El empleo de videoconsolas superó en mucho las previsiones y la imaginación de sus creadores, que seguramente nunca contemplaron la posibilidad de ir por delante de los especialistas en la lucha contra el crimen.
La Policía Federal Estadounidense emplea la Playstation 3 (PS3) para capturar a pederastas, ya que a la hora de detener a este tipo de criminales, la consola "facilita" el proceso para ´burlar´ las contraseñas de los ciberdelincuentes.
Según la ley de este país, una orden judicial permite a los agentes inspeccionar el equipo de un sospechoso, pero la Cuarta Enmienda prohíbe a las autoridades estadounidenses forzar a los detenidos a revelar sus contraseñas, por lo que cobra especial importancia el empleo de la piratería.
"Los criminales protegen su equipo con contraseñas, por lo que necesitamos emplear la piratería para descifrarlas", asegura Claude E. Davenport, de la Unidad de Delitos Informáticos, conocida como C3. "La Playstation 3 resulta perfecta para ciertos tipos de ataques de este tipo", asegura en declaraciones recogidas por ´Portaltic.es´ a la web ´AxcessNews´.
Según consigna LaFlecha.net, para descifrar las claves necesitan probar una gran cantidad de combinaciones alfanuméricas.
El número posible de combinaciones para una contraseña de seis dígitos es de 282 billones, por lo que el descubrimiento de la habilidad de la PS3, descubierta por ACcessData Corp, facilitó mucho su trabajo, ya que permite probar cuatro millones de combinaciones por segundo.
No obstante, PS3 no es la única consola con esta característica, según Neil Condon, vice presidente de Asuntos Públicos de AccessData Corp, todas las tarjetas gráficas tienen esta capacidad, también las de otros sistemas de juego. Lo que no tienen otros sistemas es la adaptabilidad, ya que la PS3 permite a los usuarios instalar el sistema operativo Linux. Desgraciadamente para los agentes, la nueva slim-PS3 no presenta esta característica.
C3 se centra en delitos online a nivel transnacional, incluyendo los relacionados con la pornografía infantil que cruzan las fronteras nacionales.
Según Davenport, dichas imágenes de menores son habitualmente generadas en el Tercer Mundo o en países en desarrollo, pero, al entrar en ordenadores estadounidenses, entra también en la jurisdicción de C3.