La historia del fenómeno de las surcoreanas campeonas en el golf: disciplina y control de las emociones

Muchas canchas desaparecieron durante la Guerra del Pacífico y la Guerra de Corea, pero el fin permitió un nuevo comienzo. Los JJOO en 1988 fueron el puntapié para el nacimiento de varias consagradas.

Compartir esta noticia
Lydia Ko
Lydia Ko, en Naples, Florida, cuando ganó el Rolex Player como Jugadora del Año en noviembre de 2022
Foto: Getty Images

Por Rosario Pompizzi, La Nación/GDA
El éxito sostenido de las jugadoras surcoreanas en el LPGA Tour es un fenómeno sin fecha de caducidad. En 25 años, la República de Corea se posicionó como el segundo país con más majors conseguidos (35) detrás de Estados Unidos (206). El espíritu ambicioso de esta cultura no está exento en la disciplina deportiva. Perseverancia, concentración, valentía y temple son algunos de sus atributos característicos. Ryu So-yeon, campeona del U.S Women’s Open en 2011, reconoció que “la capacidad para controlar sus emociones es la fuerza que las impulsa a convertirse en las mejores del mundo”. Y relacionó el vigor mental con un rasgo social, porque “es de mala educación mostrar enojo”.

La práctica del golf en Corea inició entre finales del siglo XIX y principios del XX, un período tempestuoso ya que, después de 500 años, la Dinastía Joseon fue reemplazada por el Imperio Coreano a causa de conflictos internos, contiendas de poder y rebeliones. La nación perdió su soberanía y entró en la era colonial japonesa. En este contexto histórico, el deporte fue introducido por trabajadores extranjeros de aduanas marítimas y se expandió hacia la sociedad de clase alta. En 1921, el gobierno colonial instauró el primer campo de la península en el actual parque Hyochang, un terreno con densos bosques ubicado en la ciudad de Seúl. Tres años después, cerró sus puertas.

Lydia Ko
El festejo de Lydia Ko en la vuelta final del CME Group Tour Championship, en Tiburon Golf Club, en Napoles, Florida; es una de las jugadoras que hicieron historia para Corea del Sur
Foto: Getty Images

Muchas canchas desaparecieron durante la Guerra del Pacífico (1941-1945) y la Guerra de Corea (1950-1953). Pero el fin permitió un nuevo comienzo. Corea del Sur intentó afianzar su identidad nacional a través del deporte. En la década de 1960, el atletismo fue promovido. La mayoría de las escuelas animaron a los atletas destacados, apoyaron sus entrenamientos y ofrecieron becas. Antes de 1980, solo el golf y el boxeo eran actividades profesionales. No obstante, a partir de 1982, se sumaron el béisbol, fútbol y lucha libre, entre otros.

El impacto de Seúl 1988

El Comité Olímpico Coreano (KOC) presentó al Comité Olímpico Internacional (COI) los documentos para organizar los Juegos de Seúl en febrero de 1981. Ganó por 52 votos ante los 27 que recibió Nagoya. Su realización representaba una oportunidad tentadora a fin de captar la atención del mundo en dirección a un país que se encontraba en plena reconstrucción y evolución económica. Con la consolidación democrática (1987) surgió una nueva era, alentada por reformas políticas e ideas socioculturales. Organizar eventos de esta magnitud le brindó una experiencia que benefició el avance del deporte de élite.

La Asociación Coreana de Golf Profesional Femenino nació en 1978. Uno de sus principales objetivos es fortalecer el desarrollo juvenil y la competitividad. El camino hacia el KLPGA Tour arranca en el Jump Tour, integrado por profesionales. Para completar los campos, acuden a la participación de aficionadas, las cuales no pueden aceptar premios en metálico, pero sí ganar puntos.

