BULLYING
Fernando “Monti” Montero contó su historia de resiliencia y habló de cómo hace un tiempo le salvó la vida al acosador que de niño le hizo tanto daño.
Fernando “Monti” Monterotiene 39 años, es médico, se dedica a la acupuntura y deportología, practica drifting a nivel profesional, está casado y tiene dos hijas. De chico sufrió bullying y las vueltas de la vida lo reencontraron con quien durante años fue su acosador. Fue en un casamiento que Fernando le salvó la vida a quien tanto daño le había hecho en la niñez.
Recientemente decidió contar su historia para concientizar sobre el tema: lo que padeció de niño y todo lo que vino después se viralizó hace unas semanas cuando Fernando compartió un video contando detalle a detalle.
Lo hizo en su cuenta de Instagram (@perfect_ae86), en la que tiene más de 444 mil seguidores: “Me gusta aprovechar esta cuenta para hacer acciones solidarias y ahora vi que nadie estaba tomando las riendas con el tema del bullying y me pareció bueno compartir mi experiencia”.
La época que marcó el camino que en la vida tomaría este uruguayo comenzó cuando tenía entre 8 y 10 años. Fernando contó a El País que sufre Síndrome de Tourette, una afección del sistema nervioso (el cerebro y los nervios) que hace que las personas produzcan movimientos y sonidos repetidos.“Este síndrome siempre tiene una base genética, pero para que se manifieste necesita un gatillo, algo que lo dispare. Y en mi caso el disparador fue este chico que me hacía bullying”, sostuvo.
Las historias con Fernando como víctima de acoso por parte de sus compañeros, en particular del que hace referencia en el video, eran repetitivas y en diálogo con El País recuerda otra que fue de las que más lo marcaron: “Cuando teníamos 8 años un día estábamos en el recreo en la escuela y este chico viene y me dice que la directora estaba muy nerviosa, que me estaba buscando, porque mis padres habían tenido un accidente de tránsito y habían muerto. Yo fui corriendo y llorando a la dirección y me encuentro con la subdirectora que me dice que no, que no había pasado nada”.
Fernando quería hablar con sus padres para confirmar que todo estaba bien y la subdirectora levantó el teléfono e hizo como que llamaba a la casa, pero él se dio cuenta que todo era una mímica. “Lo que me dijo fue que eran cosas de niños, que vaya y le diga que me pida perdón y que juegue con él”, recordó. Él salió al patio, lo hizo, pero su compañero siguió con el maltrato: “Me dijo ´igual vas a ver que se van a morir pronto´, me escupió la cara y se fue”, señaló.
El médico contó esta historia para hablar puntualmente de la importancia que tiene la forma en que reaccionan los docentes ante estos temas. Igualmente, reconoció que con el paso del tiempo la situación ha mejorado y actualmente maestros y profesores tienen mayor conciencia y otra visión que hace unas décadas atrás.
Otra de las situaciones que lo marcó por siempre sucedió cuando tenía 10 años y nuevamente, frente al mismo compañero: “Era 1993, este niño me dijo que tenía que hablar conmigo. Era la época en que se juraban cosas y tenías que cumplir. Entonces me dijo que tenía que contarme algo sobre mi familia pero que yo tenía que jurar por mis padres que no iba a decir nada a nadie. Yo quise saber qué era, entonces le juré. Me dijo ´tu mamá tiene una enfermedad que se llama cáncer y seguramente se muera. Pero te lo va a contar el día de su cumpleaños´”.
Esto sucedió en abril y el cumpleaños de su madre era en noviembre. Durante todos esos meses no había día en el que no se angustiara pensando que ella estaba enferma, pero cumplió su juramento y no dijo nada a nadie. “Se me hizo eterno. Lloraba de noche, lloraba de mañana, mis padres me mandaron al psicólogo para ver qué pasaba. Un día comencé a hacer un ruido y ese fue mi primer tic nervioso, ahí se despertó el Síndrome de Tourette”, contó.
Llegó noviembre y el día de cumpleaños de su madre la encaró: “Mamá, ¿tenés que contarme algo?¿Estás enferma?”, le dijo. Y la mujer le respondió que no, que todo estaba bien.
“La abracé y lloré”, recordó. Lo que hoy, de adulto, recomienda para que no sucedan estas cosas, es que “en las familias no tiene que haber secretos. Hay que enseñarles a los chicos que por más que juren lo que sea, nunca se tienen que callar con la familia, que la familia tiene que saberlo todo”, aseguró.
Le salvó la vida a quien había sido su acosador.
El video que Fernando compartió en Instagram se titula “Cómo le salvé la vida a la persona que arruinó mi niñez”. Allí cuenta que hace un tiempo, ya siendo médico, se encontró con quien de niños le había hecho bullying: fue en un casamiento en el que esta persona tuvo un cuadro etílico que casi lo lleva a la muerte.
Llegó la ambulancia, pero la doctora no sabía intubar, cosa que era necesaria para que el hombre pudiera ser llevado a un hospital. Fernando sabía intubar. Lo intubó. El hombre fue trasladado a un centro de salud y gracias a Fernando hoy está vivo.
¿Por qué Fernando aprendió en su momento a intubar? Así lo contó: “La única vez que había intubado a alguien fue con un profesor, que me dijo que tenía que aprender. En ese momento le dije que yo me iba a dedicar a la acupuntura, que no creía que eso me sirviera nunca para nada. Pero me terminó convenciendo cuando me preguntó si alguna vez me habían asfixiado", si sabía lo que se sentía. Y siguió: "La única vez en mi vida que me asfixiaron había sido él (quien le hacía bullying). Así me convenció. Fue increíble que a la única persona que yo había intubado antes fue gracias a él, y ahora lo tenía que intubar a él”.
Hoy en día Fernando no tiene contacto con el hombre. Dice que lo perdonó, y entendió algo: que “nadie es malo si se entienden las circunstancias” y que con el tiempo se puede perdonar.