La Nación/GDA
A causa de la fuga en el comercio de mascotas, las cotorras verdes, también llamadas cotorras argentinas o periquito monje, invadieron varias ciudades de Europa hace algunos años. Lo curioso fue que en todo este tiempo fueron desarrollando un dialecto para comunicarse en distintas ciudades. Un grupo de científicos analizó los sonidos de estos animales en ocho ciudades diferentes y los resultados los sorprendieron, porque se descubrió parte de su versatilidad vocal y su capacidad de adaptación.
Si alguien pasea por Barcelona o Málaga notará en sus parques y cielos poblaciones de periquito monje, pero lo que pocos conocen es que no son oriundos de Europa; en realidad, el continente no tiene ninguna especie de loro nativa. Sin embargo, muchas ciudades europeas de países como España, Bélgica, Italia y Grecia, albergan a las cotorras verdes o argentinas originarias de Sudamérica. Por ello, un grupo de científicos decidió analizarlas para saber más sobre sus comportamientos, según la ciudad en la que se encontraban.
Los encargados de llevar adelante el estudio fueron los científicos de los Institutos Max Planck de Comportamiento Animal y de Antropología Evolutiva, quienes analizaron los sonidos de las cotorras verdes en ocho ciudades distintas: Atenas, Barcelona, Bérgamo, Bruselas, Legnago, Madrid, Pavía y Verona. Esta fue una oportunidad única para explorar la evolución de la comunicación en una especie no humana.
Si bien se analizaron a varias especies de pájaros para conocer en profundidad esta área de sus vidas, uno de los resultados fue que las cotorras verdes dejaron atrás su influencia nativa y encontraron una nueva identidad en Europa. “Al igual que los humanos, la cotorra argentina en Europa tiene formas únicas de comunicarse según el lugar donde viven”, manifestó Stephen Tyndel, autor principal del estudio y estudiante de doctorado en el Instituto Max Planck.
En este sentido, los científicos notaron las variaciones que hace el animal en la estructura de modulación de frecuencia dentro de cada llamada, es decir, el rasgo que diferenciaba a los distintos dialectos. Simeon Smeele, otro de los científicos principales del estudio, señaló: “Los dialectos de los loros se separaron temprano cuando las aves invadieron las ciudades europeas, pero luego no cambiaron significativamente durante este período”.
En conclusión, los científicos que llevaron adelante este estudio señalaron que las cotorras verdes se separaron tempranamente después de la invasión a las ciudades europeas; no obstante, estos nuevos dialectos no experimentaron muchos cambios, es decir que a lo largo del tiempo se estabilizó la evolución lingüística.
Pero la duda que quedó es cómo surgieron estos dialectos. Una de las hipótesis que plantearon los científicos es que fue a través de un proceso pasivo, ya que los errores de copia entre estas aves condujeron a diferencias sutiles en sus llamadas. Otra de las hipótesis es de un proceso activo, es decir, que los dialectos podrían servir como forma de comunicación social y de reconocimiento entre los compañeros de grupo. Lo cierto es que las cotorras verdes o argentinas que invadieron Europa están muy asentadas en aquellos suelos y rápidamente lograron su adaptación.
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