La segunda parada es el Dream Tour, semejante al Symetra Tour de la LPGA, un trayecto que brinda experiencia y madurez. Cuando muchas de las golfistas consolidadas en el KLPGA deciden convertirse en miembros de la LPGA, el término ‘novata’ es anecdótico debido al rodaje adquirido de forma local. “Las que tuvieron un gran desempeño en el extranjero, pulieron los fundamentos en este tour”, remarcó Kang Choon-ja, una de las primeras profesionales registradas. Ganó nueve eventos y en 1998, con apenas 21 años, debió retirarse por una lesión. Más adelante fue nombrada vicepresidenta de la KLPGA y en 2011 ascendió a un cargo ejecutivo.

Pionera, ejemplo e inspiración

Pak Se-ri fijó un precedente en el golf asiático, ya que fue la primera surcoreana en obtener el Abierto de los Estados Unidos y la ganadora más joven hasta ese momento con tan solo 20 años. Antes de tomar los palos, brilló como velocista mientras cursaba la escuela secundaria. Joon-chul, su padre, advirtió su talento para el golf y le diseñó un plan de entrenamiento riguroso, incluso cuestionado por algunos vecinos, quienes lo catalogaban de loco. Una noche de invierno de 1991, el hombre la dejó sola en un cementerio cercano. Se-ri practicó su swing bajo un silencio sepulcral y venció sus miedos. Además, solía subir y bajar escaleras una y otra vez en el edificio de 15 pisos donde vivía.

Coleccionó 30 títulos nacionales en condición de amateur y se convirtió en profesional en 1996. Dos años más tarde, debutó en el LPGA Tour y ganó cuatro torneos, incluidos dos majors. Y si hay gloria, también fama. “Aunque gané cuatro trofeos y en Corea me aman, están esperando el quinto y el sexto. Eso me hace infeliz. No es fácil ganar ni ser una de las mejores”, manifestó Pak. La presión hizo estragos y terminó hospitalizada con síntomas de agotamiento. Hubo baches en el camino y también momentos únicos. Se-ri puede presumir de 25 victorias en el LPGA Tour, cinco torneos grandes y un espacio privilegiado en el Salón de la Fama del Golf Mundial.

Le costó apoderarse de ese primer major. Pak batalló en una definición épica, mano a mano contra la amateur estadounidense Jenny Chuasiriporn mediante un extenso desempate de 20 hoyos. Su golpe de salida en el 18 no la convenció y pensó que la pelota había caído al agua. Unos minutos después, la divisó en la hierba crecida. Tomó coraje y sumergió sus pies desnudos, que producto del suelo arenoso se hundían cada vez más. Las chances de progresar en tales circunstancias eran escasas, aunque no vaciló y quiso intentarlo. Asumió el desafío, disparó y la bola aterrizó en el fairway. “Jugué al golf 26 años y ese fue el mejor tiro de mi vida”, admitió. Entre aplausos, percibió una sensación esperanzadora. Acto seguido, embocó un putt de diez metros y allanó la senda con destino a la coronación.

“En ese entonces, no existía la comunicación que hay en la actualidad. Una semana después de ganar, supe que toda Corea estaba mirando. Fue increíble”, recordó. Corea del Sur atravesaba una etapa de dificultad financiera que comenzó a mediados de 1997 con la devaluación de la moneda tailandesa y afectó a otros países como Malasia, Indonesia, Filipinas, Taiwán y Hong Kong. Aquél suceso heroico “dio esperanza a mucha gente”, aseveró Ryu So-yeon, ex número uno. Pak reflejó la tenacidad y el valor de su pueblo e inspiró a una generación de jugadoras denominadas las ‘Pak Se-ri kids’. “Ella nos abrió el camino”, sostuvo Ko Jin-young, con 15 triunfos en el circuito estadounidense. La existencia de ese muro ficticio no fue tal hasta que lo derribó. De esta manera, la República de Corea y el continente asiático entraron en escena.

