¿El tiempo está loco? La razón por la que cambia el pronóstico

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Playa de Maldonado en plena ola de calor. Foto: Ricardo Figueredo

METEOROLOGÍA

Científicos determinaron los regímenes que hacen que cada tres o cuatro días cambie completamente el pronóstico; en invierno hay más variabilidad

"Naturaleza caótica”. Eufemismo para lo que usted normalmente llama “tiempo loco”. La culpable es la atmósfera y no el meteorólogo: su propia naturaleza cambiante impide predecir si estará soleado o lluvioso en dos semanas a partir de ahora.

“Dos condiciones iniciales casi iguales pueden derivar en situaciones completamente diferentes después de 10 días. Eso es el caos”, explicó el físico Fernando Arizmendi, autor de un estudio que encuentra la punta de la madeja de la locura de la variabilidad climática de Uruguay.

Junto a Romina Trinchin y Marcelo Barreiro, investigadores del Departamento de Ciencias de la Atmósfera del Instituto de Física de la Facultad de Ciencias y de Pedeciba Geociencias, Arizmendi definió cinco regímenes de tiempo diferentes para verano, otoño y primavera y siete para el invierno al analizar datos diarios de los últimos 70 años (periodo que es uno de los más extensos que hayan sido estudiados en la región).
Esto significa, por ejemplo, que en los tres meses de verano habrá una transición constante entre cinco regímens con condiciones diferentes con una duración media de entre tres y cuatro días cada uno. Lo mismo pasará en otoño y primavera.

Y en invierno se trastorna más la cosa al tratarse de siete regímenes porque corresponden a un humor diferente de la atmósfera sobre nuestro país.

Personas se protegen con paraguas del viento y la lluvia. Foto: Leonardo Mainé
Personas se protegen con paraguas del viento y la lluvia. Foto: Leonardo Mainé

¿Cuáles son los regímenes de tiempo?

Cada régimen de tiempo está asociado a la posición de sistemas de alta presión o de baja presión. El régimen 1 (WR) se caracteriza por vientos desde el norte sobre Uruguay. El WR 2, por su parte, tiene una circulación anticiclónica bastante fuerte en el Atlántico, lo que produce vientos del este.

El WR 3 es casi su opuesto: la circulación ciclónica provoca vientos del sudoeste. El WR 4 genera vientos del sur; mientras que el WR 5 presenta vientos relativamente débiles. En otras palabras, cada régimen tiene impactos distintos.

“Por ejemplo, cada día del verano se corresponde con un WR y, en principio, no se sabe cuál viene después. En este trabajo, no solo estudiamos la ocurrencia de cada WR para cada estación y su relación con modos globales de variabilidad como El Niño o La Niña sino también cuales son las transiciones más probables en cada escenario”, explicó Arizmendi a El País.

Al analizar los datos acumulados en 70 años se encontraron algunas transiciones más recurrentes. Por ejemplo, en verano, “en general del WR 2 se pasa al WR 1 y del WR 1 se va al WR 5”.

El Niño favorece la ocurrencia del WR 1. ¿Y cómo se manifiesta? Los vientos del norte advectan humedad del Amazonas y hay más precipitaciones.

“Es una explicación de porqué El Niño está asociado a primaveras más lluviosas y porqué pasa lo contrario cuando está La Niña”, apuntó el físico.

Por otra parte, Arizmendi señaló que la ocurrencia del WR 5 en verano, otoño e invierno –asociado a un sistema de baja presión sobre Uruguay– muestra una “tendencia negativa”. Para esas estaciones, “cada vez se observan menos patrones vinculados con un desarrollo de un sistema de baja presión sobre nuestras costas”, dijo a El País. Esto comprende un área donde la presión atmosférica es más baja que en los alrededores que por lo general se manifiesta con nubosidad y lluvias.

¿Cómo se manifiesta la naturaleza caótica de la atmósfera en invierno? Con más variabilidad. A los anteriores cinco WR se le suman otros dos. El WR 6 trae vientos del oeste y el WR 7 se caracteriza por un sistema pequeño de alta presión.

