En base a EFE
Uno de los objetivos en el desarrollo de prótesis para personas amputadas es que puedan emular las prestaciones del miembro perdido. Ahora, una nueva interfaz neuroprotésica desarrollada por investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en Estados Unidos se acerca a ello junto a una pierna biónica, respondiendo completamente al sistema nervioso, lo que acelera la capacidad de marcha y un caminar más natural.
El nuevo sistema aumentó en un 41% la velocidad de marcha de siete personas amputadas por debajo de la rodilla, respecto a otras que no lo llevaban, y mejoró su rendimiento a la hora de subir escaleras, pendientes, recorrer caminos con obstáculos y otros entornos reales.
La propiocepción es un sexto sentido que nos informa de la posición en el espacio de las partes de nuestro cuerpo. La nueva interfaz permite transmitir información de control neuronal a la prótesis y devuelve al usuario la sensación propioceptiva de esta, por lo que no se siente como algo ajeno y mejora la forma de regular el movimiento.
Así lo explicó en una rueda de prensa virtual el investigador Hugh Herr del MIT y autor principal del estudio, publicado en esta semana en la revista Nature Medicine. A él le amputaron las piernas por debajo de la rodilla hace varios años por congelación, y utiliza prótesis robóticas avanzadas. Destacó que ningún estudio anterior ha podido demostrar “este nivel de control cerebral” sobre una prótesis lo que produce una marcha natural y a un ritmo similar al de una persona no amputada.
Para crear el movimiento de una extremidad en toda su amplitud, los músculos actúan en pares agonistas-antagonistas y transmiten señales propioceptivas al sistema nervioso central, lo que proporciona a la persona la conciencia de la posición y el movimiento. La amputación quirúrgica de una extremidad provoca un deterioro considerable de la arquitectura neural-muscular en el lugar de la amputación, que altera la dinámica muscular y la propiocepción.
“Hemos podido demostrar por primera vez el control neural completo de la marcha biónica”, afirma Hyungeun Song, primera autora del estudio e investigadora posdoctoral del MIT.
Sentir natural
El equipo creó una interfaz que conectó quirúrgicamente pares musculares agonista-antagonista, cada uno con diversos electrodos de detección muscular y un pequeño ordenador que decodifica las señales.
Herr explica: “Aunque su extremidad esté hecha de titanio, silicona y todos esos componentes electromecánicos, esta se siente natural y se mueve de forma natural sin ni siquiera pensar en ello”, así cuando el paciente piensa en mover su extremidad biónica siente que los músculos se mueven naturalmente como lo hacían cuando tenía la pierna intacta. Todo el ciclo de la marcha y la dinámica de la prótesis biónica está controlado por el cerebro, que recibe información de los sensores no solo sobre la posición en el espacio, sino también la fuerza ejercida contra el suelo o la rigidez en función de la velocidad. De hecho, cuando la persona mueve la prótesis “siente ese movimiento con una sensación de propiocepción natural”, destacó el investigador.
La propiocepción
El estudio se centró en las aferencias musculares propioceptivas, que surgen de receptores que hay en los músculos y articulaciones de todo el cuerpo, las cuales envían información al sistema nervioso central.
El también investigador del MIT y firmante del artículo Hyungeun Song destacó que con solo un 18% de información neuronal biológica fue suficiente para restaurar el control de una marcha funcional, lo que consideró un “hallazgo científico significativo”. El cerebro es “tan adaptable” que basta con que reciba una pequeña cantidad de propiocepción para poder controlar una prótesis muy compleja, completó Herr.
Estos resultados sugieren que, incluso el restablecimiento parcial de la señalización neuronal, puede ser suficiente para permitir mejoras clínicamente relevantes en la funcionalidad neuroprotésica.
Para futuros trabajos, los investigadores quieren sustituir los electrodos de la superficie de los músculos por pequeñas esferas magnéticas, que permitan seguir con mayor precisión la dinámica de los emparejamientos musculares para controlar mejor la prótesis.
El estudio “forma parte de un movimiento de la próxima generación de tecnologías protésicas que abordan la sensación y no solo el movimiento”, afirma Eric Rombokas, profesor adjunto de ingeniería mecánica de la Universidad de Washington que no participó en el estudio.
El equipo tiene como objetivo conectar el sistema nervioso periférico con la electromecánica y las prótesis sintéticas porque “cuando se proporciona esa conexión neuronal, se produce una personificación: al preguntar a la persona que utiliza la prótesis qué es su cuerpo, incluye la prótesis como parte del mismo”.
“Es un paso decisivo, valga el juego de palabras, hacia ese objetivo a largo plazo del control neuronal total y la personificación”, concluye Herr.