Una década antes de que Pak saltara a la fama, Ku Ok-hee demostró a sus compatriotas que el LPGA Tour era un sueño posible, al ser la primera coreana que ganó en la gira. El golf la conquistó mientras trabajaba a tiempo parcial como caddie en las afueras de Seúl. En definitiva, ese era el sitio que ocupaba la mujer en los años 70. Luego empezó a practicar, continuó su marcha y alcanzó el profesionalismo en 1978. Optó por jugar principalmente en Japón. No fue sencillo porque a menudo recibía abucheos. Contra viento, marea y críticas, consiguió 23 victorias. “Cada vez que enfrenté nuevos desafíos, tuve fe en que si llamaba a la puerta, se abriría”, subrayó. Potenciada por esa confianza accedió al máximo nivel del golf femenino.

La globalización y sus consecuencias

En 2008, el Tour contaba con más de 120 jugadoras internacionales y 45 eran de Corea del Sur. En efecto, la Asociación de Golfistas Profesionales de Estados Unidos decidió exigir un nivel de inglés aceptable. Esta medida incluía un examen oral para miembros con una antigüedad mínima de dos años y sanciones de por medio. “Estamos en el negocio del entretenimiento deportivo y tenemos que interactuar con los aficionados y patrocinadores”, argumentó la subcomisionada Libba Galloway. Y por las dudas, aclaró: “Esto no pretende ser punitivo de ninguna manera”. Las críticas no se hicieron esperar. “¿Eso significa que una persona muda no puede jugar?”, objetó Pádraig Harrington. La LPGA dio marcha atrás y se enfocó en continuar con un programa de aprendizaje iniciado en 2005 el cual proporcionaba formación lingüística, con tutores y traductores.

Sentar las bases desde la cima

Shin Ji-ae fue la primera que plantó bandera en la cúspide del ranking mundial. Lo logró en 2010 y persistió allí 25 semanas. Pero mucho antes de este hito, Shin perdió a su madre en un accidente automovilístico. Sus dos hermanos resultaron heridos de gravedad y ella los acompañó durante casi un año mientras estaban en el hospital. Utilizó el dinero de la póliza para financiar su carrera, se esforzó y en 2005, cuando todavía estudiaba en la escuela secundaria, ganó su primer evento del KLPGA Tour. Al año siguiente, acumuló tres más. Y en 2007, otros diez. Se aventuró en el LPGA Tour y trepó al octavo lugar, el más alto para una no miembro de la LPGA. Desde agosto de 2008 hasta febrero de 2013, ganó 11 veces en la gira norteamericana, incluidos dos campeonatos importantes. Su estadía en la élite tuvo fecha de caducidad. “Cumplí todas mis metas y no me propuse otras. Lo estaba disfrutando, pero perdí el hambre”, aseguró. Renunció a principios de 2014, aunque compitió principalmente en Japón para estar más cerca de su familia.

La siguiente en ganar el Abierto Femenino de los Estados Unidos tras Pak fue Kim Ju-yun, en 2005. Había cosechado 19 torneos amateurs en Corea del Sur, incluyendo una medalla de plata en los Juegos Asiáticos de 1998. Sin embargo, no conocía la gloria como profesional. Durante 2004, su año de novata en el LPGA Tour, superó apenas tres cortes en 20 eventos. Su meta era terminar en el top 10 del U.S. Women’s Open. Se concentró en el golpe a golpe y el último día llegó al hoyo 18 igualada con la americana Morgan Pressel. Su segundo tiro cayó en el búnker, uno de sus puntos débiles. Sacó de la galera un tiro extraordinario y la pelota acabó en el hoyo. Esta situación anuló a Pressel, quien finalizó a dos golpes de distancia de la campeona y expresó su asombro por lo ocurrido: “No puedo creerlo”, declaró.

En 2004, el LPGA Tour tenía varias jugadoras de apellido Kim, el más común en la península de Corea. Por sugerencia de su entrenador, Ju-yun cambió su nombre de pila a Birdie. Un alias original, simpático e imposible de olvidar. En 2009 sufrió un siniestro vial y permaneció tres meses hospitalizada. Este infortunio la alejó del golf durante un año y medio. Una vez recuperada, volvió a la carga: “Si sigo pensando en lo que hice antes, no ayudará en nada. Sigo siendo Birdie Kim, no cambié”, apuntó. Los años pasaron y la asiática nunca más levantó un trofeo en el máximo nivel.