Desmanes de la turbonada en Paysandú. Foto: Pedro Dutour.
Desmanes de la turbonada en Paysandú. Foto: Pedro Dutour.

Los vientos: otra entidad caprichosa.

En comparación con las temperaturas y las precipitaciones, los vientos son más complejos. Importa su escala sinóptica (entre 500 y 1.000 kilómetros) y su mesoescala (entre 50 y 500 kilómetros). La variabilidad media diaria en verano es de 18 kilómetros por hora y tienen componente este. En invierno se registra la mayor variabilidad en la dirección y vientos más intensos.

Pero la primavera es la estación más ventosa. Es tan voluble como los vientos y eso es porque tiene un poco de invierno y un poco de verano. La podemos desromantizar por muchas cuestiones y no solo porque el viento lleva y trae la pelusa de los plátanos, sino porque siguen vigentes las condiciones meteorológicas para generar ciclones extratropicales, sigue el pasaje de los frentes fríos y se empiezan a desarrollar los sistemas convectivos de mesoescala que son unas tormentas que pueden perdurar más de 12 horas y atravesar el país.

Los vientos intensos en nuestro país están asociados a los ciclones extratropicales y a los fenómenos de mesoescala, tales como complejos convectivos y líneas de turbonada.

En cuanto a los ciclones, la escala espacial de los vientos intensos asociados es del orden de cientos de kilómetros y pueden durar varias horas. La velocidad de los vientos sostenidos (promedio en 10 minutos) en superficie puede alcanzar los 100 kilómetros por hora en casos extremos, con rachas de viento superiores en zonas costeras.

frío
Días fríos.

¿Qué sucede con las temperaturas?

Cada WR, además, incide en que usted tenga frío un día, después calor, después frío y salga hoy con un paraguas que si lo vuelve a sacar mañana volverá seco. Aquellos vientos del norte que llegan con el WR 1 elevan las temperaturas mínimas y máximas pero tiene más precipitación asociada; mientras que los vientos del sudoeste del WR 3 y los del sur del WR 4 le harán buscar un abrigo.

Si usted es team verano (como Arizmendi), va a preferir los días del WR 2 que son secos y cálidos (recuerde que vienen en tandas de tres o cuatro días, por lo tanto, aprovéchelos). En invierno, los días más fríos son los del WR 7, en particular, durante las noches (también son los días más secos) y la peor combinación –frío y lluvias– se da en el WR 4 y WR 5.

El junio más frío y seco desde el año 1981.

Marcelo Barreiro, profesor en Ciencias del Clima, en el Departamento de Ciencias de la Atmosfera de la Facultad de Ciencias, tuiteó hace unas semanas: “Junio muy frío, julio cálido. Como se ve en las series esto no es inusual y demuestra lo difícil de predecir las anomalías trimestrales de temperatura en invierno”. En la red social también publicó: “Tener series largas también permite ver que a mediados de la década de 1960 hubo junios mucho más fríos que en 2022”.

El Instituto Uruguayo de Meteorología informó que el pasado junio “se destacó por ser el cuarto junio más seco de los últimos 42 años, con tan solo 22,4 milímetros de acumulado a escala país (valor normal: 92 mm), así como el más frío del período 1981-2022, con una anomalía a nivel país de -2.3°C”.

¿Por qué es difícil hacer un pronóstico a 10 días?

Esta inestabilidad es la que nos hace renegar. Pero más a los meteorólogos que se topan “con un vacío” por el que no pueden hacer pronósticos a 10 o 15 días. “No puedo decir que el 21 de septiembre va a estar soleado pero sí puedo decir que se espera una primavera con menos lluvia de lo normal”, ejemplificó. Y afirmó: “Los periodos de escala subestacional son uno de los mayores desafíos en la dinámica del clima”.
El estudio de Arizmendi, Trinchin y Barreiro es un avance para entender cómo hacer esos pronósticos que están a medio camino entre la información del día y las tendencias climáticas.

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