Jimena Pírez, la docente del Liceo Rural de Masoller que busca abrir puertas para sus alumnos

Fue elegida como docente uruguaya 2023 por la Fundación ReachingU, que premia la innovación y el compromiso.

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Jimena Pírez, docente del Liceo Rural de Masoller.
Foto: Darwin Borrelli

Cuando suena su nombre, “Jimena Pírez”, hay un estallido de voces, de gritos, de aplausos, de brazos que se levantan, de euforia. De fondo suena una música potente. En una pantalla aparece la palabra “Felicitaciones”. Ella, vestida de blanco sobre el escenario, desenvuelve la placa que la reconoce como docente uruguaya del año, premio otorgado por Fundación ReachingU. Después lo levanta como si agitara un trofeo.

Desde la fundación leen los motivos por los cuales el jurado la eligió. Dicen: “El proyecto representa las mejores tradiciones pedagógicas del país, como por ejemplo, el trabajo con la comunidad. Jimena propone un entorno inclusivo y un futuro sostenible abordando la relación con la población que produce lo que comemos, que es un tema crucial. Los miembros del jurado también destacaron su compromiso y su capacidad de inspirar en un contexto muy desafiante”. Y siguen: “El jurado encontró que es admirable lo que hacés, impactando en tu entorno e involucrando a docentes de otras áreas. Destacó tu capacidad de trabajar en la construcción de un ciudadano que pueda integrarse al mundo más allá de su entorno, ampliando de esa manera el mundo de tus estudiantes y dándoles herramientas para ser ciudadanos globales”.

De inmediato, los 33 estudiantes del Liceo Rural de Masoller que la acompañan esta noche, suben al escenario, la rodean en un abrazo, saltan, le sacan fotos y todo se transforma en una fiesta.

Después de la ceremonia en la Biblioteca Nacional de Montevideo, Jimena, los alumnos y los colegas que la acompañan irán al shopping, cenarán juntos. En el viaje de vuelta a Rivera habrá música y alegría, nadie podrá dormir.

Una huerta y una solución

Todo empezó por las lechugas de la huerta del Liceo Rural de Masoller, en el departamento de Rivera, donde Jimena es docente de biología. El año pasado notaron que había una plaga que las estaba afectando y que después se expandió hacia el resto de los cultivos. Ella y un pequeño grupo de alumnos empezaron a buscar una solución.

“Fue algo de todos, ellos tienen mucha información, el liceo está en un área protegida, la del Lunarejo, entonces conocen mucho”, cuenta Jimena. “En base a eso empezamos a investigar y llegamos a que íbamos a hacer bioinfusiones. Le llamamos así a los macerados que hacemos de ajo, ají, manzanilla, etc. A eso lo preparamos con agua y otros ingredientes y lo dejamos macerar por unos días. Después, con un método de aspersión, lo ponemos en los cultivos”.

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Jimena y sus alumnos en la huerta del liceo de Masoller.

El proyecto, sin embargo, ha abarcado mucho más que curar una huerta. Gracias a él Jimena ha logrado que sus alumnos lean artículos en español, en inglés, en portugués. Al día de hoy, los 72 estudiantes del liceo están involucrados.

“Además han surgido otras cosas alrededor de esto: empezamos a elaborar biomacetas con la yerba que utilizan en el liceo, estudiamos qué beneficios le trae al suelo la yerba, y para expandirnos un poco más, logré comunicarme con INIA, contar lo que es el proyecto, y empezamos a compartir información”.

Jimena es de la ciudad de Rivera. Fue a una escuela rural de la zona, donde su madre era maestra. De esa época recuerda algunas cosas: compartir los días con la gente de la escuela, el sentimiento de ser una familia, la vida que se reducía al entorno.

El liceo de Masoller tiene algo parecido: esa sensación de familia, de cercanía entre todas las personas que forman parte de la institución. Jimena viaja todos los días dos horas desde Rivera, llega a las ocho de la mañana, desayuna con los alumnos -que son de zonas rurales de Salto, Artigas, rivera y de Villa Tomás Albornós, que está en Brasil- almuerzan juntos.

Hay algo que ella no quiere repetir de su experiencia en la escuela: la sensación de que la vida sucede solo ahí, en ese lugar, en esa zona. Con eso también tiene que ver su proyecto, su método, su forma de entender la docencia.

“Quiero que ellos salgan, que rompan esos límites, que no importe dónde estén, que puedan continuar y avanzar. Yo tuve la posibilidad de volver a la ciudad, pero hay quienes no la tienen, por eso quiero darles oportunidades y que puedan ver de otra manera”.

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