Apoyo, contención y sustento económico

La influencia de los padres “es un factor importante para el éxito”, según Birdie Kim. “Muchos proporcionan transporte, observan las prácticas y competiciones, recopilan información y atienden las necesidades de sus hijas. Invierten tiempo y recursos financieros”, detalló. El caso de Chun In-gee sustenta esta teoría. Su familia, de clase trabajadora, administraba un pequeño restaurante. La situación se complicó cuando su madre sufrió una lesión en el tobillo. El negocio ya estaba en crisis y debieron cerrar. “Lo habían perdido todo y aún así decidieron dedicarse por completo a mí. Tuvieron la previsión de ver hacia dónde se dirigía el golf femenino y querían que fuera parte de eso. Soy feliz al poder compensarlos y estaré eternamente agradecida con ellos”, dijo la ganadora de tres majors.

El oro olímpico en Río 2016

La primera campeona olímpica de golf en más de 100 años nació en... sí: Corea del Sur. Park In-bee se llevó el oro en Río 2016. Lideró las dos últimas rondas y, en ese recorrido final, incluyó siete birdies. Totalizó 268 golpes, 16 bajo el par. “Fue el año más duro de mi carrera. Luché mental y técnicamente. Sentí mucha presión porque eran mis primeros Juegos y porque sufrí una lesión en el dedo pulgar. Estaba desesperada por lograr algo. Nunca me había sentido así antes. Durante esos días, me concentré en jugar bien en el green”, confesó Park, con 21 triunfos en el LPGA Tour.

Park In Bee
El triunfo de Park In-bee en los Juegos Olímpicos de Río 2016
Foto: Getty Images

Un récord nacional

Ko Jin-young ganó el BMW Ladies Championship 2021 y sumó la conquista número 200 para una golfista surcoreana en la gira. Se sintió una verdadera “afortunada” al ganar en su país. El torneo, inaugurado en 2015 como parte del circuito profesional de Corea, cobró relevancia cuatro años después, cuando se incorporó al calendario del LPGA Tour. En su edición más reciente participaron 21 jugadoras de Corea del Sur y, además, asistieron ocho de las diez mejores del mundo en ese momento.

En términos de patrocinio, la popularidad del golf femenino atrajo a las empresas surcoreanas, principalmente aquellas relacionadas al sector financiero o construcción. Asimismo, la expansión de la LPGA en Corea, que comenzó en 2014 con la apertura de su oficina asiática en Seúl, encontró un lugar en la moda local y lo explotó con tiendas de ropa y accesorios. La coreana-estadounidense Jennifer Song fue la primera en lucir las prendas de la marca LPGA Golf Wear. “Son realmente elegantes y, lo más importante, muy cómodas”, puntualizó. A principios de 2017, Lydia Ko, la neozelandesa nacida en la República de Corea, firmó contrato con una compañía de su tierra natal y lanzó su propia línea de indumentaria. Este es simplemente uno de los numerosos acuerdos que concretó desde que alcanzó el número uno del ranking a sus 17 años, la más joven en la historia en lograrlo.

Hay futuro asegurado

A fines de 2023, Ryu Hae-ran ganó el premio a la Novata del Año de la LPGA. Es la decimocuarta coreana en recibirlo desde Pak Se-ri en 1998. Ryu consiguió su primera victoria en el Tour en el Walmart NW Arkansas Championship en septiembre. También culminó octava en el Abierto Femenino de los Estados Unidos. La joven de 22 años reconoció que pensó en regresar a Corea del Sur a principios de ese año: “Viajar fue muy difícil y tenía algunas dudas sobre si podría ganar, pero confié en mis golpes y seguí jugando”. Solo retornó a Corea con el objetivo de trabajar su swing. Hae-ran fue una de las cuatro jugadoras surcoreanas que sumaron un título en 2023. La máxima exponente: Ko Jin-young, con dos.

¿Encontraste un error?

Reportar

Temas relacionados

premium

Te puede interesar