Bárbara Epsztein, La Nación/GDA
Viajar representa la libertad: tener todo el tiempo para disfrutar, no tener obligaciones, desprenderse de los hábitos y de las responsabilidades permanentes. Pero, sobre todo, estar conectado con otras culturas”, define Hugo Parlatore, un escribano jubilado de 72 años, quien suele elegir Europa como destino favorito.
A Parlatore siempre le gustó conocer el mundo, pero sus ritmos y la dedicación laboral cambiaron. Si bien sigue trabajando, antes no se tomaba más de 15 días de vacaciones. Hoy, en cambio, sus viajes no duran menos de 21 días, incluso se llegan a prolongar hasta un mes.
Con más disponibilidad de tiempo, menos compromisos y una mejor situación económica que en la juventud, los mayores de 65 años son una de las generaciones más adeptas al turismo. Se los suele llamara “la generación plateada” (en alusión a las canas); a diferencia de años anteriores, utilizan tecnología y llevan una vida bastante activa, con altos índices de consumo en el ocio.
Los hábitos de los baby boomers argentinos fueron cambiando en los últimos años y los viajes se convirtieron en prioridad. “La masa grande de este segmento, hace 15 años, no viajaba tanto como ahora. Se empezó a ahorrar más en vivencias que en lo material”, explica Gustavo Rubinsztein, director de la agencia de viajes Living Time Travel & Business.
“Antes, un matrimonio viajaba como un logro de algo postergado, se daban un gusto y elegían un gran destino. La realidad de hoy es diferente: se transformó en un segmento que se lleva a la familia entera de viaje para vivir experiencias, o viaja en pareja a destinos como Estados Unidos y Europa”, agrega Rubinsztein, y aclara que es poco frecuente que estos grupos opten por destinos en África u Oceanía, aunque Asia suele ser más elegido.
Según datos de los principales sitios de viajes, el destino más elegido por los mayores de 65 es Madrid. La capital española atrae a miles de personas que se sienten familiarizadas con esta cultura, y luego continúan sus viajes hacia otras ciudades europeas. Detrás, siguen Río de Janeiro y Miami.
A partir de los 60, con una vida laboral generalmente ya resuelta, las necesidades cambian. Cuando la comodidad se vuelve indispensable y el bolsillo lo permite, los viajeros optan por volar en clase ejecutiva y alojarse en los mejores hoteles.
“Mi gratificación después de tanto trabajo es viajar. Los últimos años viajé con mis nietos y mi hija a Europa y caminaba 15 kilómetros diarios. Me pongo las zapatillas y los llevo a lindos lugares. Mi nieto me dice que soy una piba por mi energía. Yo disfruto de recorrer diferentes ciudades con la mejor compañía”, dice Cuca, una comerciante textil de más de 70 años. Para ella, la clave para seguir viajando es tomarse el paseo con calma, disfrutar cada momento y, cuando es necesario descansar, sentarse a tomar un café y relajar las piernas.
Tener una rutina más liviana y mayor disponibilidad en la agenda alienta a estos viajeros a extender sus recorridos. “Notamos estadías de duración de 11 días, más largas que el promedio. Predomina la compra de paquetes ya armados, con la mayor cantidad de servicios incluidos”, sostiene Julián Gurfinkiel, cofundador y CMO de Turismocity.
Este segmento suele inclinarse por canales offline y por los viajes ya resueltos. “En general, los turistas de esta generación prefieren viajes organizados previamente y realizan las reservas de alojamientos y actividades con anticipación. Uno de los productos más elegidos es la asistencia al viajero, además de los paquetes de viaje que simplifican la compra, ya que están pensados para que las personas no tengan que preocuparse por nada porque incluyen el vuelo, alojamiento y traslados y actividades en el sitio”, sostiene Alejandro Festa, gerente de Hospedajes y Servicios Turísticos de Despegar.
De acuerdo con información de Avantrip, los paquetes de viaje que incluyen pasaje y hospedaje son la opción número uno en esta categoría de clientes y representan casi el 75% de las compras. Un 19% le suma a estos dos servicios el traslado desde y hacia los aeropuertos y la asistencia al viajero.
Diversos estilos
Dentro de los distintos tipos de viajeros en este segmento, hay quienes son más aventureros. Para ellos, Miami y las playas brasileras, los favoritos de la mayoría, no son su primera opción.
“Viajo porque me gusta conocer otras culturas”, cuenta Beatriz Blanco, de 65 años. Es una apasionada de los viajes y tiene distintas formas de hacerlos. Generalmente, organiza paseos con su marido. De hecho, tienen un grupo de amigos, compuesto por seis parejas de entre 65 y 75 años, con quienes suelen realizar viajes. “Fuimos a Turquía, Israel, Jordania. También a Europa en varias oportunidades. Hacemos una parte juntos y después nos vamos separando y cada pareja sigue recorriendo de forma individual. En una ocasión convivimos en un barco en Turquía durante 12 días, fue maravilloso”, recuerda Beatriz que, a pesar de todo, no lograba encontrar candidato para visitar la India, uno de sus grandes pendientes. “No sabía qué hacer, porque no me animaba a ir sola y mi marido no quería ir”, confiesa.
