Jorge Pérez Colomé, El País de Madrid
Las fotos que aparecen tras una búsqueda en Google Imágenes de oficios como cirujano cardiovascular, matemático, desarrollador, futbolista, comisario o banquero de inversiones son masculinas. Y para modelo, peluquera, enfermera, interiorista o profesor de arte son de mujeres. Un estudio publicado este miércoles por la revista Nature que analizó 349.500 fotos, 100 por cada una de las 3.495 categorías sociales más comunes, observa un sesgo de género consistente en Google y en otras plataformas como Wikipedia e IMDB. Hasta ahora, los estudios más relevantes que analizaban estos prejuicios online se habían centrado sobre todo en los textos.
Los investigadores de la Universidad de California en Berkeley creen que su hallazgo es importante por el aumento imparable de la cultura visual: el tiempo de lectura se reduce y crece el entretenimiento en plataformas “hipervisuales centradas en el intercambio de imágenes”, dice el artículo. El sesgo en las imágenes online es mayor que el que se ve en encuestas y en los datos reales del censo en Estados Unidos. Aunque, según Douglas Guilbeault, profesor en Berkeley y uno de los autores, “una sutileza es que grupos sociales y generaciones pueden diferir en el tipo de contenido visual que producen y consumen, y un área importante para futuras investigaciones es explorar cómo esto afecta su experiencia”.
Los investigadores también han encontrado que el sesgo en las imágenes online es más habitual que en textos y además sus efectos son más potentes psicológicamente. En el trabajo han comparado las imágenes con los resultados de textos de Google News. Las imágenes muestran un prejuicio mayor que los textos y su impacto es más duradero: las personas que veían una imagen con sesgo de género conservaban más días su influencia que quienes leían un texto con cierto sexismo. “Lo que más me sorprende del trabajo es que un simple cambio, de información textual a visual, pueda tener tantas implicaciones para la propagación del sesgo de género, amenazando décadas de progreso”, dice Guilbeault.
Es destacable que la lengua usada para la investigación sea el inglés, un idioma en que la mayoría de los oficios no se distinguen por género: no es cirujano o cirujana, solo surgeon. Las fotos, por tanto, aportan más información que un texto cuando se ve a un futbolista varón o una peluquera mujer. En español, en cambio, la distinción en lenguaje sería también evidente. Pero los investigadores han encontrado efectos que van más allá de las propias palabras: “Varias investigaciones psicológicas sugieren que las imágenes podrían ser un medio especialmente potente para transmitir sesgos de género. Investigaciones sobre el efecto de superioridad de la imagen muestran que las imágenes suelen ser más indelebles y emocionalmente más impactantes que los textos”, dice el artículo.
El uso de una terminología neutra sería otra ventaja, que en español es más complicada que en inglés. Por tanto, las imágenes en internet amplifican el sesgo de género, tanto en sus cifras estadísticas como en su impacto psicológico en usuarios.
¿Cómo surge el sesgo?
Las fotos que hay en internet reproducen millones de elecciones de sus usuarios, que han creado o subido esas fotos a sus cuentas y páginas: “El sesgo de género parece estar parcialmente impulsado tanto por el contenido que los usuarios de internet eligen mostrar en sus blogs, como por las preferencias de las audiencias sobre qué noticias consumir o qué imágenes comprar”, explica la investigación.
"Futbolista" es otra búsqueda donde el sesgo de género es muy evidente. ¿Pero cómo han influido los propios mecanismos de internet en fomentar este sesgo de las imágenes online? “Puede que los sesgos se intensifiquen como resultado de la propia red”, afirma el profesor Bas Hofstra, de la Universidad Radboud (Países Bajos), tras analizar el artículo antes de su publicación. “Quizá las poblaciones de usuarios difieren, quizás los hombres son quienes más han usado o usan internet y, como tal, se convierte en un lugar con más carga de género”, dice.
El artículo también especula con que el estatus o los prejuicios a la hora de contratar en las empresas de medios, cuyas fotos están sobrerrepresentadas en internet, puede ser otra causa. “Es probable que la preferencia humana por una representación familiar, prototípica de las categorías sociales, desempeñe un papel en perpetuar estos sesgos”, afirman los investigadores.
La consecuencia de esta dinámica es limitar el acceso de mujeres a oficios en los que no tienen ya un espacio por dinámicas sociales previas. Pero podría haber más, según Hofstra: “La manera en que la gente habla de ciertas categorías sociales, por ejemplo; se habla más de hombres en relación con los deportes porque se ven más atletas varones online, lo que podría disminuir las aspiraciones de las mujeres de entrar en ese deporte”.
Un temor obvio sobre el futuro que es solo mencionado en el artículo es que las imágenes del internet actual son una de las principales bases de la inteligencia artificial (IA) generativa: “Las imágenes creadas con IA pueden hacer de internet un lugar más cargado de sexismo si se basan en imágenes ya generadas que hay online”, dice Hofstra. “Nuestro trabajo sugiere que los sesgos de género en la IA pueden deberse en parte al hecho de que se entrenan con imágenes públicas de plataformas como Google y Wikipedia, que están llenas de sesgos de género”, aporta el estudio.
Es difícil pensar en soluciones concretas para este problema. Google puede estar dando resultados sesgados porque las peticiones o la información ya existente en internet es sesgada. “Las soluciones tendrán que surgir de las tecnológicas, académicos y la sociedad civil”, dice Guilbeault. “Nuestra investigación tiene como objetivo iniciar una conversación crítica sobre las implicaciones del cambio de lo visual para la propagación del sesgo de género. Los métodos y herramientas que hemos creado son un paso importante hacia la transparencia de la información sobre el panorama cambiante del prejuicio online, que es un paso necesario para descubrir soluciones”.