El Universal/GDA
El dolor articular, la pérdida de densidad ósea y las arrugas en la piel son algunas de las consecuencias de que el cuerpo con los años pierda la capacidad de regenerar colágeno. Esta proteína esencial desempeña funciones cruciales del organismo, como proporcionar textura y flexibilidad a los tejidos como articulaciones, huesos, ligamentos, cartílagos y tendones.

A partir de los 40 años, las células que producen colágeno ralentizan su actividad, contribuyendo a estas complicaciones de salud. Sin embargo, la alimentación desempeña un papel crucial en la formación y fijación del colágeno, especialmente en articulaciones como la rodilla, que es susceptible a la pérdida de esta proteína.

La vitamina C emerge como un nutriente fundamental para la formación y mantenimiento del colágeno. Como antioxidante, la vitamina C es esencial para el crecimiento y reparación de tejidos en todo el cuerpo. Este nutriente contribuye a la producción de piel, tendones, ligamentos y vasos sanguíneos, así como a la reparación del cartílago, huesos y dientes, y facilita la absorción del hierro.

Según datos publicados en un artículo de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH por sus siglas en inglés), las personas que consumen una cantidad adecuada de esta vitamina tienen menor riesgo a padecer cáncer.

“Es posible que quienes consumen gran cantidad de vitamina C al comer frutas y verduras corran menos riesgo de tener varios tipos de cáncer, como cáncer de pulmón, seno y colon”, señala el artículo de los NIH.

La vitamina C se encuentra en una variedad de alimentos, siendo los cítricos como ananá, naranja, limones, mandarinas y pomelos algunas de las principales fuentes. Además, tomate, durazno, cebolla y lechuga también son ricos en esta vitamina.