La Nación/GDA
El accionar del ser humano ha provocado desastres en el mundo a lo largo de la historia. Uno que llama la atención por seguir activo luego de medio siglo es la "Puerta del Infierno", ubicada en Turkmenistán. Se trata de un agujero de fuego que fue encendido por un error humano.
Durante la década de 1970, un grupo de obreros pertenecientes a la entonces Unión Soviética incursionaba en un campo de la provincia de Dsoguz con el fin de hallar debajo del suelo gas y petróleo. Luego de una serie de perforaciones, un sector del perímetro comenzó a agrietarse y se creó un cráter —conocido como Darvaza— de 70 metros de ancho y 20 metros de profundidad.
Desde los orificios interiores comenzó a despedirse gas metano, por lo que los obreros incendiaron el lugar con la ilusión de que se agotaría prontamente. Lo cierto es que esto no sucedió y en la actualidad aún permanece con llamaradas que generan la impresión de estar en la entrada al infierno como lo concibe el cristianismo.
A partir de ese entonces, el espacio desértico se convirtió en un atractivo turístico que congregó a miles de curiosos de todas partes del mundo. Sin embargo, en 2022 el presidente de esa nación, Gurbanguly Berdymukhamedov, tomó la decisión de cerrar el ingreso a la "Puerta del Infierno" por dos causas que le preocupan de cerca.
El escape de gas hacia la atmósfera puede tornarse contaminante, por lo que el Poder Ejecutivo consideró proteger la salud de los habitantes que residen en los pueblos aledaños. En segundo lugar, Turkmenistán es un país que depende de la explotación de combustibles fósiles, por lo que dicha fuga podría generar una pérdida enorme de metano que queda suspendido simplemente en la atmósfera. Incluso, amenazaría el vaciamiento de sus propias reservas.
Como solución para terminar con el ardor continuo del pozo de Darvaza, se plantearon diferentes ideas, como lanzar bombas, algo que quedó descartado totalmente. El fin es apagar el incendio, no obstante, dos años después, la situación permanece igual, por lo que el gobierno no encontró una solución certera. Muchos sugieren en taponar los conductos desde donde proviene el gas, pero de momento no se tiene conocimiento de cómo se compone esa red.
En aquella determinada y osada política, el presidente mencionó a la AFP: “Estamos perdiendo valiosos recursos naturales por los que podríamos obtener importantes beneficios y utilizarlos para mejorar el bienestar de nuestro pueblo”.
En el interior del cráter la temperatura asciende de los 400°C y puede alcanzar los 1000°C, según el punto en que se ubique. En 2023, el canadiense Kourounis descendió y fotografió (con la debida protección) el interior de este agujero. En conjunto con una expedición de National Geographic, su objetivo fue el de tomar muestras de tierra para analizarlas y conocer si existen formas de vida resistentes al calor.
Por su parte, el compañero de Kourounis, el microbiólogo Stefan Green, describió cómo es la profundidad de esta cavidad: “El brillo anaranjado de las llamas hace que el suelo sea completamente anaranjado y las paredes del cráter se vean anaranjadas. Realmente me recuerda a estar en un lugar como Marte, donde tenés ese suelo naranja o rojo. Simplemente tiene otra sensación terrenal”.
De esta forma, más allá de los esfuerzos del gobierno de Turkmenistán en atraer a científicos extranjeros para que descifren cómo apagar el fuego, la "Puerta del Infierno" seguirá ardiendo hasta que aparezca una solución que le ponga un fin.
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