El Tiempo/GDA
Una colombiana de 44 años, economista, historiadora y catedrática, con una maestría en Desarrollo, Tatiana Andia, fue diagnosticada en 2023 con un fuerte cáncer de pulmón y, desde ese momento, decidió no realizarse ningún tratamiento que fuera invasivo.
Esta profesora dialogó con el medio de comunicación BBC y contó cómo ha sido todo este proceso, desde que se enteró de que tenía una enfermedad terminal y cómo la ha sabido sobrellevar sin realizarse ninguna quimioterapia o procedimientos invasivos.
“Los últimos días se sienten muy raros. Es un estado alterado de la conciencia casi psicodélico, como el que se experimenta bajo los efectos del LSD o los hongos alucinógenos. Cambia mucho. Es difícil reportar el tránsito hacia la muerte", contó Andia.
Ella sabe que su final está cerca, pero no piensa ni cómo ni cuándo será ese día, y más bien disfruta de hacer reflexiones existenciales con mucha gratitud, según comentó al medio mencionado.
Cuando a Tatiana el médico le diagnosticó que tenía cáncer de pulmón, lo primero que le dijo era que no quería nada de quimioterapias, cirugías invasivas, intubaciones o jornadas de cuidados intensivos.
"¿Y los días extras estos (no importa cuántos) son para qué? ¿Son para resistir posibles efectos adversos? ¿Son para estar ausente de los míos con náuseas, mareo y dolor de cabeza? ¿Son para estar en el mundo? ¿O para salir de él?", escribió en su columna de despedida en el medio Razón Pública, en la que escribe acerca de su enfermedad.
Muchas personas en su lugar habrían preferido realizarse algún tratamiento, pero esta mujer hizo todo lo contrario: ha celebrado, viajado por el mundo y compartido momentos con sus seres queridos. Andia ve al cáncer como una oportunidad para agradecer y cerrar una vida plena. Por eso, como parte de su proceso de despedida, esta catedrática ha decidido transmitir cómo encontró la plenitud y la felicidad en su viaje final.
“Hace unos días sufrí convulsiones. Eso es, literal, como resetear el cerebro. Se generó mucha tensión por la urgencia, por intentar darme unos días más de vida con calidad y poder seguirme despidiendo, pero nunca se contempló que me metieran en la UCI, ni que me intubaran ni nada de esas cosas”, comentó Andia.
“Siento mucha fortuna de celebrar en vida mi propio funeral. La gente viene, cuenta historias, recordamos momentos. Es algo que le desearía a todo el mundo. Si fuera posible, me encantaría que la gente muera como yo: muy feliz, muy amada, con tranquilidad, paz. Es muy especial", afirmó.
“Al diagnosticarme, los médicos sí me hablaron de un medicamento que es efectivo durante un año con este cáncer raro de pulmón, con una mutación genética específica que lo hace más agresivo y más rápido en reproducirse”, dijo Andia. Este es el único medicamento que ella consume. Se trata de una pastilla oral, que se la toma una vez al día. “Es poco tóxico, sin efectos adversos. Se toma en casa, oral, una pastilla al día. Salvo un acné juvenil y algunos problemas de estómago, brinda una buena calidad de vida que me permitió viajar, interactuar, bailar y brincar”.
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