Lo que hay que saber sobre la muerte súbita

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Cardiólogo Walter Reyes Caorsi en Calidad de vida. Foto: Capturaa

CALIDAD DE VIDA

La importancia de poder actuar en los primeros minutos ante la situación. Mirá el video.

La muerte súbita es aquella repentina, “que ocurre en un plazo de una hora desde el inicio de los síntomas, que es siempre inesperada. El paciente puede o no tener una enfermedad cardíaca conocida. Y en la mayoría de los casos no lo sabe o sí, pero es de muy bajo riesgo”, explicó el cardiólogo Walter Reyes Caorsi invitado en una nueva edición de Calidad de Vida en El País.

Teniendo en cuenta que el 80% de estas muertes sucede afuera de un hospital, en la mayoría de los casos en hogares, el profesional, que actualmente integra la Comisión Honoraria para la Salud Cardiovascular, resaltó la importancia de que la población en general sepa actuar durante los primeros minutos de la situación.

Por cada minuto que se demora en realizar el masaje cardíaco se disminuye la posibilidad de sobrevivir un 10%, indican desde la Comisión Honoraria para la Salud Cardiovascular. Si solamente se espera a la ambulancia las chances de sobrevivir no supera el 7 %. En cambio, si los testigos presenciales inician rápidamente el masaje cardíaco las chances se duplican, y si además se utiliza un Desfibrilador Externo Automático (DEA) las posibilidades de sobrevivir se elevan a más de un 50%.

Qué se debe hacer si está frente a un caso de paro cardíaco

Reyes Caorsi explicó que lo primero que debe hacer una persona es reconocer la situación: a través de los síntomas saber si está frente a un caso de paro cardíaco. “Primero hay que ver si el paciente perdió el conocimiento, para eso podemos hacerle alguna pregunta básica para ver si responde. También le tomamos el pulso tocando el cuello para corroborar si hay latidos, y nos fijamos acercándonos a su boca y nariz para ver si respira. Si no respira, no tiene pulso y no responde, entonces hay que comenzar de inmediato a hacer un masaje cardíaco”.

Arrodillado frente al paciente, que tiene que estar sobre una superficie dura, “con nuestros brazos rígidos y una mano sobre otra apretamos en su pecho unas 60 o 70 veces por minuto, haciendo un descenso del tórax de unos cinco centímetros. Como el tórax es una cavidad cerrada, cuando se abre chupa sangre y cuando se aprieta sale, por lo que eso mantiene la circulación”, detalló el cardiólogo. Simultáneamente, la persona debe pedir ayuda para que alguien llame a una ambulancia y también para que se localice lo antes posible un DEA.

Cuando el desfibrilador llegue, usarlo es sencillo y lo puede hacer incluso alguien que no haya sido entrenado, porque al encenderlo va dando indicaciones. Hay que colocar dos parches en el pecho del paciente y el dispositivo comenzará a analizar el ritmo cardíaco para decidir si da choques eléctricos. “En la experiencia mundial, más de la mitad de las personas que usaron el DEA efectivamente no tenía entrenamiento, pero con las indicaciones lo hicieron”, dijo Reyes Caorsi.

Luego del masaje cardíaco y el uso del DEA, “si el ritmo vuelve a lo normal ahí vendría el paso de que llegue la ambulancia y se tomen las medidas medicas más especializadas.

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