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Una tabla, una cometa de tracción y viento es lo que hace falta para salir a navegar luego de tomar un curso de entre seis y ocho horas. En nuestro país hay muchos lugares para practicarlo.
Se los puede ver en la Playa Malvín o en la Laguna Garzón. Eso sí, tiene que haber viento, principal condición para que se pueda practicar kitesurf. Si sopla a más de 14 o 15 nudos, casi 30 kilómetros por hora, allí están ellos montados a una tabla y arrastrados por una cometa que los hace deslizarse por el agua con total libertad de movimientos.
“Las sensaciones son únicas”, confesó Diego Varela, propietario de la Escuela de Kitesurf de Montevideo y también instructor en la Laguna Garzón. “Hace 10 años que tengo la escuela, siete que estoy en la laguna y 15 que navego. De todos los deportes me quedo con el kitesurf, es lo que más me gusta”, apuntó.
Varela es un apasionado de esta disciplina que definió como “adictiva”. “No necesitás ningún motor para poder navegar, vas con el viento”, explicó sobre un deporte que practica durante todo el año, incluso en invierno porque ahí el frío solo aparece a la hora de cambiarse para tirarse al agua. En Uruguay, las mejores condiciones para hacerlo se dan en primavera y verano; en invierno el viento ideal aparece unas dos veces por semana.
¿Qué se necesita? Una cometa de tracción (kite en idioma inglés), cuatro o cinco líneas (dos fijas a la barra de dirección y las restantes pasan por el centro de la barra y se sujetan al cuerpo mediante un arnés) y una tabla.
Los equipos se pueden comprar nuevos o de segunda mano y eso, obviamente, va a determinar su precio. “Los nuevos andan en el entorno de los US$ 2.000 o US$ 3.000 todo el equipo, y los usados entre US$ 1.000 y US$ 1.500”, detalló Varela sobre un equipamiento que se deteriora mucho por el sol o el viento. Con cinco años una cometa ya es vieja. Lo ideal es renovarla cada uno o dos años. “Con dos o tres años de un uso periódico, de solo en verano, se empieza a deteriorar”, apuntó el instructor.
Los equipos se pueden alquilar, pero vale más la pena comprarlos y después, si se decide no seguir practicando el deporte, venderlos.
Para todos.
No hay restricciones para la práctica del kitesurf, aunque la persona no debería tener mucho sobrepeso. Lo realizan niños desde los 7 u 8 años, que son los que aprenden más fácil, hasta gente que promedia los 50 o 60 años. “El alumno más grande que tuve tenía 86 años”, contó Varela como anécdota y agregó que el deporte ha crecido tanto que desde hace un par de años cada vez se acercan más mujeres, algo que antes “no se daba mucho”.
No es necesario saber nadar porque se usa chaleco salvavidas. “Hay mucha gente que le gusta el agua y hay otra que no tiene idea de nada, no ha practicado ningún deporte y se anima con el kitesurf”, apuntó Varela.
Claro está que para empezar a practicarlo hay que tomar un curso previo de entre seis y ocho horas, lo cual depende del alumno. “No quiere decir que termines las ocho horas y te puedas ir a tirar a Malvín solo. Necesitás a alguien que te ayude en alcanzarte la tabla y la cometa y afinar un poquito más. Lleva muchas horas de práctica”, aclaró el instructor.
En temporada alta, el curso cuesta unos US$ 500; en temporada baja y en Montevideo, se puede conseguir por US$ 350 o US$ 400. La Escuela de Kitesurf los dicta tanto en Montevideo como en Laguna Garzón.
Entre otras cosas, se enseña a calibrar la cantidad de viento adecuada para tirarse al agua. “No debe ser mucho cuando sos iniciante, después se regula con el tamaño de la vela (velas más chicas para más viento; más grandes cuando hay poco viento). Lo importante es no tirarse con el viento que sople hacia donde hay costa. Como se navega perpendicular al viento, si nos caemos o nos pasa algo, vamos a ir a favor del viento, entonces con viento hacia el mar o hacia donde hay piedras no te podés tirar. Por eso es que la laguna es buena para el kitesurf porque tiene costas en todos lados y no es peligrosa”, destacó.
Terminadas las clases, los alumnos se mantienen en contacto para planificar salidas a los lugares más lindos para navegar. “Se organizan downwind, que es salir a favor del viento, desde Carrasco a Atlántida o de Atlántida a Malvín. Se vuelve en auto”, contó Varela sobre esta comunidad acuática que cada año crece un poco más.
Los mejores sitios para practicarlo en el país
Los mejores lugares para practicar kitesurf en Uruguay son la Laguna Garzón (ideal para dar clases), la Playa Malvín, Punta del Este, el Solís Chico en Parque del Plata con viento sureste. En general se puede hacer en casi todos los lugares en que haya agua, lo que se evita es que haya muchos bañistas para no molestarse unos a otros. El aumento de practicantes de este deporte ha hecho que la Asociación Uruguaya de Kite esté trabajando para organizar competencias. Hay diferentes modalidades: disciplinas en olas (correr olas como en el surf); free style, que son maniobras de todo tipo en agua plana, y slalom, para carreras.