Libertadoras, en el Museo Histórico Nacional: dónde quedaron las mujeres en la historia del Uruguay

Una muestra interviene obras uruguayas y cuestiona la forma en la que la historia ha sido contada.

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Mujer mira una obra de la muestra Libertadoras.
Foto: Leonardo Mainé

En la esquina de Rincón y Misiones hay una casa de dos plantas con ventanas verdes y balcones de hierro. Fue construida en la primera década de 1800 para el comerciante cabildante Cristóbal Salvañach. A partir de 1834 y hasta 1849 fue la casa de Fructuoso Rivera.

Hoy la casa lleva su nombre: Casa Rivera. Y forma parte del Museo Histórico Nacional (MHN) desde 1975. Sus espacios y habitaciones están repletas de cuadros, objetos, libros y relatos del pasado: recorrerlas es andar por la historia de la conformación del Uruguay como nación. Y en esa historia, los protagonistas han sido siempre los mismos: hombres que salieron a luchar, hombres valientes, hombres que dieron su vida, hombres que pelearon por su patria.

Sin embargo, desde diciembre del año pasado y durante todo marzo, hay una habitación de esa casa en la que la historia cambia el foco, la manera de mirar. Porque allí, en una sala de paredes grises y pisos de madera, hay una muestra que propone pensar el pasado desde otra perspectiva.

Se llama Libertadoras y se puede ver de miércoles a domingos de 12:00 a 18:00 horas.

Se trata de un trabajo en conjunto del museo con la arista uruguaya Noe Cor y busca cuestionar y reflexionar acerca del lugar que tuvieron las mujeres en la historia de la independencia del Uruguay. Es decir: acerca de cómo la historia ha sido contada.

“Libertadoras es un proyecto que intenta de una forma bastante poética y visual darle lugar a las mujeres. La historia siempre fue muy sesgada, por lo menos el relato que nos contaron, al lugar de los hombres”, dice la artista. “Para que los varones estuvieran en los lugares en los que estuvieron, siempre hubo mujeres respaldando, porque siempre estuvimos ahí, siempre fuimos el 50 por ciento de la población, siempre fue necesario nuestro aporte, pero hasta el día de hoy las tareas que las mujeres realizan son dejadas de costado casi como obvias, sean las tareas de cuidado, de organización, de gestión de la casa, son tareas minimizadas. Y un poco el rol de la mujer también ha sido minimizado. Quisimos mostrar de forma gráfica que las mujeres hemos estado y hemos sido parte de la construcción del país y del mundo, obviamente”.

La muestra, en concreto, se trata de una intervención sobre cuatro obras del MHN: Grito de Asencio, de Jorge Calasso, La batalla de las Piedras - Rendición de Posadas, de Juan Luis Blanes, Un episodio del éxodo, de Guillermo Rodríguez, y Artigas dictando a su secretario Monterroso, de Pedro Blanes Viale.

Sin modificar la obra original, delante de cada uno de esos cuadros hay, ahora, una nueva versión, pintada por Noe Cor, en la que las protagonistas son las mujeres. No se trata de personas concretas, sino de figuras que representan a las mujeres en general. Mirar cada una de esas pinturas intervenidas implica, también, mirarlas desde otro lugar, pararse en otro punto de partida.

“Parte de lo femenino tiene que ver con lo colectivo, con la fuerza de estar juntas. Está bueno pensar en el entramado de personas que hacen que las cosas sucedan. Por eso no se trata de rememorar a una en especial, sino a las mujeres en general y a los roles que tuvieron y seguimos teniendo”, cuenta la artista.

El desafío de la información

El proceso de investigación del archivo para conocer más sobre los roles y espacios que ocuparon las mujeres en la historia del Uruguay fue complicado e interesante en partes iguales. Estuvo a cargo del equipo del museo, y, en particular, de Laura Irigoyen, Andrés Azpiroz, Ana Cuesta.

“El proceso fue desafiante y más complejo de lo que estimamos originalmente, pues descubrimos que la información sobre los roles de las mujeres durante el primer proceso revolucionario oriental está dispersa y escasamente trabajada en relación a lo que nos gustaría o sería deseable”, cuenta Ana Cuesta, referente del Área de Educación y Producción del Museo Histórico.

Así, trabajaron revisando bibliografía, aunque, lo que buscaban, la mayoría de las veces no estaba como información explícita o directamente abordada.

“El trabajo del museo implicó algo de ‘construcción de puzzle’ con la información escrita publicada y también mediante la comunicación directa con colegas investigadores e investigadoras que la produjeron y colaboraron como asesores con sugerencias sobre dónde hurgar o profundizar, con detalles o menciones a datos, archivos o fuentes documentales”.

También fue desafiante la investigación desde las pinturas: ¿cómo habían sido representadas las mujeres por los artistas? ¿desde qué perspectiva? ¿ocupando qué lugares?

El proceso sirvió para varias cosas. Pero, sobre todo, para dar cuenta de la necesidad de avanzar en los estudios que tienen que ver con el género.

“Esta muestra nos aporta la posibilidad de renovar el discurso museográfico en un pequeño recorrido por el espacio y la temática. Además, renovación en la información y en la propuesta visual/plástica. Implica hacer zoom sobre un tema en cuatro obras pictóricas clásicas, en general conocidas por su uso en el aula y los libros de enseñanza”, dice Ana.

En este marco, el sábado 23 de marzo a las 12:00, habrá una visita en Casa Rivera que se llama Ellas y nosotras en el Museo.

Se trata de un recorrido por distintos espacios de la casa para hablar sobre mujeres que vivieron en distintas épocas de la historia: las esclavas, las revolucionarias, las republicanas, las de la Provincia Cisplatina, las de la Guerra Grande, las madres, las esposas, las espías, las curanderas, las lanzeras, las que pelearon, las que fueron, las que somos. Todas.

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