney, las personas que toman esa decisión intempestiva de retirarse del lugar de los hechos sin avisar ni saludar, son beneficiados con disponer de más tiempo en su vida.
“No cometas ese error. Por lo general, la mayoría de los anfitriones de fiestas están demasiado ocupados o borrachos como para preocuparse de que no estás”, explicó Dean Hoddle, uno de los investigadores de este proyecto, que incluyó la participación de 2.000 habitantes al azar de Australia.
Para entender un poco más sobre el criterio que se tomó para sacar este resultado que favorece a aquellos que tiran la “bomba de humo”, los investigadores establecieron un número promedio de 25 fiestas al año a la que se concurren y añadieron que se “pierden unos 45 minutos desde que tomamos la decisión de irnos hasta que salimos por la puerta”.
“Eso significa que dedicamos una media de 18 horas y 45 minutos cada año a despedirnos”, explicó Hoddle, sin tapujos, para dar a entender que esta práctica, que no va de la mano con los buenos modales, es esencial para quienes no quieren desperdiciar ni un minuto de su vida sin hacer algo productivo.
Sin embargo, de la teoría a la práctica existen muchos factores que podrían atentar contra este estudio. Por ejemplo, cuando una persona decide culminar su participación en una fiesta y empieza a dar señales de querer huir, el anfitrión del evento, quien lo invitó a formar parte de la celebración, hará lo imposible para estirar la despedida unos minutos más.
De esta manera, este hallazgo no solo premia a los que abandonan antes de que terminen las fiestas, sino que también les da un argumento válido para exponerlo en caso de que existan reproches por su partida, de la cual sus amigos o conocidos se irán dando cuenta al preguntar por su presencia y no encontrarlo en el lugar.
Al ser una investigación que se divulgó por varios países, los resultados fueron tomados con sorpresa por las demás personas, quienes compartieron sus sensaciones en las redes sociales. De carácter viral, esta iniciativa dejó satisfecho a estos invitados que acuden al término de la “bomba de humo” para emprender su partida de manera silenciosa y sigilosa, sin dejar rastros en el lugar y ni siquiera cruzarse con amigos que puedan obstruir la salida o intentar modificar un plan que, sorpresivamente, tiene una explicación científica detrás.
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