Finalmente, vio la posibilidad perfecta cuando su profesora de cocina, Patricia Alfie, lanzó la propuesta de hacer un viaje temático de mujeres a la India. Beatriz no dudó y se embarcó en una experiencia grupal que hoy recomienda. “Es un viaje soñado, curado de una forma espectacular”, asegura.
Patricia, junto con su hermana Verónica Alfie, diseñadora y creadora de la marca Vero Alfie, idearon este proyecto de viajes en el que llevan a mujeres de diferentes edades a diversos destinos turísticos y les suman su valor agregado en moda y gastronomía. Visitan lugares como la India y Perú, y planean lanzar nuevos destinos el año próximo.
“Con Vero nos dimos cuenta de que las mujeres, aunque no nos conozcamos, tenemos mucho más en común de lo que creemos. Nos encanta pasear por mercados, hacer paradas en lindos lugares a tomar un café, conocer gente local y perdernos en las tiendas de artesanías. Siempre incluimos clases de cocina, cerámica, pintura o bordado, según lo que sea típico del país que visitamos. Por supuesto, no faltan las visitas turísticas y culturales propias de cada lugar”, detalla Patricia Alfie.
En un contexto en el que muchos jóvenes emigraron, además, una parte de los viajeros sale del país para visitar a sus hijos que viven en el exterior. Este es el caso de Ana S. (77), quien, además de recorrer el mundo con familia y amigas, se encuentra todos los años con sus nietas e hija que viven en Canadá.
“Me encanta viajar y lo hago varias veces al año. Al tener una hija que vive en Canadá, tengo que moverme más todavía. No voy hasta allá porque ella vive en Winnipeg y son 24 horas de avión. Nos encontramos una vez por año con su familia y otro de mis hijos en distintos destinos del Caribe. Así, ella sale del frío y es menos viaje para cada una”, explica Ana, quien también pasa los veranos en Punta del Este, Uruguay, con otro de sus hijos.
Hugo Parlatore, de igual forma, organiza sus viajes del año para ver a su familia. “Mucha gente de mi edad se ve obligada a viajar para visitar a sus hijos que viven en el exterior. Por mi parte, voy a Estados Unidos porque tengo una hija viviendo allá con su familia, y también a Roma porque otro de mis hijos está ahí. Eso marcó mucho los viajes y destinos. Antes tal vez viajaba una sola vez al año, pero ahora viajo más seguido para visitarlos. Solemos hacer algo juntos si coincidimos con las vacaciones de ellos”, asegura.
Viajar con amigos es una gran opción a cualquier edad. Para la mayoría, hacerlo en la juventud es más difícil por la carga laboral y las obligaciones familiares. Sin embargo, cuando los hijos crecen y no hay pareja, esta se vuelve una de las elecciones favoritas para los viajeros arriba de los 70 años. “Tengo unas amigas que son como hermanas para mí, hace 50 años las conozco. Nos entendemos con la mirada. Viajamos mucho juntas”, cuenta Sara Pachter, de 80 años, desde sus vacaciones en Punta del Este, donde pasará 15 días con sus amigas en la casa de una de ellas.
Su plan favorito es hacer paseos en crucero, con todo resuelto en un mismo lugar. Este segmento etario suele inclinarse por las rutas con varios días de navegación, en las que no hay paradas para bajar del barco. De hecho, ese suele resultar el principal atractivo: disfrutar de las actividades a bordo del crucero. “Hace seis meses estuve en Barcelona con cinco amigas, pasamos unos días espléndidos. Organizamos hacer desde allí el transatlántico hacia Miami, que son varios días arriba del barco”, sostiene.
“Viajar entre amigas es lo máximo que se puede esperar, y sobre todo con mi grupo, nos divertimos muchísimo”, menciona Marité Dugo, de 78 años, que suele elegir los destinos de playa y los cruceros, aunque a su marido no le gusta viajar en barco.
Esta generación, con más tiempo disponible y una mayor capacidad de gasto en consumo y entretenimiento, se dedica a disfrutar. A ellos no les da lo mismo el recorrido, buscan itinerarios bien diseñados, estadías largas, y hotelería de buen nivel. Si el vuelo hace escala, muchas veces prefieren quedarse unos días para reponerse del viaje y después seguir rumbo hacia el destino final. Las grandes experiencias y con la mayor cantidad de servicios resueltos, suelen ser las favoritas de este segmento, que se vuelca a la tecnología para conseguir sus viajes. Al fin y al cabo, para los +65 toda excusa es válida a la hora de pasar unos días fuera de casa y adentrarse en diferentes culturas.
Destinos más elegidos, según Turismocity
- Madrid, España
- Río de Janeiro, Brasil
- Miami, Estados Unidos
- Florianópolis, Brasil
- Bariloche, Argentina
- Iguazú, Argentina
- Cancún, México
- Punta Cana, República Dominicana
- Barcelona, España
- Roma, Italia
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