La Nación/GDA
Las gemelas Venessa y Kerissa D’Arpino conocieron a sus 24 años a otro dúo de gemelos, Lucas y Jacob Sealby. Desde entonces, sus vidas cambiaron por completo y hoy son exponentes de una situación médica que rara vez sucede: sus hijos son primos, pero también gemelos.
La creencia popular indica que los hermanos gemelos comparten todo desde el momento de sus nacimientos. Pero este lineamiento no caía sobre Venessa y Kerissa, quienes siempre tuvieron un vínculo muy estrecho pero vidas independientes. Por eso, no esperaban salir con un par de hermanos que compartían la misma característica de ellas. Así las cosas, el destino habló y terminaron en una cita cuádruple.
En 2020, todo cambió cuando una alumna del gimnasio de Venessa le consultó si podría pasarle su número a dos hermanos para que se vincularan con ella y su gemela, ya que creía que tenían mucho en común, como el amor por el deporte. La profesora no se negó, pero sí aclaró que ella no tenía intenciones de acercamiento; sin embargo, días más tarde respondió el mensaje que le llegó por de un tal Lucas, quien le propuso una salida de a cuatro.
Las hermanas decidieron aceptar la invitación y en la cita, tanto Venessa y Lucas como Kerissa y Jacob tuvieron un flechazo inmediato.
“Ambos somos gemelos extrovertidos. En la escuela secundaria, yo hablé por Kerissa y él habló por Jacob”, contó Venessa al medio Today, al hablar sobre la conexión con su "match", a tal punto que no dudó en vaticinar que se casaría con él. Y eso sucedió: contrajeron matrimonio en octubre de 2022. En junio de 2023, la segunda pareja de gemelos también dio el "sí, acepto".
Ahora, ambas parejas viven en Oregón. Sus casas quedan a pocos pasos de distancia y las visitas entre los hermanos son numerosas a diario. Comparten muchos aspectos de su vida, como la crianza de sus hijos; Sophie de 19 meses de vida, hija de Kerissa y Jacob; y Adrian de cinco meses, fruto de la relación de Venessa y Lucas.
Aquí es donde las parejas de gemelos vuelven a ser el centro de atención, y ahora no por sus historias de amor, sino por el vínculo sanguíneo que une a sus hijos, puesto que son primos, pero también hermanos genéticos.
Su caso es nombrado como gemelos cuaternarios, cuestión que ocurre raramente al momento que un par de gemelos tiene hijos con otro par de gemelos. De esta forma, estos niños comparten ADN, como sucede con los hermanos. “Aunque tienen padres diferentes, son genéticamente ‘hermanos’”, aseguró a Today el doctor Robert Green, genetista médico del Hospital Brigham and Women’s de Boston.
Por supuesto que esta coincidencia genética no afecta en nada a los niños. Ahora, ambas parejas fantasean con la idea de poder tener a sus segundos hijos al mismo momento, para que las hermanas compartan la etapa de gestación y los bebés crezcan juntos, con la misma edad, cuestión que ya sucede con sus primogénitos.
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