Redacción El País
Muchos suelen pensar que la Gran Muralla China es la única construcción humana que se ve desde el espacio, aunque esto no es así. Esto se debe a que es demasiado fina y, como tiene un color muy similar a su entorno, pasa desapercibida a una gran distancia.

Algo similar acontece con las pirámides de Giza, que no pueden son visibles desde el espacio exterior, puesto que su color es muy similar al de la arena circundante.

La única obra realizada por el ser humano que puede ser vista desde el espacio es el llamado Mar de Plástico en Almería, España.

El Mar de Plástico de Almería es una gran extensión de terrenos cubierta por un grupo de invernaderos de plástico, destinados a la producción de frutas y hortalizas. Se encuentra al oeste de la localidad, en una llanura costera denominada Campo de Dalías, cerca de los pueblos de Ejido y la Mojonera. Los invernaderos cubren más de 40.000 hectáreas, dimensiones que representan casi la totalidad del Campo de Dalías, y se han extendido a zonas vecinas, informó la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio de Estados Unidos (NASA, por sus siglas en inglés).

Foto: NASA.

Además, representa el 43% del total de hectáreas cultivadas de España bajo invernaderos de plástico.

"Cubren un área tan grande que probablemente incluso han causado un efecto de enfriamiento localizado, debido a que los techos blancos reflejan una cantidad sustancial de luz solar", indicó la NASA.

La luz se refleja en los techos de los invernaderos, y, desde el espacio, se ven como una mancha blanca y brillante.

Foto: @astrorural.

El Mar de Plástico se originó en los años 50, en el pueblo de Ejido, detalla el sitio web de la NASA. Al principio comenzó siendo un lugar dónde se sembraban uvas para comer, pero el producto dejó de ser atractivo para el mercado español.

Sin embargo, los agricultores decidieron mantener las estructuras dónde se sostenían las parras y les colocaron plástico encima, para que funcionaran como cortaviento.

Esto permitió que los agricultores se dieran cuenta de que, al tener los cultivos bajo el techo de plástico, estos eran mucho más productivos, ya que con el calor que generaba el invernadero podían aumentar la cantidad y calidad de las cosechas.