QATAR
Quería escribir teatro como Sergio Blanco pero sus imitaciones de futbolistas en las redes lo llevaron a otro lugar. Soñaba con ir a un mundial y ahora lo logró.
Fue a fines de setiembre cuandoJavo Machado, actor, imitador, influencer, compartió un video en Instagram. Tenía una remera de la selección y una bandera uruguaya colgada sobre los hombros. Al final decía: “El 12 de noviembre me tomo un avión y me voy a Qatar, gurises, todavía no me la creo”.
Después, en octubre, anunció que al mundial llevaría una bandera gigante y que quería que todos sus seguidores - tiene más de 130 mil en Instagram y 740 mil en Tik Tok- la firmaran: era una manera de llevarlos con él, de agradecerles porque ese -el de ir al mundial de Qatar- era un sueño que había cumplido gracias al apoyo de las personas en sus redes. Entonces dijo que iba a recorrer los 19 departamentos del Uruguay para encontrarse con ellos.
Y lo hizo: se subió a un auto y viajó por todo el país llevando una bandera celeste que, con unas letras negras, dice “3 millones de ilusiones”. Empezó en Montevideo y recorrió, de punta a punta, una ciudad por cada departamento. Anunciaba la ruta por las redes. Llegaba -casi siempre a una plaza- desplegaba la bandera. Y en cada lugar se acercaban de a cientos: querían poner su firma, sí, pero también querían una foto, estar con él y, sobre todo, pedirle un video, un saludo, un recuerdo.
Entonces Javo saludaba, se sacaba fotos, firmaba camisetas y hacía cada uno de los videos que le pedían: que imitara a Luis Suárez o a Edinson Cavani, a Neymar o a Cristiano Ronaldo. Fueron esas imitaciones las que hicieron que Javo se hiciera cada vez más conocido en las redes sociales. Fueron esas imitaciones las que, en definitiva, hicieron que todo sucediera.
“La propuesta de la bandera es una idea de Franco, mi amigo y productor. El sueño del Mundial lo tengo de siempre, soy muy futbolero. Decidimos ir por todo el país, pero no era sencillo. Al final lo logramos. De a poco se empezó a correr la voz de que tal día llegaba la bandera y la gente me esperaba, era una locura. Para mí el hecho de que alguien se tome el tiempo de ir a una plaza a firmar una bandera es muy importante. Me pasa lo mismo con el teatro: es un evento lograr que un grupo de personas se ponga de acuerdo para ir a verte, es muy especial”.
Cuando esta nota se publique, Javo ya estará en Qatar -junto al equipo de Canal 4, al que se sumó para hacer una cobertura digital- y llevará consigo una bandera celeste gigante en la que hay más de 8.000 firmas de uruguayos de todo el país. Sin embargo, el sueño de Javo de poder ir a un Mundial empezó antes. Mucho antes.
Un sueño mundial
Es hijo de un bancario y de la maestra que tuvo el primer jardín de infantes de La Paloma, Rocha, la ciudad en la que nació. No sabe por qué empezó a hacer imitaciones ni tampoco de dónde viene la veta artística, pero todo comenzó allí, en su ciudad.
Antes de ser actor Javo quería ser futbolista. Hizo la escuela y el liceo en La Paloma y, a los 16, se mudó a Montevideo a jugar en las inferiores de Liverpool. Después volvió, hizo quinto y sexto de Arte y fue ahí que empezaron las imitaciones.
Él miraba a los imitadores argentinos y seguía a algunos uruguayos y, como un hobby, empezó a hacer lo mismo: veía, por ejemplo, la forma en la que Freddy Villarreal imitaba a Fernando de la Rúa e intentaba hacer lo suyo.
En el verano de 2013 organizó su primer show de stand up en un bar de su ciudad. Después hizo una rutina de imitaciones y también la presentó. Para él, siempre se trató de eso: de ir para adelante, de hacer.
A los 18 volvió a la capital, esta vez para estudiar teatro en el Instituto de Actuación de Montevideo. Después hizo la Tecnicatura en Dramaturgia, de la Escuela Multidisciplinaria de Arte Dramático. Y, aunque no terminó, tenía claro lo que quería hacer: escribir, hacer teatro, contar sus historias.
“Ahí tenía un viaje de teatro mucho más under. Ahora conecté con otra cosa, pero sé que conviven y que en algún momento capaz que vuelve. Yo quería ser un dramaturgo, yo quería ser Gabriel Calderón, quería ser Sergio Blanco. Lo amo a Sergio y es una inspiración hasta en este momento de mi vida. La autoficción, que es el género que él trabaja, me ha servido hasta el día de hoy, porque las redes son autoficcionales. Si bien hay mucha transparencia, hay una dramaturgia que es fundamental en las redes sociales, una escritura de una historia”.
Del teatro pasó a la radio y ahí aprendió a vender su producto: tenía un programa en Universal junto a algunos amigos y todos los días agarraban la guía telefónica y llamaban a distintos comercios para ofrecerles una pauta publicitaria. Fue también en la radio que empezó a explorar más en el humor y en las imitaciones. Después decidió llevar eso a las redes.
“Yo confiaba en las redes, confiaba en que en algún momento iba a suceder algo y finalmente iba a poder vivir de hacer contenido. Es difícil, porque se tienen que combinar muchas cosas, no necesariamente muchos seguidores es equivalente a vivir de las redes. Hay un recorrido en la parte comercial que empezó en la radio, hay una estrategia, Franco me ayuda mucho a mirar las cosas desde afuera, hay una cabeza”.
Entre imitaciones y fútbol,Uruguay clasificó al mundial de Qatar y Javo se propuso que, como fuera, lograría ir. Lanzó una campaña, “Sueño mundial”, y diseñó una estrategia: pensó paso por paso, etapa por etapa.
Era comienzos de 2022. De a poco, lo que parecía lejano empezó a estar más cerca. Así hasta que un día sucedió: Canal 4 lo contactó y le dijo que quería que fuera parte de su equipo para ir al Mundial.
“Me acuerdo que fui a hacer una acción para una marca afuera del Estadio Centenario en el partido que Uruguay clasificó contra Perú, pero no tenía entrada. En un momento voy caminando, miro para abajo y me encuentro con una entrada. Era para la Olímpica. Y ahí sentí que lo iba a lograr, que era como una señal, que iba a poder ir al Mundial. Al final, un amigo tenía una Colombes, entré con él y tengo esa entrada guardada de recuerdo”.
Cuando se publique esta nota, Javo se habrá quedado varado en Madrid, habrá pasado la noche en el aeropuerto pero, finalmente, estará en Qatar. Cree que es importante dejar algo claro: los sueños no siempre se cumplen, los sueños se trabajan. A veces, suceden.