PATRIMONIO
Líneas Quebradas, del fotógrafo Leo Barizzoni y la periodista Carolina Villamonte, propone un recorrido por 31 escaleras: son las más bellas y destacadas de Uruguay.
"Nadie habrá dejado de observar que con frecuencia el suelo se pliega de manera tal que una parte sube en ángulo recto con el plano del suelo, y luego la parte siguiente se coloca paralela a este plano, para dar paso a una nueva perpendicular, conducta que se repite en espiral o en línea quebrada hasta alturas sumamente variables”, describió Julio Cortázar en Instrucciones para subir una escalera.
Más allá de resolver un problema espacial, ese conjunto de escalones tiene una magia en sí misma digna de ser contemplada. Líneas Quebradas, del fotógrafo Leo Barizzoni y la periodista Carolina Villamonte, propone un recorrido por 31 escaleras: son las más bellas y destacadas de Uruguay.
En una vieja torre de piedra, en el interior de la casa de un reconocido arquitecto o de una majestuosa residencia de fines del 1800, en un hotel de estilo neoclásico en las costas de Maldonado o en un emblemático edificio abandonado de la capital, en las profundidades de una moderna bodega, en un cementerio, en un rústico campanario, en una librería, en un castillo histórico, en un banco, en una casa colonial, en una biblioteca, en un misterioso mirador en la playa o en una bella quinta del siglo XIX.
Las formas que puede adoptar una escalera son tan disímiles como el lugar para el cual fue proyectada. Y esta antología muestra esa versatilidad que las hace únicas; como joyas en una construcción arquitectónica, pero también cultural, histórica, poética.
Esta estructura que parece salida de una película futurista fue un encargo de Dino Lapi al ingeniero Enrique Chiancone. Se levantó en la década de 1940 en hormigón armado y se trata de una escalera helicoidal que termina en una plataforma ovalada con un mástil de más de los 12 metros de altura. Hace años que fue clausurada por peligro de derrumbe.
La escalera caracol es una pieza esencial de la Quinta Mendilaharsu y es de fines del siglo XIX. Conserva un excelente estado de conservación.
Un lucernario remata la escalera de la sede de Bulevar Artigas. El gran caudal de luz natural atraviesa todos los pisos hasta el subsuelo.
La escalera que conducía a los altillos de la ex residencia del político Agustín de Castro es considerada hoy una “escultura”. En una reforma reciente se le dio un “efecto de flotación” al pintarla de blanco.
La “escalera colorada” de la antigua residencia Ferreira en la calle Sarandí, al lado de la Catedral de Montevideo, sigue siendo imponente: construida con roble oscuro y con decoraciones que le dan un carácter de “pasadizo a una realidad paralela”.
Hace casi 10 años que los visitantes del parque no suben la escalera a raíz de las grietas que provocó la sequía de la primavera de 2008 y el verano del 2009. Tiene 320 peldaños. La escalera original, de madera, fue construida en la década de 1920.